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‘Dijo Elokim: Haya luz y hubo luz.’ Génesis 1:3

Que la gran luz del entendimiento ilumine nuestros cerebros y purifique nuestros corazones , a fin de que en un ambiente de intelectualidad y de perfecta fraternidad , nos entreguemos a buscar los senderos de nuestra propia superación. Eusebio Baños Gómez

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LA LUZ PRESTADA - El Espía de DIOS

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domingo, 13 de febrero de 2011

SENTIR LA LIBERTAD.

¿Qué es la libertad total?
Es la flor cuando no tiene nombre.
Es el río cuando no tiene cauce.
Es la nube cuando no tapa al sol.
Es el hombre cuando no tiene recuerdos.
Es el ave cuando no tiene forma.
Es el aire cuando no tiene movimiento.
¿Qué es la mente del hombre que estudia estas cosas?
Es la piedra que quiere ser agua.
Es la tierra que quiere ser aire.
Son los ojos que quieren ver el infinito.
Son los gusanos que quieren verse mariposas.
¿Cómo puede el hombre entender la libertad total?
Tal vez olvidando su pasado.
Tal vez aprendiendo a mirar hacia adentro.
Tal vez negando las formas y percibiendo las esencias.
Tal vez eliminando al lenguaje.
Tal vez respirando el aire que se mueve en el universo.
Tal vez olvidando que alguna vez nació en la tierra.

