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‘Dijo Elokim: Haya luz y hubo luz.’ Génesis 1:3

Que la gran luz del entendimiento ilumine nuestros cerebros y purifique nuestros corazones , a fin de que en un ambiente de intelectualidad y de perfecta fraternidad , nos entreguemos a buscar los senderos de nuestra propia superación. Eusebio Baños Gómez

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LA LUZ PRESTADA - El Espía de DIOS

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viernes, 28 de enero de 2011

LA PIEDRA ANGULAR.


La tradición cristiana, de la que la francmasonería es una de las formas (esotéricas) más esenciales, adjudica mucha importancia a la piedra angular y a su simbolismo. 

Lo esencial de esta tradición reposa en la frase siguiente: "La piedra rechazada por aquellos que construían se ha convertido en la piedra principal del ángulo". San Bernardo, hablando de la construcción del templo cristiano y de la sacralización (construcción y sacralización realmente efectuadas por los francmasones constructores de iglesias, detentores del secreto técnico y el secreto iniciático) exclamaba:

"Es necesario que se cumplan en nosotros en forma espiritual los ritos de que
materialmente han sido objeto esas murallas. Lo que los obispos han hecho en este
edificio visible, es lo que Jesucristo, el pontífice de los bienes futuros,
realiza cada día en nosotros de manera invisible... Nosotros entraremos en la
morada que la mano del hombre no ha elevado, en la eterna morada de los cielos.
 
Ella se construye con piedras vivas, que son los ángeles y los hombres... Las
piedras de este edificio están adheridas y unidas por cemento doble, el
conocimiento perfecto y el amor perfecto".

El simbolismo de la piedra angular es uno de los más difíciles para estudiar porque, voluntariamente o no, los autores lo confunden con el de la piedra fundamental, a causa del célebre Evangelio según San Mateo:
"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra yo edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella".

Se sigue de esto, sobre el plano cristiano, una confusión bastante molesta entre Pedro y Cristo, que es la piedra angular y no la piedra de la fundación del edificio. Jean Hani, en su interesante pero apresurado libro sobre "Le Symbolisme du Temple Chrétien", ha caído en esta confusión como muchos otros autores. Escribe en efecto:

"Todo el ciclo cristiano se desarrolla en tres actos.

Primer acto: Cristo viene a la tierra a colocar la "primera piedra" o piedra de fundación que, en resumen, es Él mismo.

Segundo acto: El edificio será terminado por la colocación de la verdadera piedra angular o clave de bóveda. 

Tercer acto:  Entonces todo el edificio sufrirá la transmutación gloriosa: las piedras se tornarán preciosas y resplandecientes, penetradas por la irradiación del oro divino que es su sustancia interior, y la ciudad celeste aparecerá en todo su esplendor...". 

Jean Hani, en su lirismo un tanto "sentimental", simplemente ha olvidado el texto tan importante de San Pablo:

"Sois un edificio construido sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Jesucristo mismo la principal piedra del ángulo (sumo angulari lapide) en que todo edificio construido y ligado en todas sus partes se eleva como un templo consagrado al Señor, por quien vosotros habéis entrado en su estructura para ser la morada de Dios en el Espíritu".

Se tendrá una excelente representación figurativa de lo que es realmente la "piedra angular" refiriéndose al manuscrito de Munich titulado "Speculum humanae Salvationis", donde se puede advertir a "dos masones que sostienen una cuchara en una mano y en la otra levantan la piedra que ellos se aprestan a colocar en la cima de un edificio (aparentemente la torre de una iglesia que esta piedra debe completar).

