Bienvenida

‘Dijo Elokim: Haya luz y hubo luz.’ Génesis 1:3

Que la gran luz del entendimiento ilumine nuestros cerebros y purifique nuestros corazones , a fin de que en un ambiente de intelectualidad y de perfecta fraternidad , nos entreguemos a buscar los senderos de nuestra propia superación. Eusebio Baños Gómez

Página del día

LA LUZ PRESTADA - El Espía de DIOS

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viernes, 29 de octubre de 2010

EL BESO.

 
Dedicado a todas las mujeres que amé, aunque no me amasen.  
Creerás que el tiempo pasa rápido, que el buen recuerdo puede doler......
 
Dibujame los labios
que tus dedos delineen
la sensualidad que sienten
entreabre tu boca
entrabre la mía
encuentra sus tibiezas
hasta que la garganta
suelte sus girasoles
…………………………
ciñe mi lengua
retoza con sus silencios y su fragancia oscura
siente el temblor
son flores contra el viento
saborea la marejada breve
el sortilegio es nuestro
vistiendo los rostros de imposibles
…………………………
arisco hombre
rebelde poetisa
él llegará…
el beso
y por instantes
un colibrí revoloteará
en el corazón de un águila.

lunes, 25 de octubre de 2010

La Palmera Tacneña..


Y caerá el amor tacneño
como dátil goloso
crocantes los pasos del deseo
sonrojo escarlata las palmeras
son las ascuas
ramas de fuego
del datilero de los amores
………………………..
lujuria mágica tacneña
moldea los vientres
pezones de cornalina
besar paladear olfatear
…………………………
sabe a vino el sol poniente
espejos ocultos en el oriente
acurrucados en los ocasos
dispersan el rastro del nubarrón
……………………………..
almizcle
nuestro almizcle
talla estrellas
lentejuelas en la muselina del cuerpo.

martes, 19 de octubre de 2010

La Llave menor de Salomón.



El Libro.

La Llave Menor de Salomón o Lemegeton Clavicula Salomonis (la "Clavicula Salomonis" o Llave de Salomón, es un libro anterior a éste) es un grimorio anónimo del siglo XVIII, y uno de los más populares libros de demonología. Ha sido largamente conocido como el Lemegeton, aunque ese nombre es considerado incorrecto.

Aunque apareció en el siglo XVII, muchos de sus textos datan del siglo XVI, incluyendo el Pseudomonarchia daemonum, de Johann Weyer y grimorios de la baja edad media. Se cree que libros de la cábalajudíos y de misticismomusulmán también fueron inspiraciones. Algo del material, en la primera sección, acerca de la invocación de demonios, es del siglo XIV o anterior.

El libro proclama haber sido escrito por el Rey Salomón, aunque esto es certeramente incorrecto. Los títulos de nobleza asignados a los demonios no existían en esa época, así como tampoco las alabanzas a Jesús y a la Santísima Trinidad incluidas en el texto.

La llave menor de Salomón contiene detalladas descripciones de espíritus, así como los conjuros necesarios para invocarlos y hacer lo que el conjurador (aquí llamado exorcista) los obligue a hacer. En él se detallan los círculos protectores y los rituales que deberán hacerse, las acciones necesarias para evitar que los espíritus tomen el control, las preparaciones previas a la invocación y las instrucciones para hacer los objetos que se emplearán en el ritual.

Las copias originales del libro se diferencian notablemente en los detalles y en los nombres de los espíritus. Ediciones más modernas pueden ser encontradas impresas o en Internet.
Goetia, la llave menor del Rey Salomón (Clavicula Salomonis Regis) es la traducción de 1904 por Samuel Mathers y Aleister Crowley. Es esencialmente un manual de instrucciones para invocar a más de 72 espíritus diferentes.


Ars Goetia
La primera sección, llamada ars goetia contiene las descripciones de los setenta y dos demonios que Salomón dice haber invocado y encerrado en una vasija de bronce sellada mediante símbolos mágicos, y que obligó a trabajar para él. En él, se enseña a construir una vasija de similares características, y a usar las fórmulas mágicas para llamar a estos demonios de forma segura.

Esta parte trata de la invocación de toda clase de espíritus, buenos, indiferentes y malvados; sus ritos de entrada son los de Paimon, Orias, Astaroth, y toda la corte del infierno. La segunda parte Theurgia Goëtia, trata sobre los espíritus de los puntos cardinales y sus inferiores. Ellos tienen naturalezas mezcladas, algunos buenos y algunos malos.

El ars goetia asigna un rango y un título de nobleza a los miembros de la jerarquía infernal, y un signo "al que deben lealtad" (más conocido como sello). La lista de entidades en el ars goetiacorresponden (a veces más, a veces menos dependiendo de la edición) a los del Steganographia de Trithemius del 1500, del Pseudomonarchia daemonum de Johann Weyer y en el apéndice de las últimas ediciones del De Praestigiis Daemonum de 1563.

Una versión revisada en inglés csm fue publicada por Aleister Crowley en 1904, como 'El libro de goetia del Rey Salomón', que le sirvió como un componente clave en su popular e influenciador concepto de Magick.


Los 72 Demonios
Los nombres de los demonios (abajo) fueron sacados del Ars Goetia, el cual difiere en cuanto a número y rangos con el Pseudomonarchia daemonumde Weyer.

Como resultado de muchas traducciones, hay muchas pronunciaciones para algunos de los nombres.
01. Rey Bael
02. Duque Agares
03. Príncipe Vassago
04. Marqués Samigina
05. Presidente Marbas
06. Duque Valefor
07. Marqués Amon
08. Duque Barbatos
09. Rey Paimon
10. Presidente Buer
11. Duque Gusion
12. Príncipe Sitri
13. Rey Beleth
14. Marqués Leraje
15. Duque Eligos
16. Duque Zepar
17. Conde/Presidente Botis
18. Duque Bathin
19. Duque Sallos
20. Rey Purson
21. Conde/Presidente Marax
22. Conde/Príncipe Ipos
23. Duque Aim
24. Marqués Naberius
25. Conde/Presidente Glasya-Labolas
26. Duque Bune
27. Marqués/Count Ronove
28. Duque Berith
29. Duque Astaroth
30. Marqués Forneus
31. Presidente Foras
32. Rey Asmodeus
33. Príncipe/Presidente Gaap
34. Conde Furfur
35. Marqués Marchosias
36. Príncipe Stolas
37. Marqués Phenex
38. Conde Halphas
39. Presidente Malphas
40. Conde Raum
41. Duque Focalor
42. Duque Vepar
43. Marqués Sabnock
44. Marqués Shax
45. Rey/Conde Vine
46. Conde Bifrons
47. Duque Uvall
48. Presidente Haagenti
49. Duque Crocell
50. Caballero Furcas
51. Rey Balam
52. Duque Alloces
53. Presidente Caim
54. Duque/Conde Murmur
55. Príncipe Orobas
56. Duque Gremory
57. Presidente Ose
58. Presidente Amy
59. Marqués Orias
60. Duque Vapula
61. Rey/Presidente Zagan
62. Presidente Volac
63. Marqués Andras
64. Duque Haures
65. Marqués Andrealphus
66. Marqués Cimejes
67. Duque Amdusias
68. Rey Belial
69. Marqués Decarabia
70. Príncipe Seere
71. Duque Dantalion
72. Conde Andromalius
Ars Teúrgia Goetia
El Ars teúrgia goetia (o "el arte de la teúrgia goetica"), es la segunda sección de la llave menor del Rey Salomón. Explica los nombres, características y sellos de los 31 espíritus aéreos (llamados jefes, emperadores, reyes y príncipes) que el Rey Salomón invocó y encerró, las protecciones contra ellos, los nombres de sus espíritus sirvientes, llamados duques, los conjuros para invocarlos y su naturaleza, que puede ser buena o mala.

Su objetivo es descubrir cosas ocultas, los secretos de las personas, u obtener, llevar o hacer cualquier cosa que el conjurador les pida. No tienen un orden claro en el libro, y sus nombres varían según la traducción.

Ars Paulina
Ars paulina (o el arte de Pablo) es la tercera parte del libro. Según la leyenda, esta parte fue descubierta por el Apóstol Pablo, pero en el libro es mencionado como "El arte Paulino del Rey Salomón". El Ars Paulina era conocido desde la edad media. Esta dividido en dos partes en este libro.
El primer libro trata sobre los ángelesde cada hora del día (ambos día y noche), sus sellos, su naturaleza, la relación de cada ángel con los 7 planetas descubiertos hasta ese entonces, los aspectos astrológicospara invocarlos, sus nombres (en un par de casos, los mismos del ars goetia), su conjuración e invocación.

La segunda parte concierne a los ángeles que dominan cada signo del zodiaco, y cada grado de los signos, su relación con los cuatro elementos (Tierra, Aire, Fuego y Agua), sus nombres y sus sellos. Son llamados los ángeles del hombre, ya que cada persona nace bajo un signo, con el sol en un grado diferente.



Ars Almadel

El Ars Almadel (o "El arte del Almadel") es la cuarta parte de La llave menor de Salomón. En él se explica cómo hacer el Almadel, la cual es una tablilla de cera con sellos protectores en ella. En ella se colocan cuatro velas. Este capítulo trata, además, sobre los colores, materiales y rituales necesarios para la construcción del almadel y las velas.

El Ars Almadel también explica qué ángeles pueden ser invocados, y que sólo se les pueden pedir cosas razonables y justas. En este también se menciona a doce príncipes que gobiernan con ellos. Las fechas y los aspectos astrológicos que tienen que ser considerados los más convenientes para invocar a los ángeles son detallados, pero brevemente.

El autor afirma haber experimentado con lo que es explicado en este capítulo.

Ars Notoria
El Ars Notoria (el "Arte notable") es la quinta y última parte del libro. Es un grimorio conocido desde la edad media. En el libro se afirma que su contenido fue dado al Rey Salomón de parte de Dios, por medio de un ángel.

Esta parte contiene una colección de oraciones(algunas de ellas divididas en muchas partes) mezcladas con cabalismo y palabras mágicas en diferentes lenguajes (como griegoo hebreo). El texto indica cómo deben de ser pronunciadas, y la relación que estos rituales tienen con todas las ciencias. También se menciona las fases de la luna en que pueden usarse estas oraciones. Según el libro, la ortografía correcta de los rezos da el conocimiento de la ciencia relacionada con cada uno y también una buena memoria, la estabilidad de mente, y la elocuencia. Este capítulo impide sobre los preceptos que tienen que ser observados para obtener un buen resultado.

Por último, se cuenta cómo fue que el rey Salomón recibió la revelación del ángel.

sábado, 16 de octubre de 2010

LA FIDELIDAD.

La reflexión sobre la fidelidad ha recuperado su importancia en los últimos años, impulsada por la creatividad de algunos filósofos personalistas, e incluso por las nuevas corrientes empresariales norteamericanas, que la entienden como un valor emergente a revalorizar.
Aunque también otra corriente, contraria a estas, considera que la fidelidad es la virtud de los débiles.