LA LIBERTAD ES EL ESTADO NATURAL DEL SER
Para los hombres cuya experiencia diaria no es sino un permanente recordatorio de que se encuentran oprimidos y en cárceles que ellos mismos han construido, venir aquí y hablar de libertad es como respirar un aire nuevo, es como percibir nuevamente el aroma que surge de las flores silvestres, aquellas que no han sido obligadas a crecer dentro de un jardín por las manos de pseudojardineros.
He observado cómo las palabras de libertad hacen eco en sus mentes y los impulsan a buscar nuevas formas de conducta y pensamiento, deseando descubrir la salida del laberinto que cada uno de ustedes ha formado en sus vidas; es por eso, que esta vez, he venido a platicarles una vez más de libertad, y es seguro que tendré que regresar varias veces para recordarles cosas tan sencillas, que por su misma simplicidad son rechazadas a nivel subconsciente por ustedes.
La libertad es la ausencia de cadenas
La libertad es la ausencia de cadenas, no importa si son éstas experiencias del pasado, lecciones descubiertas por ustedes mismos, valores morales que han adoptado o cualquier otro concepto que haya determinado el curso de sus vidas.
La libertad es poder decidir
La libertad es simplemente el poder decidir en todo momento lo que se desea, lo que en verdad se desea, no esos deseos que surgen de los convencionalismos, no esos deseos que surgen de verdades aprendidas de otras mentes, no esos deseos que surgen como conclusiones lógicas al percibir sus propias limitaciones y pensando internamente que no tienen más opciones.
No me refiero a satisfacer esos deseos, me refiero al poder real de decisión que ejerce un ser humano cuando se sabe inmortal, cuando se sabe libre, cuando se sabe que se encuentra en una escuela en donde la única forma de aprender es viviendo.
La parábola de la cueva.
Los seres humanos han olvidado sus libertades, son como aquella parábola griega de los hombres encadenados dentro de una cueva, condenados a ver únicamente las sombras de lo que el mundo exterior les proyectaba y pensando que esa era su única realidad, un mundo de sombras, un mundo de encadenados, en donde los niños que crecen, gustosamente se ponen sus cadenas pensando que es la mejor forma de vivir.
En ese mundo han crecido, y lloran y gimen pensando que tal vez con eso, alguien se complazca y les muestre un camino mejor, pero no será buscando la compasión de otro como podrán alcanzar esa libertad.
La observación de sí mismo
Hay libertad cuando el ser humano voltea a sí mismo y se observa como un ser completo, lleno de posibilidades, no reconociendo más limitantes que aquellas que él mismo se fija; hay libertad cuando el hombre puede ver su pasado, no como cadenas que ha construido, sino como un libro de experiencias de las que puede aprender; hay libertad cuando el ser humano mira a su futuro, pero no desde esa plataforma llena de limitantes y defectos que los recuerdos de pasadas experiencias le han dejado, sino consciente de que cada día es una página limpia en el libro de su vida, de que cada día trae múltiples oportunidades de cambiar, de que su futuro sólo él lo escribirá y lo hará consciente de lo que anda buscando.
La libertad surge del estado de conciencia
La libertad surge de ese estado de conciencia en donde se reconoce como un ser que nace cada mañana como un ser permanentemente nuevo, como el agua que fluye en los arroyos, que sin dejar de ser agua, es fresca a cada momento. La libertad es ese sentimiento que permite al ser humano rechazar todas las conductas predeterminadas que su experiencia, su vida y la sociedad le han marcado, el poder decidir si desea enojarse o mantenerse alegre, si desea entristecerse o mantenerse estable, sin importar qué es lo que el mundo le está enviando.
La libertad se ejerce con el poder del espíritu, la libertad se alcanza cuando se ha puesto freno a los pensamientos programados de la vida, por eso la libertad es un don preciado que muy pocos alcanzan, porque muy pocos quieren renunciar a esa vida llena de pequeñas satisfacciones, que lo único que hacen es enredar en telarañas a los que son pequeños.
La libertad es la grandeza de sentirse vivos
La libertad es la grandeza de sentirse vivos, sentirse plenos y poder disfrutar de todos los seres vivos, simplemente por el hecho de estar vivos. La libertad permite a una pareja compartir sus vidas sin esclavizar, la misma libertad es la que impulsa a los niños a tomar decisiones cada instante, sin preocuparse si son o no aceptadas.
La libertad es el estado natural del ser
La libertad es el estado natural del ser, antes de que su mente lo aprese en medio de multitud de códigos que el mundo ha implantado; sin embargo, la libertad es también el poder ajustarse a ciertas normas de conducta entendiendo la responsabilidad que implica el vivir dentro de una sociedad. La libertad no es la ausencia de orden, de disciplina; la libertad no es el poder vivir desenfrenadamente. La libertad es la conciencia total de poder decidir los destinos de sus propias vidas, respetando a la vez el poder de decisión que tienen los otros sobre sus respectivas vidas.
La libertad nace de la paz interior
La libertad nace de la paz interior como una consecuencia natural de haber comprendido perfectamente cuál es el papel de la esencia espiritual del hombre en el universo. La libertad no surge de un momento desesperado, cuando el ser siente la presión del mundo y lanzando un grito se olvida de todo y busca un cambio, esa es la libertad del esclavo, aquel que se fuga de su cárcel únicamente para irse a meter a otra; no hablo de esa libertad.
Hablo de la libertad de los hombres maduros, los que han buscado pacientemente y han encontrado el poder de decisión, ésta es la libertad de la que les hablo, no de aquél que un día se levanta, se aleja de todos y de todo, dispuesto a iniciar una nueva vida penando que así encontrará esa anhelada libertad, no es la libertad de los que huyen a la que me estoy refiriendo.
La libertad del hombre responsable
Es la libertad del hombre responsable, aquél que por amor trabaja en el mundo, aquél que construye sin apegarse, aquél que ama sin esclavizar, aquél que nombra las cosas por su verdadero nombre y no por sus etiquetas, aquél que es incapaz de juzgar porque entiendo que los juicios son cadenas, aquél que vive cada día como si fuese un día nuevo, carente de pasado y con la expectativa de encontrar lo más maravilloso del mundo, aquél que vive en medio de los laberintos que las relaciones humanas establecen, que da a cada quien lo que es suyo y guarda celosamente lo que es de él, aquél a quien los desprecios no hacen mella y a quien las alabanzas las hace pasar de largo, el que permanece centrado en sí mismo dando a los demás lo mejor de sí y tomando de ellos únicamente aquello que le complace y que ha sido gustosamente ofrecido.
Esta es la libertad de la que les he hablado por tanto tiempo, una libertad de cuerpo y de mente, una libertad de alma y espíritu, la libertad que surge cuando las palabras han desaparecido, cuando los conceptos se han desvanecido, cuando el simple fluir de ideas no es sino la permanencia presente de la inspiración divina.
La libertad: una palabra sagrada
Esa es la libertad: una palabra sagrada que el hombre ha olvidado, un modo de vivir que se ha perdido en la selva de la confusión; por esa razón, es conveniente venir y sembrar semillas de libertad, porque una vez que han sido colocadas en la tierra fértil, empezaremos a ver pequeñas plantas exóticas, tal vez por lo raro de su aroma, que empezarán a florecer en medio de los pantanos, o tal vez en medio de los desiertos.
Porque estas raras flores no se alimentan de lo que el suelo les da, no les importa vivir en ambientes húmedos o secos, sus raíces son capaces de penetrar cualquier suelo, porque su alimentación proviene del espíritu, del cielo de la conciencia, de lo más interno de ellas mismas; estas raras flores son coleccionadas celosamente por Shamballa y aunque en la tierra tal vez pasen desapercibidas, en Shamballa existen numerosos trabajadores al cuidado de ellas.
Cultivar la flor de la Libertad
Hoy he venido a sembrar, ustedes son la tierra fértil, esperaremos que algún día alguna exótica flor aparecerá en el horizonte de la tierra, y entonces sabremos que la siembra ha sido un éxito y que los hombres libres están siendo una realidad. Cultivar la flor significa vivir en el interior, extraer la fuerza suficiente para adquirir ese maravilloso poder de decisión, la excelsa autonomía que un ser puede ejercer con su vida.
Por nuestra parte, nos retiramos para pacientemente esperar a que el momento de la germinación sea hecho y entonces tal vez mis palabras resuenen más alto, tal vez estos mensajes se multipliquen y, entonces, un nuevo jardín empiece a aparecer en la tierra.

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