Hay que observar, a propósito de esta figura, que la piedra de que se trata, en tanto que clave de bóveda, o en toda otra función similar según la estructura del edificio que ella está destinada a "coronar", no puede, por su forma misma, ser colocada sino en lo alto (sin lo cual, por lo demás, es evidente que ella podría caer en el interior del edificio); así pues, ella representa de alguna manera la "piedra descendida del cielo", expresión que se aplica exactamente al escrito, y que recuerda también la piedra del Grial (Lapsit exillis de Wolfram d'Ejschenbach, que puede interpretarse como Lapis ex caelis)... esta misma ilustración muestra la piedra bajo el aspecto de un objeto en forma de diamante, lo que la aproxima aún a la piedra del Grial, puesto que ésta es igualmente descrita como tallada en facetas".

René Guénon ha observado con justicia que la "piedra angular", "tomada en su verdadero sentido de piedra "de la cima", es designada, a la vez, en inglés como keystone, como capstone (que se halla también escrita capestone) y como copestone (o copingstone)". Capstone deriva, en efecto, del latín caput (cabeza), "lo que nos lleva a la designación de esta piedra como la "cabeza del ángulo"; es la piedra que "remata" o "corona" un edificio; es también un capitel, que es asimismo el "coronamiento" de una columna".

Terminamos de hablar de "acabamiento", y las dos palabras cap y chef son, en verdad, etimológicamente idénticas; capstone es, pues, la cabeza (chef) de un edificio o de la "obra", y en razón de su forma especial que requiere para tallarla conocimientos o aptitudes particulares, ella es también, al mismo tiempo, un chef d'oeuvre (obra maestra) en el sentido que la expresión tenía para los compañeros; "es la pieza por la cual el edificio queda completamente terminado, o, en otros términos, es llevado por fin a su perfección".

A la luz de lo que acabamos de informar, nos parece oportuno colocar ante los ojos de nuestros lectores lo que escribió en 1723 Anderson: "Finalmente, vosotros deberéis observar todas estas obligaciones, y también aquellas que os serán comunicadas de otra manera; cultivar el amor fraternal, el fundamento y la clave de arco, la base y la gloria de esta antigua confraternidad...", lo que denota en él un conocimiento más profundo del esoterismo masónico que el que a menudo se pretende atribuirle.

La clave de bóveda, la piedra angular, se adorna, en Notre-Dame del Fuerte en Etampes (Seine-et- Oise), con la imagen de los Cuatro Coronados, lo que subraya aún los vínculos existentes entre los francmasones iniciados y la tradición cristiana. A veces, la piedra angular no existe. Entonces, por encima del crucero se halla el occulum (el ojo de Dios), el orificio por donde la iglesia recibe la luz y cuya equivalencia se encuentra en la atalaya de los barcos, en la construcción de la cual se exigían ritos de consagración semejantes a los utilizados para la consagración de las iglesias.
 
En las logias masónicas, el occulum, clave de bóveda del templo a construir, está simbolizado por la plomada, instrumento de los hombres de oficio, que pende del techo y en medio del taller. Es decir, que la piedra angular es uno de los símbolos más interesantes tanto de la masonería operativa como de la masonería especulativa; aun sería necesario establecer la distinción primordial existente entre el "carré long" (cuadrado largo), representación de la logia, y la clave de bóveda o el occulum, circular, que simboliza la tierra y el cielo, lo que corresponde a dos estados iniciáticos diferentes: los de la Square Masonry (masonería del cuadrado) y la Arch Masonry (masonería de la bóveda) "que por sus relaciones respectivas con la tierra y el cielo o con las partes del edificio que las representan (la forma cuadrada, parte inferior del templo, y la bóveda o semiesfera) aparecen aquí en relación con los "pequeños misterios" y los "grandes misterios".

Ella prueba con evidencia que la masonería azul (o de los tres primeros grados) equivale a la iniciación basada sobre el oficio de constructor, mientras que la masonería llamada de los altos grados, prolongación obligatoria de aquella, desemboca en una iniciación de orden diferente y más profundo, pero que no podría realizarse sin la pertenencia a los tres primeros grados masónicos.
Gracias a JEAN P.