Así nos dice críticamente Y. Jolif: «Exceptuando algunos grupos minoritarios —tanto más agresivos cuanto más aislados se sienten—, la antigua doctrina sobre la fidelidad se ha vuelto demasiado abstracta, ha perdido su fuerza, está suscitando, incluso, la desconfianza; sospéchase en ella un frío conservadurismo, un cierto miedo al riesgo, que incitan secretamente a prevenirse contra las luchas de la vida; no se es fiel a lo que se ha sido, sino para acallar la conciencia de no serlo ya en absoluto a las exigencias de lo que se debe ser.

El hombre fiel ha muerto antes de tiempo; lo que él llama su vida no tiene más consistencia que la de un nostálgico recuerdo»1. Por otra parte, como afirma G. Marcel, ¿cómo es posible hablar hoy de fidelidad, en «un mundo cuya estructura es tal que tolera esto que he llamado una deserción absoluta»?

I. ETIMOLOGÍA E HISTORIA.

El término castellano fidelidad proviene del latín fidelitas-atis y vendría a significar lealtad, cumplida adhesión, observancia de la fe que uno debe a otro, verdad, sinceridad, constancia en los afectos y en el cumplimiento de sus obligaciones; en definitiva, denota a aquel que cumple sus promesas y por ello se muestra digno de confianza.
En el Antiguo Testamento podemos apreciar que el término hebreo verdad, 'emet, deriva de la misma raíz que el término que designa la fe, `emunah, mientras que la raíz 'mn significa estar seguro, firme, sólido. `Emunah expresa primariamente lo firme, lo que se mantiene, y en el sentido de las relaciones humanas vendría a significar fidelidad, lealtad, /confianza. Igualmente, cuando se utiliza en referencia a lo justo, significaría rectitud o sinceridad. En la versión de los LXX se traduce en todos los casos `emunah por alétheia (verdad).

La Biblia llama en muchas ocasiones a Yavé el «Dios de la fidelidad» ('el 'emuhah), asociando en numerosas ocasiones este término al de hesed, misericordia, como atributos definitorios de la actividad creadora y salvífica de Yavé. Igualmente, las personas en que se puede confiar son calificadas de 'emet: «Puse al frente de Jerusalén a mi hermano Janaí y a Jananías, jefe de la ciudadela, porque era un hombre fiel ('emet) y temeroso de Dios como pocos» (Neh 7,2). En contraste con el pensamiento griego, el hebreo no entiende la fidelidad de la persona como una actitud o cualidad en sí misma, pues para el semita lo esencial es lo relacional y, por esto, la fidelidad se da, o no, en la convivencia entre los hombres. Mientras para los griegos uno es fiel, para los semitas uno vive fielmente.

Entre los romanos la fidelidad era entendida como la buena fe que debe presidir las convenciones públicas de los pueblos y en las transacciones privadas entre las personas.

En la antigua religión romana, la fidelitas fue personificada y divinizada; su templo se encontraba en el Capitolio, cerca del de Júpiter. Los poetas le cantaban y la llamaban casta, sagrada, santa e incorrupta.

También la sociedad medieval representa un tipo de sociedad basado sobre la idea de la fidelidad, entendida como la obligación que tenía el vasallo de presentarse a su señor y rendirle homenaje, quedándole sujeto y siendo denominado hombre del señor. Este, a su vez, se comprometía a su defensa y protección y a impartir justicia y desagraviarle.

Pero no sólo los vasallos juraban fidelidad a sus señores; estos, a su vez, debían prestar fidelidad, formando una estructurada jerarquía de fidelidades. Incluso existió una orden de caballería denominada Orden de la fidelidad, siendo la más antigua, fundada en 1672 por Cristian V, rey de Dinamarca. Ortega y Gasset añoraba en cierto modo esta relación basada en la fidelidad: «Durante la Edad Media las relaciones entre los hombres descansaban en el principio de la fidelidad... Por el contrario, la sociedad moderna está fundada en el contrato.

La fidelidad, su nombre lo indica, es la confianza erigida en norma... El contrato es, en cambio, la cínica declaración de que desconfiamos del prójimo al tratar con él, y le ligamos a nosotros en virtud de un objeto material –el papel del contrato–, que queda fuera de las dos personas contratantes... ¡Grave confusión de la modernidad! Fía más en la materia, precisamente porque no tiene alma, porque no es persona. Y, en efecto, esta edad ha tendido a elevar la física al rango de la teología»2.

II. LA FIDELIDAD COMO COMPROMISO VITAL.

En nuestra sociedad percibimos cierta dificultad para adoptar como positivo y vitalmente necesario el sentido de la fidelidad: ¿por qué hay que autolimitar las posibilidades de cada uno?; ¿hay algún principio, alguna realidad que me inste a comprometer toda mi existencia en él?; ¿podríamos adoptar hoy el lema: «Vale más la fidelidad que la vida»? Entre nosotros se dan argumentos críticos con respecto a la fidelidad. Sirvan como ejemplos los siguientes:

a) No hay ninguna esencia del hombre a la que le haya que ser fiel (J. P. Sartre); por lo tanto no es precisa la fidelidad a una esencia, el hombre se hace en su existencia, no hay nada predefinido, todo está por hacer.

Frente a una esencia del hombre, este se define como libertad absoluta y como tal no sería nada, sino que llegaría a ser.

b) El cuestionamiento de una noción abstracta y esencialista de naturaleza humana, que llega a definirse por su interna capacidad de cambio, en la que no bastaría el hecho, sino, sobre todo, la situación en que se diera.

c) La sinceridad como principio rector de la conducta humana puede ocasionar tanto injusticias como indefensiones. Pareciera que esto fuera deseable siempre, y no tanto el hecho de tener que representar determinadas acciones si no son deseadas en ese momento: «El compromiso incondicional y la fidelidad podrían, pues, caer bajo la sospecha de insinceridad para consigo mismo y para con el otro» (G. Marcel), olvidando incluso la máxima de La Rochefoucauld: «La violencia que se hace para permanecer fiel al que se ama no significa más de lo que representa una infidelidad».

d) Una ética basada en el ideal nietzscheano de la voluntad de vivir, y entendiendo vivir como poder, que haría rechazar cualquier moral, excepto la del señor, opuesta a la moral del esclavo y del rebaño. Bondad, humildad, fidelidad son valores inferiores. El hombre fiel disimularía su impotencia maquillándola de virtud.

Lo cierto es que ciertas formas de concebir la fidelidad han servido para desprestigiarla, como cuando se confunde la fidelidad con la simple constancia.

En efecto, como dice Gabriel Marcel: «Un ser constante... puede hacerme ver que se atiene simplemente a no cambiar, que se obliga a no mostrarse negligente en tal o cual cuestión en que pudiera dudarse sobre si se cuenta con él; puede cifrar su honradez en cumplir exactamente sus deberes para conmigo, en cuyo caso... su constancia está, evidentemente, centrada sobre la idea que ese hombre ha llegado a formarse de sí mismo y en atención a la cual no quiere desmerecer.

Pero si su conducta verdaderamente produce en mí el sentimiento o convicción de ser por tranquilidad de conciencia por lo que se testimonia su simpatía, de una u otra forma, podré decir de él que es irreprochable, que se muestra enteramente correcto. Pero, ¿cómo confundir esta corrección con la fidelidad propiamente dicha?

Aquella no es más que un simulacro... En realidad, y hasta en conciencia, no puedo —si no es devaluando implícitamente las palabras— decir de él que haya sido o sea un amigo fiel»3. Además, la fidelidad muestra su rostro ambivalente en la frecuente deserción; hay quienes desertan de algo por fidelidad a un valor que se le aparece como superior; del mismo modo, también hay quienes perseveran por fidelidad. Pero también hay quienes permanecen exteriormente fieles, con una aparente fidelidad, cuando con más propiedad habría que hablar del miedo a lo que la ruptura de esa falsa fidelidad le deparare.

Obviamente, la fidelidad no tiene absolutamente nada que ver con los comportamientos de ciertos animales domésticos, ejemplo de conducta fiel; siendo, en todo caso, lo contrario, por cuanto el animal no puede ejercer su libertad, no es señor de su vida y, por lo tanto, al no elegir su vida, no puede considerarse modelo de fidelidad.

En verdad, la fidelidad ha de ser de una manera primordial fidelidad a sí mismo, conformidad con las experiencias propias del yo, siendo consciente de esa lucha vital entre la sinceridad y la fidelidad a la opción fundamental de vida: «Una persona no llega a su plena madurez sino escogiendo fidelidades que valen más que la vida»4.

Sin que esto signifique olvido de la alteridad; pero sólo se puede ser fiel al otro si se es fiel a sí mismo. Ser fiel significa lo contrario del dogmatismo, tanto al dogmatismo racionalista, como al dogmatismo fideísta; el hombre fiel es aquel que postula la dinámica claridad de las ideas y creencias frente al fixismo oscurantista de unas y otras.

El fiel es, por tanto, favorable al /diálogo, tanto interior como exterior, en cuanto que supone poner en suspenso sus propias ideas y creencias, como paso necesario para confirmarlas, o, si es preciso, para cambiarlas o incluso abandonarlas. La mera y mecánica fidelidad a un principio, simplemente porque es un principio, es una idolatría.

Tanto en los que están sujetos mortecinamente a la ley petrificada como en los sujetos a la ley del instante, se aprecian actitudes enfermizas que denotan miedo a su propia realidad. Bien distinta es la aceptación tanto del presente como del pasado y del futuro; vendría a ser como el pastor que, para lanzar una piedra de atención a su rebaño, realiza un movimiento hacia atrás, para desde ahí lanzar con mayor fuerza hacia adelante; el hombre fiel es aquel que, en su apuesta por el futuro, recoge todo lo que es, es decir, sus experiencias, sus tendencias, sus anhelos, su presente pasado y su pasado presente; en marcha hacia un futuro, que quiere ser, que gime por ser, que lucha por ser.

Como tal realidad dinámica, siempre estará expuesta a la intemperie de la reflexión personal, a la autocrítica y a la demanda del otro, serena unas veces y desbocada otras, así como de la experiencia asumida que huye de la falsa seguridad.

La fidelidad, por tanto, es una experiencia de profunda autonomía, por cuanto es libre decisión y expresión de la /persona; es el hombre mismo el que decide a qué, y de qué manera va a orientar su propia vida, siendo en este sentido profundamente creadora, pues tiene la posibilidad de recrear su propia vida, llegando a una especie de segundo nacimiento; siendo consciente de que uno se reconoce a sí mismo cuando se siente reconocido por el otro, cuando siente que es alguien para alguien.

De no ser así, se vería uno encerrado en una estéril soledad que le conduciría inevitablemente hacia el solipsismo o hacia la muerte. Por tanto, quiero ser fiel para ser yo mismo, lo mejor de mi yo-mismo, no sólo el yo fugaz de un momento aislado, sin continuidad, que tantas veces me reconozco, sino aquel que está enraizado en todo un proyecto de vida asumido libremente.

Es respuesta a esa llamada que cada uno siente desde lo más profundo de su yo; es el dinámico crisol entre lo que uno siente que debe ser y lo que uno percibe que está siendo. La fidelidad es provocación, llamada a ir hacia adelante, dejando atrás, y sin volver la vista a ellos, los sinuosos caminos que trazamos para seguir la invitación, gozosa y siempre costosa, de lo que uno quiere llegar a ser.

