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sábado, 24 de abril de 2010

GOETHE. MASÓN ALEMÁN. LA VIDA SECRETA DE UN INICIADO.


GOETHE. MASÓN ALEMÁN.

La lectura del Fausto de Goethe (y los abundantes pies de página de la versión de Porrúa, ‘Sepan Cuantos...’) indica que este escritor alemán tuvo una gran afición por la alquimia, la cábala, las obras de Paracelso, Hermes, Nostradamus, la astrología, cuando el estudio de estas pseudociencias era el equivalente de tener un moderno posgrado en Harvard.

Por ejemplo, en el acto segundo de la segunda parte, el ayudante del Doctor Fausto, Wagner, trabaja en una receta misteriosa de Paracelso para crear un homúnculo lo que finalmente logra. Un homúnculo era un hombrecillo artificial que se suponía se podía fabricar para uso personal, asesor o secretario particular, factótum decían los clásicos. El Golem, otro hombre artificial, lo fabricó un judío para que le ayudara en el trabajo de la sinagoga. El fin es utilitario en ambos casos.

Pero demos mejor un vistazo a la biografía masónica de Goethe y regresemos después con el homúnculo y Fausto, que debería ser el primer libro de texto de los estudiantes de posgrado en inteligencia artificial, robótica y cibernética. [Un error de los estudiosos de las ciencias exactas es el absoluto desprecio por la historia de las ciencias exactas. Muchos creen que la robótica la comenzaron los japoneses en los ochentas o que el código binario (ceros-unos, encendido-apagado, abierto-cerrado) empezó cuando más en 1900, con Hollerith].

Johan Wolfang Goethe, nació el 28 de agosto de 1749 en Frankfurt del Mein y su presunta filiación masónica había permanecido en duda durante muchos años. Falleció el 22 de marzo de 1832 en la ciudad de Weimar y se sabe ahora que ingresó a la masonería el 11 de febrero de 1783. Una nota de la agencia noticiosa ANSA fechado en Berlín y publicado por el diario capitalino La Jornada el 10 de agosto de 1993 dice lo siguiente:

"Un documento recientemente publicado en la revista rusa Soverscenno Scretno permite conocer la fecha exacta, 11 de febrero de 1783, en que Goethe se afilió a la Orden de los Iluminados, sociedad masónica fundada en Alemania en 1776. El documento apareció ahora en Rusia y fue encontrado en los archivos de la ex-URSS; todo hace suponer que formaba parte de aquellos materiales (cartas, obras de arte y otros recuerdos) que el ejército vencedor obtuvo de la Alemania derrotada y llevó consigo a su patria. En la actualidad, la carta de Goethe es ofrecida como prueba definitiva de un tema que siempre fue motivo de discusión y polémica".

En cambio, para el escritor masónico Lorenzo Frau Abrines (en el Diccionario Enciclopédico de la Masonería, I, p.508), Goethe ingresó a la masonería el 23 de junio de 1780, a los 31 años de edad en la logia "Amalia" que abatió columnas dos años después. El 2 de marzo de 1782 Goethe fue elegido maestro al mismo tiempo que el duque Carlos Augusto y un tal Loder. Siguiendo a Frau, se sabe que el 23 de marzo de 1830 la logia "Amalia" celebró el aniversario masónico número 50 de Goethe con cuyo motivo este compuso los versos titulados Para la Fiesta de San Juan de 1830. Fallecido Goethe en marzo de 1832, la logia ofició la ceremonia de duelo el 9 de noviembre del mismo año. Y volvamos com Mefistófeles:

Mefistófeles, que debería saber todo por viejo y por sabio y por diablo se muestra socarrón al preguntarle a Wagner acerca de cómo se está creando el homúnculo: ‘¿Y qué amorosa pareja habéis encerrado en el cañón de la chimenea?’.

Wagner se indigna: ‘¡Dios me libre!. La manera de procrear al estilo de antes, la declaramos vana simpleza ... Si el bruto sigue hallando placer en ello, el hombre, con sus nobles facultades, ha de tener en lo sucesivo un origen más puro, más elevado’.

Cuando el homúnculo se asoma por el borde de la redoma decide irse con Mefistófeles a participar en la Noche de Walpurgis dejando a Wagner en casa: ‘Tú te quedas en casa para hacer alguna cosa de mayor importancia’. Es decir, Wagner tiene ahora un homúnculo rejego y respondón porque ni al doctor Fausto desea llevar a su parranda. Le pasa como cuando lo hijos quinceañeros se van de parranda, la pasan muy bien y los padres deseamos ardientemente que para la próxima no sean malosos y nos inviten.

Gracias a W.Vargas M.


GOETHE. LA VIDA SECRETA DE UN INICIADO.

Goethe: la vida secreta de un iniciado Alquimista y masón, científico y poeta, Goethe es considerado uno de los seis escritores más importantes de la literatura universal. Lo que muchos desconocen, es la importancia que tuvo el ocultismo en su formación.

En 1774 una curiosa novela publicada bajo el título de Penas del joven Werther conmocionó a toda Europa provocando incluso suicidios. El argumento consistía en una trágica historia cuyo protagonista, enamorado de una mujer comprometida, decide quitarse la vida. Esta novela, aunque fue censurada por la Iglesia por justificar el suicidio –todavía hoy un tabú para los católicos- obtuvo un éxito sin precedentes y consagró a su desconocido autor, el joven Wolfgang von Goethe. La obra se convirtió rápidamente en la obra emblemática del Romanticismo y del movimiento artístico, incipiente en la época, conocido como Sturm und Drang (Tempestad e Impulso).