RENE GUENÓN: LA “PIEDRA ANGULAR”

El simbolismo de la “piedra angular”, en la tradición cristiana, se basa en este texto: “Piedra que rechazaron los constructores se ha convertido en piedra de ángulo”, o, más exactamente, “en cabeza de ángulo” (caput anguli)2. 
 
Lo extraño es que este simbolismo casi siempre se comprende mal, a consecuencia de una confusión que se hace comunmente entre esa “piedra angular” y la “piedra fundamental”, a la cual se refiere este otro texto, más conocido aún: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”3. Tal confusión es extraña, decimos, pues desde el punto de vista específicamente cristiano equivale de hecho a confundir a San Pedro con Cristo mismo, ya que éste es el expresamente designado como la “piedra angular”, según lo muestra este pasaje de San Pablo, el cual, además, la distingue netamente de los “fundamentos” del edificio: “(sois) edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra angular (summo angulare lapide) el mismo Cristo Jesús, en la cual todo el edificio, armónicamente trabado, se alza hasta ser templo santo en el Señor, en el cual también vosotros sois juntamente edificados (coaedificamini) para ser morada de Dios en el Espíritu”4. 
 
Si la confusión a que nos referimos fuese específicamente moderna no cabría sin duda extrañarse en demasía, pero parece encontrársela ya en tiempos en que no es posible atribuirla pura y simplemente a ignorancia del símbolismo; nos vemos, pues, llevados a preguntarnos si en realidad no se trataría más bien, en el origen, de una “sustitución” intencional, explicable por el papel de San Pedro como “sustituto” o “vicario” de Cristo (vicarius, correspondiente en este sentido al árabe jalîfah); de ser así, esa manera de “velar” el simbolismo de la “piedra angular” parecería indicar que se lo consideraba contener algo de particularmente misterioso, y se verá en seguida que tal suposición está lejos de ser injustificada5. Como quiera que fuere, hay en esa identificación de las dos piedras, inclusive desde el punto de vista de la simple lógica, una imposibilidad que aparece claramente desde que se examinan con un poco de atención los textos que hemos citado: la “piedra fundamental” es aquella que se pone
primero, al comienzo mismo de la construcción de un edificio (y por eso se la llama también “primera piedra”)6; ¿cómo, pues, podría ser rechazada durante la misma construcción? Para que sea así, es preciso, al contrario, que la “piedra angular” sea tal que no pueda encontrar aún su ubicación; en efecto, según veremos, no puede encontrarla sino en el momento de acabarse el edificio íntegro, y así se convierte realmente en “cabeza de ángulo”. 

En un artículo que ya hemos señalado7, Ananda Coomaraswamy destaca que la intención del texto de San Pablo es evidentemente representar a Cristo como el único principio del cual depende todo el edificio de la Iglesia, y agrega que “el principio de una cosa no es ni una de sus partes entre las otras ni la totalidad de sus partes, sino aquello en que todas las partes se reducen a una unidad sin composición”. La “piedra fundamental” (foundation-stone) puede ser llamada adecuadamente, en cierto sentido, una “piedra de ángulo” (corner-stone), según se lo hace habitualmente, puesto que está situada en un ángulo o en una esquina (corner) del edificio8; pero no es única como tal, pues el edificio tiene necesariamente cuatro ángulos; y, aun si se quiere hablar más particularmente de la “primera piedra”, ésta no difiere en nada de las piedras de base de los demás ángulos, salvo por su situación9, y no se distingue ni por su función ni por su forma, puesto que no es, en suma, sino uno de cuatro soportes iguales entre sí; podría decirse que una cualquiera de las cuatro corner-stones “refleja” en cierto modo el principio dominante del edificio, pero no podría de ninguna manera ser considerada este principio mismo10. 
 
Por otra parte, si realmente de esto se tratara, ni siquiera podría hablarse lógicamente de “la piedra angular”, pues, de hecho, habría cuatro; aquélla, pues, debe ser algo esencialmente diferente de la corner-stone entendida en el sentido corriente de “piedra fundamental”, y ambas tienen en común solamente el carácter de pertenecer al mismo simbolismo “¿constructivo”.
 