La fidelidad, en definitiva, nada tiene de sujeción a una seguridad, y, aunque no es posible olvidar nuestra historia personal, no está domesticada ni por lo que uno fue, ni incluso por lo que uno es; en todo caso, se trata de confirmar el señorío sobre la propia existencia y la apuesta por la vida buena que uno desea.

Además, para ser fieles a /otro es imprescindible tener confianza en el otro, pero «con anterioridad a que tenga lugar la confianza, es decir, el fiarse mutuamente, debe darse necesariamente la en-fianza, como un momento interior, es decir, el fiarme yo del otro y el otro de mí»5.

NOTAS: 
1 J. Y. JOLIF, Fidelité humaine et objectivité du monde, LumVie 110 (París 1972) 27. –
2 J . ORTEGA Y GASSET, El espectador, Salvat-Alianza, Madrid 1969, 125. –
3 G. MARCEL, Filosofía concreta, Revista de Occidente, Madrid 1959, 174-175. —
4 E. MOUNIER, Le personalisme, Seui1, París 1965, 68. –
5 M. MORENO VILLA, El hombre como persona, 80.

BIBLIOGRAFÍA: 
AYEL V., Compromiso y, fidelidad, Claretianas, Madrid 1977; MARCEL G., Ser y tener, Caparrós, Madrid 1995; ID, Aproximación al misterio del Ser, Encuentro, Madrid 1987; MORENO VILLA M., El hombre como persona, Caparrós, Madrid 1985; MOUNIER E., El personalismo, en Obras completas 111, Sígueme, Salamanca 1990; NÉDONCELLE M., De la fidelité, Aubier, 1953; WAJSBROT C. (ed)., La fidelidad, Cátedra, Madrid 1992.

Gracias a Martínez M.A.

domingo, 10 de octubre de 2010

EL CADUCEO. HERALDICA MEDICA. Y VAN YA MÁS DE 4.600 AÑOS DE SIMBOLO EN SIMBOLO.

 
Etimología y definición.
F. Caduceo.- In. Cadeus.- A. Schlangestab.-P. Caduceo.-C. Caduceu.- E. Kaduceo, Merkurstango, serpentango. (Enm.-Del Lat. Caducenm. Relativo al heraldo). M. Vara delgada, lisa y cilíndrica o ligeramente cónica. Con dos alas extendidas en su parte superior y a lo largo dos serpientes enroscadas, insignia de Mercurio. Los gentiles la consideran como símbolo de la paz, y actualmente se emplea como emblema del comercio. Fue también insignia, con igual significación, de los heraldos o embajadores en tiempo de guerra. En Grecia consistía éste en una rama de olivo o laurel despojada de las hojas, y en Roma en un ramo de verbena.

El Caduceo, según la ciencia del Blasón es una figura artificial, representando por una vara coronada por dos alas explayadas y acotada con dos serpientes entrelazadas y afrontadas de modo que la parte superior de sus cuerpos forma un arco.

El Caduceo, según la Mitología es el atributo de ciertas divinidades de la mitología grecoromana, cuya misión consiste en llevar los mensajes y dispensar los favores del Olimpo, figurando entre ellas la Paz , Iris y la Victoria , y especialmente Hermes o Mercurio, cómo intermediario de los dioses y los hombres. Primitivamente el caduceo no era más que una varita, especie de varita mágica con un abultamiento o nudo por la parte superior en que nacían dos ramas, que, bifurcándose, se rodeaban para aproximarse en sus extremidades.

Tenía la virtud de trocar en oro todo cuanto tocaba, lo que indica el vocablo Jryscrrapis, epítelo aplicando a Hermes. Homero menciona la virtud que tenia el caduceo de adormecer y despertar a los mortales, y la facultad que tenía Hermes de atraer con él las almas de los muertos. Era símbolo de la prosperidad y de la concordia, de la riqueza y de la abundancia: análogo, por esto último, según Decharne, a la vara mágica de las leyendas germánicas. Con él transformaba Mercurio las tinieblas en luz, fuente de prosperidad y bienestar.

El caduceo fue después una vara o bastón alado y en derredor de él se enroscan dos serpientes entrelazadas, a cuyos cuerpos reúne un nudo en la extremidad de la varilla y cuyas cabezas se miran y se tocan. La fábula dice que el caduceo fue regalado por Apolo a Mercurio cuando éste, para terminar una disputa entre ambos, ofreció su lira al dios de la música.

Cuenta igualmente la leyenda que Mercurio encontró dos serpientes que se peleaban e interpuso su vara, al que se enroscaron cesando la pelea; y según otra visión, representa a Rea que se convirtió en culebra para huir de Júpiter que la asediaba, quien astutamente hizo lo mismo. Probablemente estas leyendas nacieron del símbolo, y como razón artística y decorativa. Los arqueólogos pretenden ver en el caduceo un atributo de Baal importado de Oriente.

Pero sin justificar esta opinión. En los tiempos históricos el caduceo es principalmente atributo de Mercurio, dios de los comerciantes y de las relaciones pacíficas, aunque también se representaba con él a Baco, por haber reconciliado a Júpiter y Juno, y a Ceres, Venus, Hércules y Amilis, y en general a toda figura que simbolizará la paz o la concordia.

Mercurio y su caduceo

Fue también la insignia de los heraldos en Grecia y en Roma (pranerones); de aquí caduceo > deherakenion > de kerys, heraldo. En buen número de medallas, entre ellas las de los primeros emperadores romanos hasta Póstumo, el caduceo va representado solo.

En las de Marco Antonio, las de Apamea a Ilio, aparece con el águila; en las de Litio, entre dos lechuzas; en las de Atenas, detrás de una lechuza. Además se ve con el águila y el caballo, sobre trípode: con la serpiente y una espiga y en una muy rica variedad de disposiciones.

Por cierto existió la profesión de caduceador , era el rey de armas (persona autorizada para otorgar escudos de familia o heráldica gentilicia), heraldo o internuncio en los ejércitos de Grecia y Roma se publicaba la paz, empuñando el simbólico caduceo. El cargo de caduceador lo copiaron los romanos de los griegos, y el caduceo que usaban era distinto.

Los romanos utilizaron el caduceo como símbolo del equilibrio moral y de la buena conducta; el bastón expresa el poder; las dos serpientes la sabiduría; las alas la diligencia; (1) el yelmo es emblemático de elevados pensamientos.

El caduceo es, en la actualidad, la insignia del obispo católico ucraniano. Desde el punto de vista de los elementos, el caduceo representa su integración, correspondiendo la vara a la tierra, las alas al aire, las serpientes al agua y al fuego (movimiento ondulante de la onda y la llama) (2).

La antigüedad del símbolo es muy grande y se encuentra en la India grabado en las tablas de piedra denominadas nágakals, una especie de exvotos que aparecen en la entrada de los templos. Erich Zimmer deriva el caduceo de Mesopotamia, donde lo ve en el diseño de la copa sacrificial del rey Gudea de Lagash ( 2600 A . J.)

A pesar de la lejana fecha, el autor citado dice que el símbolo es probablemente anterior, considerando los mesopotámicos a las dos serpientes utilizadas como el símbolo del dios que cura las enfermedades, sentido que pasó a Grecia y a los emblemas de nuestros días (3).

Desde el punto de vista esotérico, la vara del caduceo corresponde al eje del mundo y sus serpientes aluden a la fuerza Kundalini, que, según las enseñanzas tántricas, permanece dormida y enroscada sobre sí misma en la base de la columna vertebral (símbolo de la facultad evolutiva de la energía pura). Según Schneider, las dos S formadas por las serpientes corresponden a enfermedad y convalecencia (4).

En realidad, lo que define la esencia del caduceo es menos la naturaleza y el sentido de sus elementos que su composición. La organización por exacta simetría bilateral, cual en la balanza de libra, o en la triunidad de la heráldica (escudo entre dos tenantes) expresa siempre la misma idea de equilibrio activo, de fuerzas adversarias que se contrarrestan para dar lugar a una forma estática y superior. En el caduceo, esta binariedad equilibrada es doble: las serpientes y las alas, por lo que ratifica ese estado supremo de fuerza y auto-dominio (y en consecuencia, de salud) en el plano inferior (serpientes, instintos) y en el superior (alas, espíritu).


1.- El caduceo, emblema de Hermes (Mercurio), es una varita alrededor de la cual se enrollan en sentido inverso dos serpientes. La serpiente posee un doble aspecto simbólico, benéfico y maléfico, cuyo antagonismo y equilibrio presenta el caduceo: tal equilibrio o polaridad es propio sobre todo de las corrientes cósmicas, figuradas más generalmente por la doble espiral. Mercurio, dice Saint-Martin << mantiene el equilibrio entre el agua y el fuego>>. Nicolás Flamel y los alquimistas llaman Mercurio y Azufre a los dos principios. La leyenda del caduceo se relaciona claramente con el caos primordial (dos serpientes se baten). Con su polarización (separación de las serpientes por Hermes) y con el enrollamiento alrededor de la varita que realiza el equilibrio de las tendencias contrarias alrededor del eje del mundo, los cual permite a veces afirmar que el caduceo es símbolo de paz. Hermes es el mensajero de los dioses y también el guía de los seres en sus cambios de estado, lo que cuadra, observa Guénon, con ambos sentidos ascendentes y descendente de las corrientes figuradas por serpientes rampantes y simétricas.

2.- Otra interpretación pone el acento en el simbolismo de fecundidad. Compuesto por dos serpientes acopladas sobre un falo en erección, el caduceo parece ser una de las más antiguas imágenes indoeuropeas. Se le encuentra en la India antigua y moderna asociado a numerosos ritos, en la mitología griega donde es el emblema de Hermes, y también entre los latinos que lo transfieren a Mercurio. Espiritualizado, este falo de Hermes el psicopompo, penetra, según expresión de Henderson, discípulo de Jung (JUNS, 156), del mundo conocido al mundo desconocido en busca de un mensaje espiritual de liberación y curación. El caduceo es hoy en día el emblema universal de la ciencia médica.

Pero el caduceo cobra todo su sentido en la época griega, cuando las alas vienen a coronar las dos serpientes. El símbolo se convierte entonces en una síntesis ctónico-uránica que trasciende sus orígenes y evoca los dragones alados chinos y el dios azteca, Quetzacóatl que, después de su sacrificio voluntario, renace por una ascensión celeste bajo la forma de la serpiente emplumada.

<> (SECG, 268).

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Según Court de Gébelin, que cita a Atenágoras y a Macrobio, el bastón simboliza el ecuador, las alas el tiempo, las dos serpientes, macho y hembra,<>. Semejante interpretación cuadra sobre todo con el papel que desempeña Hermes como padre de la astronomía y de la agricultura (BOUA, 168).