Nacido el 28 de agosto de 1749 en Frankfurt del Main, Goethe, coetáneo de Mesmer, Cagliosto y la Revolución Francesa, conoció un mundo lleno de sucesos misteriosos que ya no se consideraban inalcanzables para el entendimiento y donde las interpretaciones religiosas eran dejadas de lado a favor de la ciencia.

En el año 1755 quedó sumamente impresionado a causa del terremoto que asoló Lisboa. El fuerte seísmo le hizo preguntarse "sobre la sabiduría y la clemencia de un Dios que deja a la merced de tal ruina tanto al justo como al injusto". Por otra parte, su abuelo materno parece ser que poseía el don de interpretar los sueños, facultad que supuestamente heredaría el joven Goethe.

Durante su vida le sucedieron extraños hechos: en Estrasburgo, a la edad de 22 años, el joven acababa de despedirse de su amada, Federica Brion, y se disponía a regresar a casa cuando observó que un jinete se dirigía a su encuentro. Al llegar a su altura pudo comprobar que era él mismo, aunque vestido con una capa gris que él no poseía entre su vestuario. Aquella visión fue interpretada por Goethe como el presagio de que volvería a Sesenheim a encontrarse de nuevo con su amada. No volvió a retomar aquella relación jamás, sin embargo, ocho años más tarde regresó a la misma ciudad, vistiendo la misma capa que su "doble" utilizó en la supuesta visión premonitoria.

Además, en 1783, Goethe presintió que una oleada de espantosos terremotos se abatiría sobre Europa. Dos semanas después de la premonición, llegaron noticias de un fuerte seísmo ocurrido en Mesina (Italia).

En su autobiografía, Goethe cuenta que siendo niño predijo la muerte de un niño ante su propia madre. Estas visiones premonitorias las tuvo en numerosas ocasiones, según puede interpretarse a través de su obra. Tuvo además una especie de episodio de desdoblamiento (además de la visión de su doble anteriormente mencionada).

Esta serie de extrañas experiencias infundieron sin duda en Goethe la idea de la existencia de un mundo suprasensible regido por leyes secretas que él intentó descubrir en manuscritos medievales sobre cabalística y alquimia. A partir de entonces comenzó a interesarse por las organizaciones iniciáticas.

En una ocasión Goethe tuvo una extraña enfermedad que le hacía vomitar sangre. Acudió a un médico llamado Metz, personaje enigmático, conocedor de la medicina de Paracelso y de la tradición rosacruz. Éste logró curarle administrándole extraños remedios que además proporcionaron a Goethe una vitalidad insólita. Tras este episodio, despertó en Goethe un gran interés por la filosofía y las ciencias de la naturaleza.

El llamado Aurea catena Homeri, un tratado de alquimia medieval, pasó a ser su libro de cabecera, importante para el inicio de sus estudios científicos sobre las plantas y los colores. Estudió entonces a Paracelso, a Cornelius Agrippa y a Giordano Bruno, entre otros. En 1770 se instala en Estrasburgo de nuevo para reanudar los estudios de derecho que había comenzado años atrás. El doctor Metz le facilitó por entonces el ingreso en la comunidad de los Hernhuter, una sociedad secreta pietista basada en la obra del alquimista Jacob Boëhme y en las ideas de Spinoza, donde se congregaba un buen número de ocultistas.

La conexión de Goethe con círculos de iluminados y organizaciones secretas es, sobradamente conocida: existen documentos, en el archivo de Weimar, que prueban que fue iniciado en 1780 en la logia masónica Amalia y que, con el tiempo llego a alcanzar el máximo grado, el 33. Su obra cumbre es sin duda Fausto. Este drama refleja todas las pruebas por las que ha de pasar el iniciado. Cuando en 1771 regresa de Estrasburgo a Frankfurt para instalarse como abogado, ya llevaba un esbozo del primitivo Fausto, el Urfaust, que acabaría en 1773, aunque la primera parte de la obra no la terminó hasta 1790, y la segunda hasta 1832, un año antes de su muerte.

Hacia finales de la década de los setenta del siglo XVIII su etapa de búsqueda ocultista dio paso a la científica. Hacia 1780 comenzó sus estudios sobre biología (que influirían en Darwin), óptica y paleontología. Asimismo, destacó como investigador de los fenómenos de la percepción cromática, que expuso en su obra Teoría de los colores. Ese interés por la ciencia natural transformó al Fausto de su obra mítica de criminal inconsciente, aunque bueno, en un ser lúcido pero cansado de la ciencia convencional, de tal modo que invoca con artes mágicas al Espíritu de la Tierra para que le ayude a encontrar la verdad. Goethe, hacia el final de su vida, confesó a su secretario, Eckermann, que el núcleo esencial de Fausto estaba encerrado en un único verso: "Quien siempre aspira y se afana (por superarse), a ése le podemos salvar" (Fausto II). El 22 de marzo de 1832, momentos antes de morir, acompañado de su nuera Ottlia, dijo simplemente: "Abrid los postigos para que entre más luz". Curioso gran hombre.

Gracias a G.Garrido.

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