Acabamos de aludir a la forma de la “piedra angular”, y es éste, en efecto, un punto particularmente importante: precisamente porque esta piedra tiene una forma especial y única, que la diferencia de todas las demás, no solo no puede encontrar su lugar en el curso de la construcción, sino que inclusive los constructores no pueden comprender cuál es su destino; si lo comprendieran, es evidente que no la rechazarían y se contentarían con reservarla hasta el final; pero se preguntan “lo que harán con la piedra”, y, al no dar con respuesta satisfactoria, deciden, creyéndola inutilizable, “arrojarla entre los escombros” (to heave it over among the rubbish)11. El destino de esa piedra no puede ser comprendido sino por otra categoría de constructores, que en ese estadio no intervienen aún: son los que han pasado “de la escuadra al compás” y, por esta distinción, ha de entenderse, naturalmente, la de las formas geométricas que esos instrumentos sirven respectivamente para trazar, es decir, la forma cuadrada y la circular, que de manera general simbolizan, como es sabido, la tierra y el cielo; aquí, la forma cuadrada corresponde a la parte inferior del edificio, y la forma circular a su parte superior, la cual, en este caso, debe estar constituida, pues, por un domo o una bóveda12.
 
En efecto, la “piedra angular” es real y verdaderamente una “clave de bóveda” (keystone); A. Coomaraswamy dice que, para dar la verdadera significación de la expresión “se ha convertido en la cabeza del ángulo” (is become the head of the corner), podría traducírsela por is become the keystone of the arch, lo cual es perfectamente exacto; y así esa piedra, por su forma tanto como por su posición, es en efecto única en todo el edificio, como debe serlo para poder simbolizar el principio del que depende todo. Quizá cause asombro que esta representación del principio no se sitúe en la construcción sino en último lugar; pero puede decirse que la construcción en conjunto está ordenada con relación a ella (lo que San Pablo expresa diciendo que “en ella todo el edificio se alza hasta ser templo santo en el Señor”), y en ella encuentra finalmente su unidad; hay aquí también una aplicación de la analogía, ya explicada por nosotros en otras oportunidades, entre el “pri mero” y el “último” o el “principio” y el “fin”: la construcción representa la manifestación, en la cual el Principio no aparece sino como cumplimiento último; y precisamente en virtud de la misma analogía la “primera piedra” o “piedra fundamental” puede considerarse como un “reflejo” de la “última piedra”, que es la verdadera “piedra angular”. 

El equívoco implicado en una expresión tal como corner-stone reposa en definitiva en los diferentes sentidos posibles del término “ángulo”; Coomaraswamy señala que, en diversas lenguas, las palabras que significan ‘ángulo’ están a menudo en relación con otras que significan ‘cabeza’ y ‘extremidad’: en griego, kephalè, ‘cabeza’ o, en arquitectura, ‘capitel’ (capitulum, diminutivo de caput), no puede aplicarse sino a una sumidad; pero ákros (sánscrito agra) puede indicar una extremidad en cualquier dimensión, es decir, en el caso de un edificio, tanto la sumidad a la cual designa, es verdad, más habitualmente, como cualquiera de los cuatro ángulos o esquinas (la palabra correspondiente en francés, coin, está etimológicamente emparentada con el griego gônía, ‘ángulo’ [mientras que “esquina” procede del árabe rukn, ‘ángulo’]). 
 