4. Los alquimistas dan al caduceo la siguiente interpretación: <>(VANA, 18-19).

5. Esta interpretación enlaza con la idea del caduceo como símbolo de equilibrio a través de la integración de fuerzas contrarias. Representa el combate entre las dos serpientes que arbitra Hermes. Semejante liza puede simbolizar la lucha anterior entre fuerzas opuestas, sean biológicas o morales, que compromete la salud y la honestidad de un ser. Es así que para los romanos, por ejemplo, el caduceo representa el equilibrio moral y la buena conducta: <>Pero aquí la interpretación no rebasa apenas el nivel de lo emblemático.

El caduceo reúne también los cuatro elementos de la naturaleza y su valor simbólico: la varita corresponde a la tierra, las alas al aire, las serpientes al fuego y al agua. Pero no es solamente su reptar lo que las asemeja al movimiento ondulante de las olas y las llamas y las asimila al agua y al fuego: es su propia naturaleza, a la vez ardiente por la mordedura venenosa, y casi líquida por su fluidez, que las convierte a la vez en fuentes de vida y de muerte.

6. Pero el caduceo queda como símbolo de la enigmática complejidad humana y las indefinidas posibilidades de su desarrollo. El atributo de Hermes (Mercurio), es la vara de oro: el árbol de la vida, en cuyo derredor se enrollan simétricamente, en forma de ocho, dos serpientes. Hermes, dice Homero, agarra la varita con la cual encanta a su grado los ojos de los mortales o despierta a los que duermen (Ilíada, XXIV, 343-344).

La varita recuerda el origen agrario del culto de Hermes y los poderes de mago que detenta; las dos serpientes evocan el carácter originalmente ctónico de este dios, capaz de descender a los infiernos y enviar allí a sus víctimas, así como de retornar a su grado y devolver a la luz a ciertos prisioneros. Pausanias señala un culto rendido al Hermes negro y al Hermes blanco, sendos aspectos ctónicos y uránico, nefasto y favorable, del mismo dios. Las serpientes del caduceo designan esta ambivalencia, que no es sino la propia del hombre.

7. Por último Paul Diel, siguiendo la interpretación simbólica, inspirada en su ética biológica, y siguiendo la interpretación mitológica que atribuye el caduceo a Asclepios (Esculapio) padre de los médicos y dios de la medicina, porque sabe utilizar los venenos para curar a los enfermos y resucitar a los muertos, explica así el caduceo: <> (DIES, 230).

La aventura entera de la medicina se desarrolla en el mito de Esculapio y se resume en el caduceo: la verdadera curación y la verdadera resurrección son las del alma. La serpiente se enrolla alrededor del bastón, que simboliza el árbol de la vida, para significar la vanidad domada y sumisa: el veneno se torna remedio, la fuerza vital pervertida halla de nuevo la recta vía. La salud es <> (DIES, 233). Tal interpretación ve en el caduceo el símbolo privilegiado del equilibrio psicosomático.

PERO ¿QUIÉN ERA HERMES?

Uno de los símbolos de la inteligencia industriosa y realizadora: preside el comercio. Tiene por atributo las sandalias aladas, que significan la fuerza de elevación y la aptitud para los desplazamientos veloces; pero es una fuerza limitada a un nivel poco utilitario y fácilmente corruptible. Hermes significa también <> (DIES, 46-47), forma de perversión intelectual, que se encuentra en todos los tipos de estafa, habilidad maliciosa, astucia y tunantería.

Inventa la lira tensando sobre el caparazón de una tortuga cuerdas fabricadas con los intestinos de bueyes por él sacrificados. Esta es la primera lira que adopta Apolo, después de oír los acordes provenientes del fondo de una gruta donde se halla refugiado Hermes.

A continuación inventa la flauta que regala a Apolo, a cambio de una lecciones de magia adivinatoria y del caduceo de oro. Impresionado por esta habilidad, Zeus elige a Hermes especialmente para servirle de mensajero ante los dioses de los infiernos, Hades y Perséfone.

Se le ve representado a menudo con un cordero sobre los hombros: de donde su nombre de <>; divinidad originalmente agraria y sin duda protectora de los pastores, pero también guía de las almas en la estancia de los muertos. De esta función deriva el nombre de Hermes Psicopompo, <>. A este respecto simboliza al Buen Pastor. Es como un mediador entre la divinidad y los hombres.

POR QUE EL SIMBOLISMO DE LAS SERPIENTES

<> La misma observación se encuentra en René Guénon.

El simbolismo de la serpiente está efectivamente ligado a la misma idea de la vida; en arábico la serpiente es el-hayyah y la vida el-hayat (GUES, 159) y añade, lo cual es capital, que El-Hay, uno de los principales nombres divinos, debe traducirse no por <> como se hace a menudo, sino por <>, el que da la vida o que es el principio mismo de la vida.

En el plano humano, es el doble símbolo del alma y de la libido. La serpiente, escribe Bachelard (BACR, 212), <>.

En el tantrismo es la Kundalini , enroscada en la base de la columna vertebral, sobre el chakra del estado del sueño; <> (DURS, 343).

Cuando se despierta, la serpiente silba y se empina, y la ascensión sucesiva de los chakras tiene lugar: es la subida de la libido, la manifestación renovada de la vida. Los infiernos y los océanos, el agua primordial y la tierra profunda, no forman más que una materia prima, una substancia primordial, que es la serpiente.

Espíritu del agua primera, es el espíritu de todas las aguas, sean las de abajo, las que corren por la superficie de la tierra, o las de arriba. Innumerables ríos de Grecia y del Asia menor, subraya Krappe (KRAM 205), llevan el nombre de Ophis o de draco; es también el padre Rin, el Sena Deus Sequana, la madre Ganges, cuya importancia religiosa es notoria, y la madre Volga, el río-dios. Ciertos artibutos teriomorfos precisan a menudo la función terrena o celeste de esta divinidad de las aguas: así se explica el <> de Virgilio, imagen en la cual la serpiente se anexiona el poder del toro, representado por los cuernos del mismo modo Aqueloo, el río más grande de la Grecia antigua, toma alternativamente las apariencias de serpiente y de toro para afrontar a Heracles.

Divinidad de las nubes y de las lluvias fertilizantes, la serpiente adquiere a veces los poderes del morueco (es la serpiente criocéfala, frecuente en la iconografía céltica y sobre todo en la gálica) o del pájaro (son los dragones alados del Extremo Oriente y sus homólogos del panteón mesoamericano, las serpientes emplumadas).

Conocida es la importancia fundamental que revisten tales imágenes simbólicas en esas dos grandes civilizaciones agrarias que conceden particular atención a los fenómenos meteorológicos. El dragón celeste es, en el Extremo Oriente, el padre mítico de numerosas dinastías y los emperadores de la China lo llevaban bordado en sus estandartes para significar el origen divino de su monarquía.

En las mitologías amerindias, subraya Alexander (ALEC, 125ss), desde México hasta el Perú, el mito del pájaro-serpiente coincide con las religiones más antiguas de la cultura del maíz; está asociado a <>

Por tanto la serpiente es ese dios, es el ancestro mítico . Convertida en antepasado mítico y héroe civilizador-cuya forma más común es el Quetzalcóatl de los toltecas, adoptado luego por los aztecas-, se encarna y se sacrifica por el género humano. La iconografía mesoamericana nos ilustra sobre el sentido de semejante sacrificio. Así, el Códice de Dresde presenta <> (GIRP, 269).

Habría mucho qué decir sobre este sacrificio, que no es solamente el de la nube; es también la muerte del deseo, en el cumplimiento de su misión de amor. En un plano más concretamente cosmogónico-que, en el sufismo, se convierte en la base de una mística- es el desgarramiento de la unicidad primera, doble en una, que se separa en esos dos componentes para hacer posible el orden humano. Para Jacques Soustelle el sacrificio de Quetzalcóatl es una reasunción del esquema clásico de la iniciación, hecho de una muerte seguida de renacimiento: se convierte en el sol y muere en el oeste para renacer en el este; dos en uno y dialéctico en sí mismo, es el protector de los gemelos .

El vivificador-inspirador: la serpiente médico adivino. Más que una voluntad de hegemonía del espíritu en detrimento de las fuerzas naturales, hay que ver aquí un afán de equilibrar estas dos fuerzas fundamentales del ser, impidiendo que una de ellas- la que no es comprobable- intente prevalecer sobre la otra. El mismo afán se vuelve a encontrar en la mitología griega, con el episodio de la lucha de Zeus contra Tifón, equivalente de Apofis. Tifón hijo de Gaya (la tierra) o Hera, no es ya una serpiente, sino un monstruoso dragón de cien cabezas.

El papel de inspirador de la serpiente aparece a plena luz en los mitos y los ritos relativos a la historia y al culto de las dos grandes divinidades de la poesía, de la música, de la medicina y sobre todo de la adivinación, que son Apolo y Dionisios. Apolo, el más solar, el más olímpico de los olímpicos, inaugura podría decirse, su carrera liberando el oráculo de Delfos de esta otra hipertrofia de las fuerzas naturales que es la serpiente Pitón. La serpiente no es médico, es medicina; así debe ser comprendido el caduceo, cuyo bastón está hecho para ser cogido por la mano. El espíritu es el terapeuta que debe experimentarlo en primer lugar sobre sí mismo, para aprender a hacer uso de él en beneficio del cuerpo social. De lo contrario mata en lugar de curar, trae el desequilibrio y una locura del carácter en lugar de armonizar las relaciones entre ser y la razón. De ahí la importancia de los guías espirituales que encabezan las cofradías inciáticas.

Son en cierto modo terapeutas del alma – en el sentido griego de la palabra -, psicoanalistas avant la lettre o mas bien psicagogos. Si no han hecho morir y renacer en ellos la serpiente, no practican más que un psicoanálisis salvaje y nocivo. Es lo que ocurrirá con la decadencia de las sociedades dionisíacas, consecutiva a la clandestinidad en que las encierra el mundo moderno. Aun cuando este mundo se reclama de los antiguos, parece que olvida la lección de templanza que se desprende del conjunto de su mitología cada vez que ésta trata de la serpiente; condición de todo equilibrio, esta templanza parece en algunos sentidos próxima a <>, de la que habla Cristo. Hemos hablado de la ambivalencia sexual de la serpiente.

Esta se traduce en este aspecto de su simbolismo por el hecho de que es a la vez matriz y falo. Semejante hecho viene atestiguado por un gran número de documentos iconográficos, tanto del neolítico asiático como de las culturas amerindias, en las cuales el cuerpo del animal (fálico en su totalidad) está decorado con rombos simbólicos de la vulva.

Si en realidad todos los símbolos son funciones y signos de lo energético, la serpiente es simbólica por antonomasia de la energía, de la fuerza pura y sola; de ahí sus ambivalencias y multivalencias. Otra razón de la diversidad de sus aspectos simbólicos se deriva de que éstos provienen o de la totalidad de la serpiente o de uno de sus rasgos dominantes: avance reptante, asociación frecuente al árbol y analogía con sus raíces y ramas, muda de la piel, lengua amenazante, esquema onduloso, silbido, forma de ligamento y agresividad por enlazamiento de sus víctimas, etc.

