El Volumen de la Ley Sagrada
permanece abierto en el Altar de la Masonería y, sobre la Biblia, están
la Escuadra y el Compás. Son las tres Grandes Luces de la Logia,
simultáneamente su credencial Divina y lasherramientas claves para
trabajar.
Son símbolos de la Revelación, la Regularidad y la Redención,
enseñándonos que caminar a la luz de la Verdad y cumpliendo la Verdadera
ley, lo Divino que hay en el hombre triunfa sobre lo terrenal. Cómo
vivir es un asunto fundamental, y el hombre puede buscar todo lo lejos
que quiera sin encontrar una manera más sabia que la que nos muestran
las Grandes Luces de la Logia.
Escuadras y Compases son los más
antiguos, sencillos y universales símbolos de la Masonería. A lo largo y
ancho del mundo, sea como símbolo en un edificio o insignia usada por
un hermano, incluso los profanos saben que son los emblemas de nuestro
antiguo Arte. Hace varios años una empresa intentó adoptar la escuadra y
el compás como su marca y la Oficina de Patentes lo rechazó, desde el
principio, con una decisión donde se lee “no debe quedar ninguna duda
sobre este símbolo, muy comúnmente llevado y empleado por los Masones,
que tiene un significado místico consolidado, universalmente reconocido
como evidente; sea o no comprendido por todos, ello no es asunto de esta
decisión”. Es decir, son similares a las asociaciones establecidas a lo
largo de la historia y del uso común.
Casi en cualquier parte de
nuestro Ritual, como en el imaginario público, escuadras y compases
aparecen juntos. Si no enlazados, a veces aparecen separados, pero el
uno sugiere al otro. Y así es como debe ser, porque lo que simbolizan
está entrelazado. En los tiempos antiguos, cuando se creía que la tierra
era plana y cuadrada, la Escuadra era el emblema de la Tierra y,
posteriormente, del elemento terrenal; como el cielo es un arco o un
círculo, el instrumento que describe el Círculo se convirtió en el
símbolo de lo celestial o del espíritu celeste en el hombre. De esta
forma, los instrumentos del constructor se convirtieron en los emblemas
de las ideas del pensador, y no hay nada más impresionante en Masonería
que la lenta elevación del Compás sobre la Escuadra en el avance entre
grados. Todo el sentido y objetivo de la vida está allí para los que
tengan ojos para ver.
Separemos Escuadra y Compás y
estudiémoslos aparte, que es lo mejor para ver sus adicionales
significados y el uso. No es necesario decir que la Escuadra que tenemos
en mente no es un Cubo, que tiene sus caras y ángulos iguales y fue
considerado por los griegos como imagen de la perfección. Tampoco es la
escuadra del carpintero, uno de cuyos brazos es mayor que el otro y con
incisiones para medir. Es una Escuadra más pequeña, plana, sin marcas y
con ambos brazos iguales, una sencilla escuadra de trazo utilizada para
probar la exactitud de los ángulos y la precisión con la que se cortan
las piedras. A partir de que esta escuadra fue usada para comprobar que
los ángulos están bien, se convirtió naturalmente en el emblema de la
exactitud, integridad y la pertinencia. Al igual que son cortadas las
piedras para hacer un edificio, nuestros actos y pensamientos se
integran en la estructura de la personalidad, débil o firmemente, y
deben ser puestos a prueba con una norma moral de la cual es el símbolo
la sencilla escuadra.
De esta forma, entre los Masones
especulativos la pequeña escuadra ha sido siempre el símbolo de la
moral, de la rectitud fundamental que debe probar cada acto y los
cimientos de la personalidad y la sociedad. Desde el comienzo del
restablecimiento, en 1717, esto quedó claro en las enseñanzas de la
Masonería por el hecho de que la Sagrada Biblia fue situada sobre el
Altar, junto con la Escuadra y el Compás. En uno de los primeros
catecismos del Arte, fechado en 1725, se pregunta “¿Cuántos forman una
Logia?”. La respuesta es concreta y sin lugar a error: “Dios y la
Escuadra, con cinco o siete Masones rectos o perfectos”.
Dios y la
Escuadra, Religión y Moral, deben estar presentes en cada Logia como sus
Luces guía, o dejará de ser una Logia justa y regularmente constituida.
En todas partes, en todos los ritos donde la masonería es fiel a sí
misma, la Escuadra es símbolo de Rectitud y se aplica a la luz de la fe
en Dios.
Dios y la Escuadra. Es necesario
mantener ambos juntos en nuestros días, porque la tendencia de los
tiempos es separarlos. La idea de moda es ahora que basta con la
moralidad, y que la fe en Dios, si es que este existe, puede ser
importante o no. Algunos hombres del Arte muy capacitados inciden en que
hacemos excesivamente religiosa la enseñanza de la Masonería. A cambio,
como demuestra la historia, si decrece la fe en Dios, la moral llega a
ser un mero uso, si no una telaraña a ser retirada rápidamente. No está
enraizada en la realidad y carece, por ello, de autoridad y aprobación.
Esta idea, este espíritu, tan
extendidos en nuestro tiempo encontrando tantos defensores diestros y
creíbles, golpea los cimientos no sólo de la Masonería, sino de toda la
sociedad ordenada y avanzada. Una vez se consiga que los hombres piensen
que la moralidad es una invención humana, y no parte del orden del
mundo, la ley moral perderá su sentido y su potencia. ¡Qué sabio es el
libro titulado “Todo en todo y siempre lo mismo”, de John Advise,
escrito en 1607, - a pesar de estar escrito por un profano -, cuando
describe la realidad y naturaleza de Dios así: “No obstante, formo parte
de la Deidad sin forma dibujada por la Escuadra y el Compás de nuestro
Credo”!