Pero todavía más importante, desde el punto de vista de los textos concernientes a la “piedra angular” en la tradición judeocristiana, es la consideración de la palabra hebrea que significa ‘ángulo’: esa palabra es pinnáh, y se la encuentra en las expresiones eben pinnáh, ‘piedra angular’, y ro’sh pinnáh, ‘cabeza de ángulo’; y resulta particularmente notable que, en sentido figurado, la misma palabra se emplea para significar ‘jefe’: una expresión que designa a los ‘jefes del pueblo’ (pinnôt ha-’am) está literalmente traducida en la Vulgata por anguli populorum13. Un ‘jefe’ o ‘caudillo’ es etimológicamente el ‘cabeza’ (caput), y pinnáh se relaciona, por su raíz, con penè, que significa ‘faz’; la relación estrecha entre las ideas de “cabeza” y de “faz” es evidente, y, además, el término “faz” pertenece a un simbolismo de muy general difusión, que merecería examinarse aparte14. Otra idea conexa es también la de “punta” (que se encuentra en el sánscrito agra, el griego ákros, el latín acer y acies); ya hemos hablado del simbolismo de las puntas con motivo del de las armas y los cuernos15, y hemos visto que se refiere a la idea de extremidad, pero más en particular en lo que concierne a la extremidad superior, es decir, al punto más elevado o sumidad; todas estas vinculaciones no hacen, pues, sino confirmar lo que hemos dicho sobre la situación de la “piedra angular” en la sumidad del edificio: aun si hay otras “piedras angulares” en el sentido más general de esta expresión16, solo aquélla es en realidad “la piedra angular” por excelencia.
 
Encontramos otras indicaciones interesantes en las significaciones de la palabra árabe rukn, ‘ángulo’, ‘esquina’; esa palabra, como designa las extremidades de una cosa, es decir, sus partes más retiradas y, por consiguiente, más escondidas (recondita et abscondita, podría decirse en latín), toma a veces un sentido de ‘secreto’ o ‘misterio’; y, a este respecto, su plural arkàn es de vincular con el latín arcanum, que tiene igualmente el mismo sentido, y con el cual presenta una similitud notable; por lo demás, en el lenguaje de los hermetistas por lo menos, el empleo del término “arcano” ha sido influido ciertamente de modo directo por esa palabra árabe17. 
 
Además, rukn significa también ‘base’ o ‘fundamento’, lo que nos reconduce a la corner-stone entendida como la “piedra fundamental”; en la terminología alquímica, el-arkàn, cuando esta designación se emplea sin precisar más, son los cuatro elementos, es decir, las “bases” sustanciales de nuestro mundo, asimilados así a las piedras de base de los cuatro ángulos de un edificio, pues sobre ellos se construye en cierto modo todo el mundo corpóreo (representado también por la forma cuadrada)18; y por aquí llegamos también directamente al simbolismo que ahora nos ocupa. En efecto, no hay solamente esos cuatro arkàn o elementos “básicos”, sino además un quinto rukn, el quinto elemento o “quintaesencia” (es decir el éter, el-athîr); éste no está en el mismo “plano” que los otros, pues no es simplemente una base, como ellos, sino el principio mismo de este mundo19; será representado, pues, por el quinto “ángulo” del edificio, que es su sumidad; y a este “quinto”, que es en realidad el “primero”, conviene, propiamente la designación de ángulo supremo, de ángulo por excelencia o “ángulo de los ángulos” (rukn el-arkàn), puesto que en él la multiplicidael de los demás ángulos se reduce a la unidad20. Puede observarse aún que la figura geométrica obtenida reuniendo esos cinco ángulos es la de una pirámide de base cuadrangular: las aristas laterales de la pirámide emanan de su vértice como otros tantos rayos, así como los cuatro elementos ordinarios, que están representados por los extremos inferiores de esas aristas, proceden del quinto y son producidos por él; y también en el sentido de las aristas, que intencionalmente hemos asimilado a rayos por esta razón (y también en virtud del carácter “solar” del punto de que parten, según lo que hemos dicho respecto del “ojo” del domo), la “piedra angular” de la sumidad se “refleja” en cada una de las “piedras fundamentales” de los cuatro ángulos de la base. Por último, en lo que acabamos de decir está la indicación bien neta de una correlación entre el simbolismo alquímico y el simbolismo arquitectónico, lo que se explica por su común carácter “cosmológico”, es también éste un punto importante, sobre el cual hemos de volver con motivo de otras relaciones del mismo orden.
 