Otra razón de su multivocidad simbólica depende de la localización de su vida; hay serpientes que viven en el bosque, serpientes del desierto, serpientes marinas, serpientes de los lagos y los estanques, de los pozos y de las fuentes. La contraposición de dos serpientes, cual en el caduceo de Mercurio, indica el equilibrio de fuerzas, la contraposición de la serpiente domada (fuerza sublimada) a la serpiente salvaje (bien y mal, salud y enfermedad).

También incluye esta imagen repetida, como muy agudamente señala Jung, el presentimiento de la homeopatía, la curación por lo que causó el daño. La serpiente es entonces fuente de salud del daño causado por la serpiente. Por eso puede ser símbolo de San Juan Evangelista y aparecer junto a un cáliz. Las cualidades centrales de la serpiente, como dijimos, determinan sus significaciones. Teillard dice a su propósito: Animal dotado de fuerza magnética. Por su muda de piel, símbolo de la resurrección. Por su carácter reptante (y sus anillos estranguladores) significa la fuerza.

Por su peligrosidad, el aspecto maligno de la naturaleza. La muda de la piel impresionó poderosamente a los autores antiguos: Filón de Alejandría cree que la serpiente, al desprenderse de su piel, se desprende también de la vejez; que puede matar y curar, siendo por ello símbolo y atributo de los poderes adversarios, positivo y negativo, que rigen el mundo (idea gnóstica y maniquea de origen persa). Llega a considerarla como <>.

VARITA (vara) .

1. Como el bastón, la varita es símbolo de potencia y de clarividencia, tanto si estos atributos vienen de Dios, como si son de naturaleza mágica, hurtados a las fuerzas celestes o recibidos del demonio, como ocurre con la varita del mago, de la bruja o del hada. Sin la varilla mántica, el adivino no puede trazar el círculo sobre la tierra, donde éste se encierra para evocar a los espíritus; o en el cielo, el cuadrado con que encuadra las aves, para poder interpretar su vuelo.

La varita de virtudes de los zahoríes, sobre todo la de avellano, servía antaño no solamente para descubrir los manantiales, sino también los yacimientos de minerales, o los depósitos de ciertas materias. El atributo de Asclepios el dios curandero, hijo de Apolo, es una varita mágica; el nombre mismo del dios significaba, según A. Carnoy, <>. El caduceo, símbolo de la medicina, no es otra cosa que una varita mágica compuesta de un palo alrededor de la cual se enrollan dos serpientes; <> (SECG, 278).

También es una varita mágica lo que Apolo promete como regalo a Hermes, a cambio de la lira que el joven dios acaba de inventar y confeccionar con un caparazón de tortuga, una piel y nervios de buey, <> ( Himno homérico a Hermes. 530). Esta varita maravillosa posee, entre otros privilegios, el de adormecer y despertar a los hombres, y <> (SECG, 274), es decir, del patronaje de Hermes (Mercurio).

El justo reconocimiento al bastón de Esculapio como emblema de la Medicina

La gran mayoría de las personas y tal vez algunos médicos, no se han percatado todavía de las diferencias existentes entre los dos emblemas que tradicionalmente han servido para representar a la Medicina , a través de los años: el caduceo de Mercurio (Hermes) y el bastón de Esculapio (Aesclepes, Asclepio).Según algunos autores, la costumbre de venerar la serpiente data de 3000 a de J. C., cuando la estrella Alpha Draconis de la Constelación Draco era la Estrella Polar,que se consideraba muy importante para determinar el sino del hombre.

Incluso en la Biblia aparece este juicio: “Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó sobre el polo. Y cuando una serpiente atacaba a un hombre, si éste contemplaba la serpiente metálica, no moría”.

El bastón de Esculapio

Otro símbolo semejante al caduceo es la vara de Esculapio, o sea una vara de ciprés con una serpiente enroscada. Este emblema apareció unos 800 años a de J. C., en tiempos de Homero. Según la mitología, Esculapio era hijo de Apolo y de Coronis; ésta era hija de Flegias, rey de Tesalia.

Existe una leyenda en la que, encolerizado Apolo porque Coronis estaba enamorada del hijo de Eratos, cuando nació su hijo (por cesárea) lo dejó abandonado en el Monte Titón, donde fue amamantado por una cabra. Un pastor encontró al niño y lo entregó al cuidado del centauro Qirón, quien le enseñó la medicina.

A este dios de la Medicina los griegos le llamaban Asklepios,(significa "incesantemente benévolo") y los romanos Aesculapius (Esculapio). Esculapio acompañó al héroe Jasón, jefe de la expedición de los argonautas que iban en busca del vellocino de oro.

Los templos dedicados a Esculapio se llamaban asclepiones. El famoso Santuario de Epidauro (Peloponeso) fue probablemente el primer asclepión. Tenía uno de los mayores teatros del mundo antiguo; allí los enfermos encontraban por lo menos alivio mental.

Los enfermos que visitaban el santuario de Esculapio, que tardó varias generaciones en construirse, solían llegar de muy lejos. Los peregrinos tenían la esperanza de que el dios médico les curaría mientras dormían. El templo estaba conformado por tres terrazas estructuradas en niveles y a las que se llegaban por grandes escalinatas. En la terraza más baja se abrían numerosos pozos en donde se practicaban abluciones rituales.

En la terraza central, los peregrinos ofrecían sacrificios al dios. En ella se hallaba también el Tesauro o tesoro del templo. Cada persona que obtenía la ayuda del dios debía hacer una donación; es decir, debía pagar honorarios. La tercera terraza, a la que se llegaba por una majestuosa escalinata, era la más alta. Estaba rodeada por tres de sus lados con salones columnarios. En este abatón se llevaba a cabo el llamado sueño terapéutico, la "incubación". Todo este servicio, era proporcionado por sacerdotes que disponían a los enfermos en las salas donde se hallaban dispuestas camas en las que se producían las curaciones mientras dormían.

El único documento que describe las actividades nocturnas, que acaecían durante el sueño terapéutico, es un fragmento de una comedia escrita por Aristófanes. En ella, un esclavo inculto describe los hechos de la siguiente manera: "Al anochecer los enfermos se acuestan en las camas de reposo (gr. cline; de donde proviene el término clínico). Los siervos del templo (gr. therapeutes) apagan la luz y piden silencio. Un sacerdote da entonces una vuelta para recoger el pan de oblación de los altares. Después aparece el dios escoltado por sus dos hijas y un esclavo. Va de cama en cama para examinar a los enfermos y mezcla ungüentos y jarabes".

Actualmente se considera que las causas psicosomáticas de muchas enfermedades, la disposición y la fe de los que buscaban auxilio, así como la irradiación del lugar desempeñaron un papel decisivo en el éxito que alcanzaron las curaciones en el templo bajo la protección de Esculapio.

Las serpientes representadas en los símbolos de Esculapio corresponden al género Coluber longissimus, de color amarillo y negro y de uno a dos metros de largo. Estos ofidios aún se encuentran en las ruinas de los templos romanos del Sur de Europa. Es improbable, como dice la literatura antigua, que las serpientes chuparan las heridas de los pacientes, pero según los sacerdotes de Epidauro, bajo su influjo se conseguían curas milagrosas.

Actualmente la vara de Esculapio sirve de emblema del cuerpo médico del ejército en Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Francia, México y Filipinas. En 1818, los Estados Unidos también incluyeron este símbolo en las insignias del cuerpo de Sanidad Militar; las fuerzas aéreas lo adoptaron en 1957. En 1912 la American Medical Association adoptó el símbolo de Esculapio como emblema oficial de esta organización. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo usa desde su fundación en 1947.

¿Por qué el color amarillo es el que representa a la Medicina ?

Una curiosidad, la serpiente del símbolo de Esculapio es del género Coluber longissimus , de color amarillo y negro y de uno a dos metros de largo, y hoy en día aún pueden ser visualizadas en las ruinas de los templos romanos al sur de Europa.

Siendo una serpiente arborícola no venenosa, al enroscarse en el bastón del dios sanador, parece incorporar un tipo de mediación entre la tierra y el cielo. La vestimenta académica universitaria ha evolucionado a lo largo de los siglos teniendo su origen en los hábitos clericales.

Aunque en las Constituciones del Cardenal Cisneros se reseñan la forma y colores del birrete y del resto de la indumentaria académica, es en la Constitución XII de Carlos III, promulgada en 1779, en la que se diferencia por primera vez las distintas titulaciones (gramáticos, filósofos, de lenguas, médicos y teólogos), adjudicando a Medicina el color amarillo.. Dicha indumentaria llega a su reglamentación gracias a las normativas impuestas por Isabel II en 1850.

La posterior ratificación de las normativas promulgadas en 1931 configura el traje académico que conocemos en la actualidad. El amarillo (oro) de la serpiente Coluber longissimus , es el color aceptado internacionalmente para representar la Medicina.

¿En nuestra cultura cuándo se adopta el caduceo como símbolo médico?

El caduceo se desarrolla durante la Edad Media. Se pudo observar en la portada de la edición griega de la obra de Hipócrates, de “Janus Cornarius”, impresa en Basilea por Frobenius en 1538 y también figuró en la tapa del primer diccionario y enciclopedia hipocrática de “Anuce Foes” en la ciudad de Metz.

El caduceo no se empezó a usar como emblema de la Medicina hasta que el aristócrata William Butts, médico del rey Enrique VIII de Inglaterra lo incluyó en su escudo nobiliario; tres siglos más tarde, la Casa Editorial de Libros Médicos, J. S. M.

Churchill, siguió el ejemplo de Froeben. En 1856, el Servicio del Hospital de la Marina (EE.UU.), antecesor del actual organismo de la Salud Pública , pensó que el caduceo sería un buen símbolo para significar el carácter no combatiente de la clase médica.

El bastón de Esculapio fue adoptado en 1898 por el ejército inglés. Los médicos de la Armada belga lo pusieron en sus uniformes un año después. En 1902 fue adoptado oficialmente por el cuerpo médico de Estados Unidos en sustitución de la "Cruz de San Juan". Actualmente el bastón de Esculapio, verdadero símbolo de la Medicina, se usa como emblema médico en: España, Gran Bretaña, Alemania, México, Perú, Bélgica, Filipinas y Cuba, entre otros países. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo usa desde su fundación en 1947.

Siendo sabedores de que el verdadero y original Caduceo de Esculapio presenta una sola serpiente en torno a la vara y que el de Hermes, deidad que representa al comercio, dos serpientes con alas. En aras de la “licencia de los autores” hemos permitido la dualidad del reptil despojándole del emblema que las define como mensajeras, porque el caduceo ha ido evolucionando a lo largo de la historia, y la Medicina representa propiedades duales: el hombre es materia y espiritualidad, la Medicina gira en torno a la salud y la enfermedad y además Esculapio era hijo de la luz, de la razón, de la vida; pero también es una deidad tectónica, que proviene de la tierra, del inframundo, en suma, de la muerte; situándose la Medicina entre la vida y la muerte.

Numerosas espirales que se encuentran en la naturaleza, sobre las conchas por ejemplo. Es un motivo abierto y optimista: nada es más fácil, cuando se ha partido de una extremidad de esta espiral, que alcanzar la otra extremidad>> (BRIL, 198). <> (CHAS, 25).