Porque, inevitablemente, una
sociedad sin normas será una sociedad sin estabilidad y puede acabar
destruida. No sólo las naciones, sino también todas las civilizaciones
del pasado, han desaparecido por falta de rectitud. La historia es clara
al respecto, y haríamos bien en no olvidarla. Aquí está la importancia
que tiene la Escuadra o Virtud, y la razón por la cual los Masones la
consideran el mayor símbolo de su Arte. Es el símbolo de la ley moral
sobre la cual debe apoyarse la vida humana si quiere mantenerse. Un
hombre pude construir una casa como quiera, pero, si espera que se
mantenga y que sea su hogar, debe adecuar su estructura a las leyes y
fuerzas que rigen el mundo físico. De la misma forma, al menos que
vivamos en obediencia a las leyes morales que ha puesto Dios en el orden
de las cosas, nuestras vidas decaerán y acabarán en un naufragio.
Cuando un joven olvida la sencilla Ley de la Escuadra, no requiere de un
profeta para adivinar cuál va a ser el resultado. Es como un problema
geométrico.
Tal ha sido el significado de la
Escuadra, tan lejos como queramos llegar en el tiempo. Mucho antes de
nuestra era, encontramos la Escuadra enseñando la misma lección que hoy
nos da. En uno de los viejos libros chinos llamado ‘La Gran enseñanza',
fechado en el siglo V a.C., encontramos que un hombre no debe hacer a
los demás lo que no desearía le hicieran a él, y el autor añade ‘Esto es
llamado el principio de la escuadra actuando'. Así está escrito hace
mucho, mucho tiempo. Los más grandes filósofos no han hallado nada más
profundo, y los viejos, en su madura sabiduría, no han encontrado nada
más certero. Jesucristo sólo alteró en sus mandamientos la formulación
en sentido positivo. De esta manera en cualquier parte, dentro y fuera
de nuestro Arte, la Escuadra ha enseñado una sencilla verdad que no
envejece.
El Diputado Gran Maestro
Provincial de Yorkshire Norte y Este descubrió una curiosa reliquia, una
vieja Escuadra de latón hallada bajo los cimientos de un antiguo puente
cerca de Limerick en 1830. Llevaba grabada la fecha ‘1517' y estas
palabras:
“Esfuérzate por vivir con amor y cuidado.
Sobre el nivel, en la Escuadra.”
Qué bello y simple es, revelando
la antigua sabiduría que el hombre ha aprendido y el auténtico genio de
nuestro Arte. Realmente la Escuadra rige tanto al Masón como a la Logia
en la que trabaja. Tan pronto como entra en una logia, el candidato
camina con pasos escuadrados alrededor del pavimento rectangular. A lo
largo de toda la ceremonia, esta actitud mantenida traslada a su cerebro
el mismo símbolo, para que acomode su vida como ha hecho con su
postura.
Cuando recibe la luz, contempla la Escuadra sobre el Altar, a
la vez que la ve llevada por el Venerable maestro, como emblema de su
oficio. En el rincón noreste se le muestra el sillar y se le instruye
sobre su similitud con el Masón completo, quien debe ser un hombre en
Escuadra, tanto en pensamiento como en conducta, en las palabras y en
los hechos. Con toda su capacidad enfática, el Ritual graba en nuestros
corazones esta lección y, si olvidamos esta primera verdad, la Palabra
Perdida lo seguirá siendo siempre.
Porque la Masonería no es un
simple Ritual; es una forma de vivir. Nos ofrece un plan, un método, una
fe mediante la cual podemos construir nuestros días y años con un
carácter tan fuerte y verdadero que nada, incluso la muerte, puede
destruirlo. Cada uno de nosotros tiene en su propio corazón una pequeña
escuadra llamada Conciencia, con la que comprobar la verdad o el error
de cada pensamiento, palabra y acción. Cuanto más aplique honestamente
un hombre esta prueba en su propio corazón y en las relaciones con sus
semejantes, su vida será más feliz, estable y certera. Hace mucho tiempo
fue hecha y contestada la pregunta: “¿Señor, quién habitará en tu
tabernáculo?” –“Aquel que camine recto, que trabaje de forma justa y
hable con la verdad de su corazón”. La primera obligación de un Masón es
estar en Escuadra en todos sus deberes y en lo concerniente a sus
compañeros, y si falla en esto, no puede ganar en nada.
Dejemos que uno de nuestros poetas lo resuma:
No importa cuál es tu parte
O cuál será tu tarea.
Hay un trabajo para ti
Hay un trabajo para mí.
Seas un doctor experto y sabio
O trabajes por un salario
Un trabajador en la calle,
Un artista en el escenario.
Te espera una gloria,
Un honor que es justo.
Que los hombres digan cuando pasas
“Este hombre está en Escuadra”.
Ah, es una frase que vale mucho,
Significa que los hombres confían
En todo lo que haces.
Significa que te has ganado lo que posees,
Y que has hecho lo mejor.
Y cuando vas a dormir
Descansas con la conciencia tranquila.
Significa que la conciencia es tu guía,
Y el honor tu preocupación.
No hay mayor alabanza que esta:
“Este compañero está en escuadra”.
Y cuando muera no deseo
Un epitafio muy largo.
No quiero una gran lápida
Tallada con excesiva paja.
No destaquéis ningún hecho mío,
Si es que hubiera alguno
Para grabar en mi monumento
Y que lo vean quienes llegan.
Sólo elijo una frase entre todas
Para decir que mi vida fue justa:
“Aquí descansa ahora un compañero
Que estuvo siempre en escuadra”.
A.·. L.·. MMXIII
Shalom aleijem
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