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‘Dijo Elokim: Haya luz y hubo luz.’ Génesis 1:3

Que la gran luz del entendimiento ilumine nuestros cerebros y purifique nuestros corazones , a fin de que en un ambiente de intelectualidad y de perfecta fraternidad , nos entreguemos a buscar los senderos de nuestra propia superación. Eusebio Baños Gómez

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LA LUZ PRESTADA - El Espía de DIOS

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jueves, 19 de julio de 2012

Talitá kum

Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se sane y viva». Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: «Con sólo tocar su manto quedaré sanada». Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba sanada de su mal. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: «¿Quién tocó mi manto?». Sus discípulos le dijeron: «¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?» Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sanada de tu enfermedad». Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: «Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?» Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: «No temas, basta que creas». Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: «¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme». Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: «Talitá kum», que significa: «¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!» En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que dieran de comer a la niña.

Mc 5, 21-43

martes, 3 de julio de 2012

Remedios para la gripe.


#1: Mezclar dos gotas de esencial de eucalipto, dos de pino y dos de romero con dos cucharadas de aceite de almendras. Luego, hacer fricciones en el pecho.

#2: Cocer, a fuego lento, dos vasos de zumo de limón y seis cucharadas de miel, durante una hora y media. Una vez preparado, beber dos cucharadas de este jarabe cada hora el primer día y cada tres horas el segundo día hasta que se cure la gripe.

#3: Realizar vahos con agua hirviendo y hojas de eucalipto cubriendo la cabeza con una toalla.

#4: Preparar un té con corteza de sauce.  Tomar bien caliente varias veces al día.

#5: Preparar un licuado con 200 gramos de naranja (sin semillas) y 200 gramos de repollo, agregarle un vaso de agua hervida. Beber tres vasos al día.

#6: Disolver una cucharadita de sal en medio litro caliente. Hacer, con esta preparación, varias gárgaras el día.  Este remedio ayuda cuando la gripe va acompañada de garganta irritada.

#7: Verter en un taza de agua que esté hirviendo 2 cucharadas de salvia y una cáscara de pomelo.  Tapar y dejar refrescar.  Tomar una taza tres veces al día para respirar mejor y calmar el estómago que esté revuelto por la gripe.

#8: Verter 3 cucharaditas de raíz de jengibre molido en medio litro de agua que se encuentre hirviendo.  Luego, añadir al agua de un recipiente para realizar un baño de pies lo cual favorecen la transpiración, lo que, a su vez, contribuye a que el organismo elimine toxinas.

#9: Hervir una gruesa rodaja de cebolla en un cazo con agua y agregar 1/2 cucharadita de pimienta cayena. Después, colar la cocción y tomar una taza de este líquido tibio antes de acostarse.  Este remedio facilita la descongestión del pecho causado por la gripe.

#10: Verter un puñado de hojas largas y delgadas (como agujas) de pino sobre un litro de agua caliente. Cubrir la cabeza con una toalla (a modo de tienda) y respirar el vaho.  Este remedio, igualmente, sirve para descongestionar el pecho.

#11: Hervir 250 ml de agua en una cazuela y cuando se encuentre en su punto de ebullición, verter 1 cucharadita de raíz de rábano picante previamente lavada y rallada. Dejar cocer durante unos minutos y después colar la infusión. Tomar una o dos tazas al día.  Se se desea se puede agregar 1 cucharadita de miel.

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