La espiral se vincula al simbolismo cósmico de la luna, al simbolismo erótico de la vulva, al simbolismo acuático de la concha y al simbolismo de la fertilidad (doble voluta, cuernos, etc.); representa en suma los ritmos repetidos de la vida, el carácter cíclico de la evolución. Se trata en efecto de la espiral helicoidal, pero el simbolismo en poco difiere del de la espiral plana. Esta se emparentó más bien con el laberinto, evolución a partir del centro, o involución, retorno al centro. La espiral doble simboliza simultáneamente los dos sentidos de este movimiento, el nacimiento y la muerte, kalpa y pralaya, o la muerte iniciática y el renacimiento en un ser transformado. Indica la acción en sentido inverso de la misma fuerza alrededor de los dos polos, en las dos mitades del huevo del mundo. La doble espiral es el trazado de la línea media del yin-yang , que separa las dos mitades, negra y blanca, de la figura.

El ritmo alternativo del movimiento queda así expresado en ella con más precisión, lo mismo que el antiguo carácter chen , que representa con la doble espiral la expansión alternante del yin y el yang. La doble espiral es también la doble enroscadura de las serpientes alrededor del caduceo, la doble hélice alrededor del bastón brahmánico, el doble movimiento de las ñadi alrededor de la arteria central sushumna: polaridad y equilibrio de las dos corrientes cósmicas contrarias.

Por otra parte el dragón se enrolla en espiras helicoidales alrededor de las columnas de los templos.

Y lo mismo la serpiente de la kundalini, alrededor del svayambhuvalinga, en la base de la columna vertebral; pero la espiral es aquí no desarrollado, embrionario. Y el yin – yang puede ser considerado como el rastro descriptivo, en el plano horizontal, de lanh hélice evolutiva.

Esta hélice de paso infinitesimal simboliza el desarrollo y la continuidad de los estados de la existencia, o también de los grados iniciáticos, como ocurre en el uso simbólico de la escalera de caracol (AVAS, BENA, EPEM, GUED, GUEC, GUET, GUES, LIOT, MATM, VARG, WIEC)

La espiral, aparece en todas las culturas. <

Las especulaciones aritmológicas sobre el “número de oro”, cifra de la figura logarítmica espiriforme, vienen naturalmente a completar la meditación matemática sobre la significación de la espiral. Por todas estas razones semánticas y por sus prolongaciones semiológica y matemática la forma helicoidal del caparazón del caracol o de la caracola es un glifo universal de la temporalidad, de la permanencia del ser a través de las fluctuaciones del cambio>> (DURS, 388).

Entre los indios del pueblo de Zuní, pueblo amerindio de Estados Unidos que vive actualmente en reservas en Nuevo México y Arizona , en la gran fiesta del solsticio de invierno, que es también la fiesta del año nuevo, se entonan cantos – y se danzan danzas -espirales (MURL, 292).

Esta costumbre podría dar la clave simbólica del origen de todas las danzas giratorias, entre las cuales la más famosa es la de los derviches-danzarines turcos: como dice Gilbert Durand, <>. Los voladores de Papantla, voladores aéreos en espiral.

El solsticio de invierno es en efecto, simbólicamente, el momento cero de la cosmología maya, y tiene la espiral por símbolo.

Es el instante crítico en que debe asegurarse el nuevo inicio del ciclo anual, sin el cual ocurrirá el fin del mundo. El terror provocado por esta amenaza debe relacionarse con los sacrificios humanos practicados por los aztecas para dar fuerza y sangre al sol, a fin de que recomenzase su recorrido.

DÍA INTERNACIONAL DEL MÉDICO

En 1933, la Confederación Médica Panamericana, en la Ciudad de Dallas, Texas, E.U.A. acordó que el Día Internacional del Médico fuera el 3 de diciembre, para conmemorar el natalicio del Dr. Juan Carlos Finlay, quien nació el 3 diciembre de 1833, en la ciudad de Camagüey Cuba. Emitió y sometió a contrastación la hipótesis de que: “la transmisión de la fiebre amarilla se efectuaba a través de la picadura de un mosquito”.

El 14 de agosto de 1881, en la Academia de Ciencias de la Habana presentó el resultado de su investigación. Descubrió que por la picadura del mosquito Aedes aegypti se transmite esta enfermedad. Los frailes del Monasterio de Nuestra Señora de El Carmen en la Habana Cuba, participaron como voluntarios en esta investigación clínica. En el claustro existe una placa de bronce alusiva a este acontecimiento. Al doctor Finlay, sus compañeros lo llamaban: “El Médico del Mosquito”.

EL DÍA DEL MÉDICO EN MÉXICO

El evento se celebraba, desde el 23 de octubre de 1930. En 1937, se efectuó en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, una Convención de Sindicatos Médicos Confederados de la República y se acordó que el Día del Médico fuera en esa fecha. Debido a que el 23 de octubre de 1833 el Dr. Valentín Gómez Farias, erigió el Establecimiento de Ciencias Médicas. Dr. VALENTÍN GÓMEZ FARIAS Fue Presidente Interino de la República Mexicana del 1° de abril al 15 de mayo de 1833; del 2 al 17 de junio de 1833; del 6 de julio al 27 de octubre de 1833; del 5 de diciembre de 1833 al 23 de abril de 1834; del 24 de diciembre de 1846 al 20 de marzo de 1847.

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VARG. Varanag A. El Arte Galo. PARIS. 1956.

WIEG. Wieger León. Los Caracteres Chinos. BUENOS AIRES.

Este símbolo pasó a través de los años a los griegos y lo introdujeron a su mitología; Apolo le regaló una varita al dios Mercurio (Hermes); al interponer la varita entre dos serpientes que peleaban se formó el caduceo al que, posteriormente, le agregaron las alas, atributo de Mercurio dios del comercio. Así que, el caduceo con alas es símbolo del comercio y no de la medicina.

El bastón con una o dos serpientes está ligado a Asclepio y Esculapio dios de la medicina.

Este símbolo lo portan las ambulancias de los servicios paramédicos.

Este símbolo no es exclusivo de la medicina convencional sino de otras licenciaturas universitarias como son la medicina veterinaria odontología, química y la medicina homeopática.

Ej.: Odontologia de Cuba

De los griegos pasó a los romanos que adoptaron todos los dioses pero con otro nombre excepto el de Apolo que fue el más olímpico de los olímpicos, se puede decir que fue el dios politécnico.

El caduceo de Hermes esta presente en la heráldica estatal o municipal como símbolo del comercio.

Ej.:Escudo de Cárdenas, Cuba

Ej.:Escudo 3 de Febrero, Argentina

Ej.:Escudo de Barinas, Venezuela

Las serpientes representan la energía del macrocosmos y microcosmos mismos que se encuentran en el ser humano es el Yin-Yang de los orientales. El palo simboliza el árbol de la vida y el poder de curación; la doble espiral simboliza el principio y continuidad de la vida, como las del las moléculas de ADN.

El dragón es uno de los principales símbolos del mal y de las tendencias demoníacas y por tanto de la enfermedad; es guardián de los tesoros escondidos (salud) y como tal el adversario que debe vencerse para poder acceder a ella. El simbolismo del dragón es ambivalente por eso el enfrentamiento de las serpientes en el caduceo – principio de la teoría de la medicina oriental – energía positiva (+) y energía negativa (-). También principio homeopático.

El sable o espada están ligadas al dragón y al agua; en la tradición bíblica la espada forma parte de las tres plagas: guerra – hambre – peste. El dragón es Yin y Yang, cuando se asocia a las espadas o sables es Yang (enfermedad). De allá que las espadas están declinadas, o sea, está vencida la enfermedad. La tabla con los caracteres sumerios indican que el médico debe atenerse a las leyes divinas y del hombre.

http://www.crystalinks.com/caduceus.html

Piedra nagakal, India.
Serpiente con discos de jade.
Arte Maya (de una representación inca) hombre. Arte Méxicano.(Codex Borbonicus, París)
Escudo con la simbología más antigua de la medicina:
En un campo de gules, una varita con dos serpientes de oro, dichas serpientes están en doble espiral.
Al exterior dos tenantes en forma de dragones de oro con sables de plata (símbolo de la enfermedad vencida); tabla con escrituras sumeria, color natural (piedra) todo eso sobre una cartela en azur.

Este símbolo tiene una antigüedad de 4 600 años o más y está escrita en una copa sumeria que corresponde al Rey Gudea de Lagash, una de las primeras ciudades – estado de la humanidad.

Actualmente esta en el Museo del Louvre, Paris.
La espiral, aparece en todas las culturas. <> (DURS, 388).

sábado, 9 de octubre de 2010

Vegetarianismo, tal vez?


Les voy a contar porqué no veo ninguna contradicción en ser vegetariano, leer a Gurdjieff, estar completamente de acuerdo con los resultados efectuados en mí tras haber sido contactado por un grupo de alguien que recibió cercanamente su enseñanza y considerarlo incluso uno de mis Maestros. Si Él decide hacer un instituto de "Cristianismo", es para que los hombres puedan amar a Dios, a sus padres, a su prójimo y a sí mismos, en la acepción más elevada del término.

Es muy famoso e importante el silencio que hizo Gurdjieff cuando le preguntaron acerca de qué pensaba acerca del ayuno. No se es más, si se come carne o no (entraría aquí en acción la sra. vanidad).

Pero, por otro lado, ¿de qué le sirve a alguien hablar del ayuno?

Éste solo puede beneficiar a quien lo practica y buenas razones ha de tener si insiste.

Yo no estoy autorizado a decir más, pero sí puedo referirme a mi propia experiencia.
No se es anti-carnívoro, se es vegetariano a secas o mejor, cristiano-incluyente-del-prójimo-animal;  sabiendo esto no excluye al prójimo-carnívoro. Si dejo de participar en las matanzas, simplemente me siento mejor y he observado que tengo una percepción más libre.

Se los explicaré con una alegoría muy reciente. Si están en la selva y quieren cristianizar a los animales, no van con las gacelas y les ponen una bocina que grite "enemigas" frente a los leones. Tampoco van con el león y le
dicen "¡Mira, unas bonitas cebras!, ¿no quieres ser vegetariano?". Por esto, puedo decir que la gacela y el león son mi prójimo; amo a ambos por igual. Pero el mismo Gurdjieff aclara que la enseñanza no es para todos.

Cuentan que Hitler era vegetariano. Si un angelito le estuvo insistiendo en que fuera vegetariano era, probablemente, porque Dios quería que lo que ganara fuera una victoria para Dios no para el hombre o demonio tal como él creía ser.

Ustedes comprenderán que la famosa "lucha de los magos", era una lucha en la vida real, en el cuerpo planetario y el alma de los discípulos, no solamente una representación teatral con un mensaje.

Nosotros no vivimos ese tiempo y ahora gozamos de libertades religiosas, pero en aquel entonces (no ha pasado mucho), todavía se consideraba al conocimiento como algo secreto. 

De tiempo en tiempo sucede así. La fábula-adivinanza en que Gurdjieff plantea el siguiente acertijo: "Quieren atravesar un río, tienen una barca y llevan consigo un lobo, un cordero y una lechuga, ¿cómo pasaran a la otra ribera si solamente pueden llevar consigo a uno de los tres cada vez?, es un ejemplo del amor. 

Uno debe amar tanto al lobo, al cordero y a la lechuga. Otro tanto puede decirse de la afirmación hecha en la segunda serie de libros, Encuentros Con Hombres Notables, que versa así: solo podrá llamarse hombre a quien pueda conservar intactos tanto al lobo como el cordero que han sido confiados a su cuidado.

Bien, no debo inferir aún, que se trata de cuando el lobo se vuelve vegetariano, pues cuando al fin lo logra, muere al poco tiempo; y eso mi cordero se lo lamentaría tarde o temprano, pero sí puedo imaginarme de a cual vida se refiere con la palabrainde mnes.

Ya sabemos -como dato por lo menos- que para nacer hay que morir, así que les  contaré una fábula con los mismos personajes del famoso acertijo de Gurdjieff, que me acabo de inventar. "Estaban el lobo, el cordero y la lechuga. El lobo se muere en manos de un cazador, llega al cielo y San Pedro le pregunta, -Pues bien hijito mío, ¿cómo te fue en la vida? -Bien, San Pedro, pero ¡ah! como me gustaban las corderas-.

Entonces llega al cielo el cordero de la historia y San Pedro le hace la misma pregunta. El cordero contesta: -Muy bien San Pedro pero ¡ah, qué miedo con las lobas!, sobretodo cuando tenían crías-. 

Agregaré un poco, una de las lechugas se muere en el hocico de otro cordero, llega al cielo y San Pedro le pregunta de nuevo. Ella contesta: -estaba yo ahí y de repente ya no". ¿Quién pierde?.

El lobo se las arregla siempre y a menos que los corderos hagan un motín (¿oyeron la canción del lobito bueno?), siempre tiene alguno que otro recurso a la mano para agradecer a Dios por las corderas, el cordero
acaba quejándose, la lechuga que siente con una parte distinta, por lo tanto, ni sufre ni se lamenta. Me pueden decir que la historia está amañada. Después de todo si el cordero dice: "¡Ah! al lobo malo, no te quise en vida", resulta ser el perdedor, pues todo era un entrenamiento para amar al prójimo, y por lo menos el lobo agradecía la presencia de las corderas, a su manera.

Cuando el famoso Amo que Gurdjieff describe llega al carruaje y es conducido al edificio, a la fábrica y al apartamento podrá decidir qué hacer con todo eso. Nosotros no sabemos nada acerca de ello. Mientras tanto, el lobo, el cordero y la lechuga son solamente representaciones de algunos de los centros de la máquina que es el hombre, el lobo no puede decidir conscientemente si le gustan las corderas solamente para comer, o para otra cosa, tal vez el Amo decide que le gusta la fotografía y se pone a fotografiar corderas...

Cuando uno ayuna existe un pequeño vacío que tiende a ser llenado siempre, ya sea por hambre de otra cosa, por conocimiento, etc. Gurdjieff afirma que debemos estar muy atentos. Por supuesto, haría trampa al sugerir que nuestros corderos interiores son la fuente, y no el lobo, de inspiración en el trabajo.
Después de todo, lo que hagamos lo decidirá el Amo de cada quién, cuando tome su lugar.

A este respecto debo decirles que yo he hecho alguna que otra travesura, por ejemplo me meto a donde están los leones en un circo y les pongo miel de abeja en el agua. También tengo un aparato de hidrólisis (solución de agua con sosa al que aplico los cables desnudos de un eliminador de baterías) permanentemente en mi casa, a la cual son siempre bienvenidos, que desdobla el oxígeno y el hidrógeno del agua, liberándolos, aumentando la cantidad de gas en el planeta (una especie de macro-cámara-hiperbárica). El resultado de esto es que no me están cobrando la dosis de oxígeno que las lechugas seguirían produciendo de no haber sido comidas por mí o mis amigos vegetarianos.

Lo equivalente sería un pequeño bosque-ecológico-celestial productor del oxígeno superior que sustentaría mi enseñanza, tal como lo hacen los santos de verdad cada vez que van al cielo.

Ellos, los que saben, han cruzado el río, tantas veces como ha sido necesario y han llevado, una por una, sus riquezas personales acumuladas con Dios sabe qué tipo de esfuerzos, durante su vida, para ponerlas al servicio de la enseñanza. A diferencia de esto yo estoy, casi, casi como niño rico que intentaría poner su escuela. Sí ya sé, eso no lo haría yo, sino una máquina. Pero como Gurdjieff dice: "Nadie puede hacer”... todavía.

Lo equivalente, desde otra perspectiva de la historia (nada es verdad, nada mentira, todo depende del color del cristal con que se mira), sería una discusión interminable acerca del tipo de yoga, la pureza de las enseñanzas y los caminos que convienen a cada quien, pues en verdad, ciertas fuentes de oxígeno disminuyen por culpa de los vegetarianos. Dicho en cristiano, ¡nos comemos la lechuga!. Claro, no todas las fuentes de oxígeno se ven disminuidas, según sabemos hoy por la geología y otras ciencias...

Otro de los misterios de la filosofía carnívora y de la vida vegetariana está referido por un cuento que se conoce como el cuento de Mushkil Gusha. En ese cuento se habla de una niña que se cansa de lo que siempre come y le pide a su papá que le consiga alimentos nuevos. El padre sufre muchísimo para darle de
comer a su hija cosas nuevas, pero al final lo logra. Hay quien toma este cuento, en su acepción más física, como una defensa de la alimentación carnívora, pues en países donde la alimentación vegetariana es corriente o donde la carne sería un lujo, la alimentación nueva consistiría, precisa y únicamente, en la carne.

La contradicción desaparece cuando hacemos conciencia de que una vez pasado el nivel de las necesidades elementales, en ese cuento se habla de los alimentos espirituales. Por supuesto que requerimos alimentos de la más alta calidad siempre y cada vez en mayor dosis, puesto que vamos creciendo espiritualmente. ¿Quién no recuerda a Gurdjieff hablando de las escalas de los alimentos y de que para pasar de una escala a otra, requerimos de impresiones, ciertos shocks, oxígeno, sal y cosas de esas?. Por ejemplo, al relatar el cuento de Mushkil ¿quién recuerda que no se habla de alimentos comunes y corrientes sino de la posibilidad de alimentarse, por ejemplo, con la mismísima sangre, el cuerpo de Cristo y alimentos similares?.

Gurdjieff afirma que Jesús, en realidad sí mezcló su sangre con el vino de la última cena, pero lo que no aclaró, porque el shock forma parte del crecimiento, es que esta sangre de la que habló es la sangre del alma. Todos hacemos eso, no necesariamente cuando comemos, pero a veces pensamos que queremos esto o aquello y otras veces involucramos nuestra sangre con las resultantes de la comida en nosotros mismos o en las presencias de los demás. Alzamos la panza o el pecho cuando queremos que alguien nos de nuestro lugar y al hacerlo estamos poniendo sangre de algún tipo en las presencias de los que se encuentran frente a nosotros. Nos la pasamos haciendo juramentos y cosas de ese tipo y luego ni siquiera lo recordamos.

Pues bien, Cristo puso su sangre espiritual en la comida de la última cena. ¿No es este un alimento nuevo que todos quisiéramos probar?. Antes de contestar, si sí o no, por favor, tenga usted en mente que después de lo cual, sucedió todo lo que sucedió y sigue sucediendo. ¿Daría usted su sangre por alguien tan simpático como el César?.

Ahora Roma es la sede de la fe, al entender de los propios romanos. ¿Porqué?. Estoy seguro que esa parte de la enseñanza fue por amor a ellos, y a los que quisieran y pudieran comprender. También, cuando repartió los peces y los panes, hizo lo mismo. Fue su propia sangre la que congregó a los peces cuando saltaron a la red. Yo no se de dónde vinieron exactamente aunque he llegado a suponer algún lugar de origen, pero saltaron a las redes en la barca, porque un llamado de sangre fue hecho.

Después de considerar esto, por favor, tenga en cuenta que también hay seres como Gurdjieff que muestran formas de lograr llevar dentro de uno lo que significa ser cristiano, “in vitro”, en un instituto, en un taller de yoga, etc. sin necesidad de comprometerlo a ser el cristiano desayuno de algún simpático y
bonito león café-amarilloso.

Un misterio más es la afirmación de Hermes: "Dad a los niños la leche y a los adultos la carne". Se refiere, como ustedes podrán deducir a los asuntos que conciernen a los niños y los adultos. Pero también se utiliza a veces como una defensa carnívora. La argumentación es como sigue: “si quieren avanzar en el camino de la madurez espiritual, adulta, deberán comer carne tarde o temprano.

Al respecto, yo pienso que si un cerdito se pasa toda la vida engordando, con mucho gusto, pensando en el día en que será, por fin, sacrificado para bien de los seres humanos, deberíamos tomar su sacrificio en serio. Pero si así nomás, sin avisarle, llega un tipo con un cuchillo y el cerdito se defiende y se defiende pero al final no puede con el gigantón abusivo, es otra cosa. En tal caso lo que puedo agregar es que Cristo dio su sangre y su cuerpo, y los dio voluntariamente como alimento, pero no se comió los de alguien más en la misma forma en que lo hacemos todos. Sería más justo afirmar que si lo hizo, todos lo hacemos, lo hemos hecho siempre, pero nuestra percepción no es lo suficientemente sutil como para saber que esa espinilla fue el pecadillo aquel, que el estreñimiento, ¡ah claro! la vecina, que Jesús, también comió, bebió nuestra sangre y escribió en ella todo lo que quería y lo sigue escribiendo, etc....

Lo que intento explicar es que por lo menos deberíamos saber qué hacer con esos alimentos, que existen, y que en el orden adecuado al cabo de un tiempo de trabajo, arman la máquina del recuerdo.
¿No es el amor de una madre que amamanta la forma más conocida y espiritual de ser el alimento de alguien?

Gurdjieff insiste en que debemos mostrar un total respeto a la religión de los demás. Esto es importantísimo. El respeto es una forma del amor que puede revestirse en la forma de tolerancia a las creencias de los demás.

Afortunadamente existen ya países (yo estoy en México) en los que la libertad religiosa y de pensar es posible. Actualmente podemos entrar a un templo Krishna o a un MacDonalds sin que nadie en la entrada nos lo impida. Y volviendo a la forma de expresión con la que inicié, con lobos y corderos, puedo agregar que mientras, el cordero se pase diciendo cosas como estas: “¡Ah!, todos los nuevos restauradores de la fe en Cristo, carnívoros que tal vez tienen un tío carnicero o un primo que tal vez trabaja en Fud, u otro establecimiento de este tipo, toman el asunto del lobo con muchísima importancia, su conclusión siempre es la misma: que debemos alimentarlo. 

La sutileza filosófica es con qué lo alimentamos y al final, y sin tanta argumentación ¿no es el papel de cordero mejor que el del lobo?, ¿no es el cordero quien al final de nuestras vidas nos redime a nosotros y a todos nuestros “inteligentes” lobos interiores?”. Un lobo adiestrado, tal vez empiece a decir cosas como las siguientes: “Esto es labor de equipo. Mientras uno de los lobos defiende a los corderos de los otros lobos, todos se ponen a trabajar...” Pero no, el lobo siempre es lobo y actúa como lobo, a su vez el cordero siempre será cordero, y el Amo tiene que mantener a ambos despiertos con sus respectivos alimentos. Y así sucesivamente, hasta que el lobo y el cordero mueren y renacen ¡como perro y su ¿conciencia?! 

Sus problemas no habrían acabado pues al Amo, como Yuristira, el del Mahabarata, se le impide la entrada al paraíso porque trae a su perro. Por cierto, la matanza de perros y la creencia de que el comérselos tiene propiedades afrodisíacas, que se practica en algunos países orientales, tiene su origen en este cuento.

Estaríamos fritos si por ser vegetarianos, la crueldad se recrudece por parte de los antivegetarianos. Pero más fritos si no comprendemos que el ser vegetariano no nos hace más que los que no lo son.

¿Qué se hace después de ser vegetariano? El secreto afirma que si estás de acuerdo, tienes razón, si no estás de acuerdo, también tienes razón. Según esta descripción, la mente lo es todo. Otros afirman que la mente es después de todo como una película, de la que somos observadores y no participantes. También sabemos que después de muchos esfuerzos se llega a la iluminación y a la contemplación. Todos los caminos llevan a algún lado. 

Otros afirman que en realidad convergen. 
Pero también es cierto que algunos caminos son un atajo, mientras que otros llevan por caminos que no confiaríamos ni a las cabras más avanzadas. Si no cambiamos nada no llegaremos más lejos que un venado en la floresta o tal vez llegaremos hasta la meta.

La diferencia consiste en definir qué es lo que queremos. Para ello hace falta que Alguien decida. Pero eso no podemos hacerlo mientras no nos conozcamos, realmente. Somos nosotros mismos y para eso hay primero saber que existimos, me refiero al Amo, y recordarnos, continuamente.

Alguien después de todos los esfuerzos realizados a lo largo de sus vidas decide  con todo su ser ser  vegetariano. ¿Qué logra con ello? Si usted lo encuentra y le dice que se siente bien y cree que va avanzando en el camino, puede creerlo.

En verdad se avanza. Cuando un sabio alcanzó la iluminación, Osho relata que simplemente se sentó a tomar thé. Nada había que cambiar. En esto consiste el despertar. La percepción del Amor que actúa sin que lo sepamos, sin que hagamos nada, sin nuestro consentimiento, acción u oposición.

Para dar rienda suelta a mi propio borrego, que ya llegó a los pastizales de la alta montaña, tengo que decir las cosas como si él viviera a costa de sus propios sufrimientos en vez de por la muerte del “pobrecito” lobo. Por que en serio se cree muy inteligente. Como en las bodas, que para beber el vino bueno nos tenemos que meter en la cocina. Para aclarar un poco más las cosas, Gurdjieff describe claramente un método para lograr un alma inmortal que es ligeramente distinto al método enseñado por Cristo. El método de este último es algo no se recomienda ampliamente sin aplicar las respectivas restricciones (se tendría que aclarar a los niños muy responsablemente que no intenten hacer esto en casa) pues trata acerca de temas tan graves como el martirio y el sacrificio.

Algo ya no muy en boga actualmente.
Bien dice Gurdjieff que Jesús era un brujo, que conocía secretos y que los llevó a sus últimas consecuencias. Estos sacrificios se realizaban, no con un afán masoquista por parte de los sacrificados, como algunos sacrificadores y sacrificados posiblemente habrán supuesto, sino por el mismísimo amor por parte de Nuestro Padre Celestial a ambos, los sacrificados, los sacrificadores y al prójimo en general, tal como las antiguas enseñanzas lo han mostrado.

El sacrificio funciona entonces como sigue: al saciar el hambre o el odio de los sacrificadores, se obtiene el perdón de lo Alto y las gracias para todos los seres, incluidos los sacrificados, los sacrificadores y los demás. Barriga llena, corazón contento, una vez que aquellos sacrificadores quedan saciados en su amor propio, y su odio, por tantos borregos que se las dan de santos, pero que solo son unos intolerantes de primera, los resultados bienhechores del sacrificio llegan a todos los rincones de la creación para regocijo de los seres,
las divinidades y en especial de Nuestro Dios Padre Todopoderoso, en forma de eructo o simplemente de un sueño reparador. Así, participando de las comilonas y congraciándonos con el carnicero de la esquina o algún ávido defensor de la fe “cristiana de algún tipo” dueño, además, de algún puesto de tacos al pastor en el que no vendan cigarros, participamos del regocijo general, especie de comunión placentera, logrando olvidar el berreo de nuestros propios y respectivos corderos, de manera muy conveniente para los lobos monetarios de otros respectivos intereses corporativos.

De hecho, tal vez no me he percatado de ello, el sacrificio es algo realmente más común de lo que he supuesto, porque tal ha sido la forma de pensar de privilegiados seres de la creación como las vacas. Por cierto, un Dios (hay quien dice que era Dios Padre disfrazado) se percató de ello y les ascendió a rango
divino por su santa e imparcial conducta hacia todos los demás seres, dando a unos la leche y a otros la carne. Como dicen, si en Mega u Orbis hubieran existido las vacas otro gallo hubiera cantado...

¿Quién quisiera ser un pez para saltar a la red?, y ¿quién quiere ser Judas? El que no salte a la red ¿será Judas? Qué triste misterio sería la aventura vegetariana, si por oponernos, no a ser el alimento de los demás, sino a alimentarnos de los demás, solo nos quedara esta última opción. Como un día me dijo una chica musulmana: “anda, vete con tu educación judeo-cristiana”.

Ustedes sabrán que me sentí como un lobo que se cae al río y tiene que nadar hasta la orilla: completamente mojado. Yo aquí, intentando renovar los intercambios...

¿ Quién puede hallar la ruta del recuerdo y la percepción siendo vegetariano? Y, sin recurrir a la culpa ajena como excusa para enseñar o escribir ¿encontrar al verdadero Amo? Sabemos que el espacio ocupado por los anteriores procesos carnívoros serán reemplazados, pero las discusiones de la escuela, que si tal yoga, que si este camino o el otro, que si son imprescindibles las varitas de incienso para librarnos de las malas influencias, y cosas parecidas, son las excusas de nuestros propios lobos y corderos. Alguien dirá, pues, es simple, un vegetariano que lo sea el tiempo suficiente y que en vez de culpar a los demás, le extienda una solicitud, por escrito en letra de oro, a Nuestro Dios Padre, con respectivas copias para los ángeles, que contenga, exactamente, el pedimento y la descripción de para qué quiere ser vegetariano, lo logrará. No se precisa nada más. Yo, creo que los consejos de Jesús son bastante claros y precisos: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Él amó tanto a sacrificados como a sacrificadores.

Las tentaciones en el camino son ahora para los Judas de hoy lo que un taco de pimienta para Hitler. Algo que fácilmente podría llegar a confundir el sobrepeso espiritual, sobretodo si tiene la digestión espiritual pesada, con los alimentos nuevos de los que hablábamos, pues al ayunar el espacio aparece. En vez de esposas, suegros, amigas, amigos y cuñados felices tendríamos Sherhzades contándonos cuentos, porque las esposas, esposos, hijos e hijas, que eran las lombrices, las lechugas, los borregos y hasta los lobos que nos comimos, se opusieron de tal forma a hacernos la digestión correcta o por lo menos cómoda, sin más, impidiéndonos llegar a lo que en adelante seguía: el conocimiento y el recuerdo de sí.

No se es más, al ser vegetariano. Tal vez se disponen de nuevos disfraces, recursos y sutilezas (cornamentas de varios tipos, pesuñas y también varios tipos de estómagos), pero todos vinimos a servir y no a ser servidos. Algunos vinieron para librarse del karma, otros para averiguar qué podían hacer con él, otros escucharon que primero tenían que conocerse a sí mismos. Así, que después de acabar con los problemas en relación a nuestras diferencias de alimentación, que en la percepción de Nuestro Dios Padre no tiene la menor importancia, debemos continuar con el trabajo, que tiene que ver con la percepción de su verdadero actuar. En fin, quien tenga oídos que oiga y si tiene ojos, pues hasta lea, si quiere. Yo he sido un poco musulmán en lo que se refiere a las llamadas bendiciones extremas. Ya tendré oportunidad de contarles mis
aventuras con mis amigos musulmanes.

Lo que puedo adelantar es que Dios nos ha puesto en este mundo para experimentar la diversidad. La religión musulmana es un permiso especial para estar a salvo. Como un instructivo. Cada camino tiene una parte de la verdad.

Esto no lo dice el Corán literalmente, pero en alguna parte del Libro se dice que aquél que perdona le será tomado en cuenta. Para los que no pueden hacerlo, les da indicaciones muy claras. Después de leerlo, yo llego a mis propias conclusiones: Dios-Alá da a cada quien lo que puede tomar. Podemos tolerar, perdonar y amar. Yo mismo me digo ¿Qué mejor forma de amar que permitir el tiempo propio de cada ser para gozarlo, en vez de exterminar para procurar mi propio alimento?

Otra historia se refiere al jardinero que poda y poda para que el árbol se vuelva fuerte o para la vanidad del Amo que, a fuerzas, quiere un árbol con forma de perrito. Así, leones, águilas y demás depredadores están aquí para que las especies solo conserven aquellos miembros del grupo que podrán sacar adelante a la especie. Esto puede parecer injusto, porque los más débiles suelen ser los más amorosos. Entonces viene Jesús y les muestra una forma de redención mediante el sacrificio voluntario. Han descendido del Altísimo caminos menos extremos también. Existen dos ríos, pero si estamos en el río que no queremos, y queremos saltar al otro río, debemos saber como hacerlo.

Mientras tanto, vean a los peces, que hasta siguen bebiendo y bebiendo, sin absolutamente el menor problema, en el río... (y hasta con el típico aliento a cerdo ahumado). De hecho esto me recuerda que solo Dios sabe porqué nos pone en el lugar y la circunstancia que nos pone. Es más, creo que he escrito todo esto porque todavía no digiero el guisado de cerdo que me comí el otro día que me invitaron a ser padrino de bautizo de un vecinito. Dios me perdone porque después de la fiestecita he tenido hasta problemas con estas personas.

¿El motivo?, tal vez el cerdito no quería ser comido.

No podemos todavía enseñar a rugir a las cebras y adiestrar a los gatos para que coman hierba, queremos que nos llamen hombres con lobo y con cordero, la evolución de las especies es un concepto que no vale para nada si no se impregna del verdadero sentido del cambio, el amor, pero podemos aprender a permitir en nosotros que la voluntad del Altísimo tome su forma y tiempo.

Por supuesto, quiero terminar tal como inicié este escrito, repitiendo que no se es más si se come carne o no y nadie vino a ser servido sino a servir, pero, ¡hay, qué feliz es el alma al poderse explayar un poco, sin culpa
cualninguna, con los leones somnolientos, retozando y viendo florecitas, después de su pequeña dosis de miel!.


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