La “piedra angular”, tomada en su verdadero sentido de piedra “cimera”, se designa en inglés a la vez como keystone, como capstone (que a veces se encuentra escrito también capestone), y como copestone (o copingstone); el primero de estos términos es fácilmente comprensible, pues constituye el exacto equivalente de nuestra “clave de bóveda” (o “de arco”, pues la palabra puede aplicarse en realidad a la piedra que forma la sumidad de una arcada tanto como la de una bóveda); pero los otros dos exigen algo más de explicación. En capstone, la palabra cap es evidentemente el latín caput, ‘cabeza’, lo que nos reconduce a la designación de esa piedra como la “cabeza del ángulo”; es, propiamente, la piedra que “acaba” o “corona” un edificio; y es también un capitel, el cual es, igualmente, el “coronamiento” de una columna21. Acabamos de hablar de “acabamiento”, y, emparentadas con ésta, las palabras “cap” y “cabeza” o “cabecera” son, en efecto, etimológicamente idénticas22; la capstone es, pues, la “cabeza” o “cabecera” de la “obra”, y, en razón de su forma especial, que requiere, para tallarla, conocimientos o capacidades particulares, es también a la vez una “obra capital” u “obra maestra” (chef-d’oeuvre), en el sentido que tiene esta expresión en el Compagnonnage23; por ella el edificio queda completamente terminado, o, en otros términos, es finalmente llevado a su “perfección”24.
 
En cuanto al término copestone, la palabra cope expresa la idea de ‘cubrir’; esto se explica, no solo porque la parte superior del edificio es propiamente su “cobertura”, sino también, y diríamos sobre todo, porque esa piedra se coloca de modo de cubrir la abertura de la sumidad, es decir, el “ojo” del domo o de la bóveda, del cual hemos hablado anteriormente25. Es, pues, en suma, a este respecto, el equivalente de un roof plate, según lo señala Coomaraswamy, quien agrega que esa piedra puede considerarse como la terminación superior o el capitel del “pilar axial” (en sánscrito skambha, en griego staurós)26; ese pilar, como lo hemos ya explicado, puede no estar representado materialmente en la estructura del edificio, pero no por eso deja de ser su parte esencial, en torno de la cual se ordena todo el conjunto. 
 
El carácter cimero del “pilar axial”, presente de modo solamente “ideal”, está indicado de modo particularmente notable en los casos en que la “clave de bóveda” desciende en forma de “pechina” hacia el interior del edificio, sin estar visiblemente sostenida por nada en su parte inferior27; toda la construcción tiene su principio en este pilar, y todas sus diversas partes vienen finalmente a unificarse en su “cima”, que es la sumidad de este mismo pilar y la “clave de bóveda” o la “cabeza del ángulo”28.
 
La interpretación real de la “piedra angular” como “piedra cimera” parece haber sido de conocimiento bastante general en el Medioevo, según lo muestra notablemente una ilustración del Speculum Humanae Salvationis que reproducimos aquí (fig. 14 )29; este libro estaba muy difundido, pues existen aún varios centenares de manuscritos; se ve en la ilustración a dos albañiles que tienen en una mano una espátula y sostienen con la otra la piedra que se disponen a colocar en la cima de un edificio (al parecer, la torre de una iglesia, cuya sumidad debe ser completada por esa piedra), lo que no deja duda alguna en cuanto a su significación. Cabe señalar, con respecto a esta figura, que la piedra de que se trata, en cuanto “clave de bóveda” o en cualquier otra función semejante, según la estructura del edificio al cual está destinada a “coronar”, no puede por su forma misma colocarse sino por encima (sin lo cual, por lo demás, es evidente que podría caer en el interior del edificio); así, representa en cierto modo la “piedra descendida del cielo”, expresión perfectamente aplicable a Cristo30, que recuerda también la piedra del Graal (el lapsit exillis de Wolfram von Eschenbach, que puede interpretarse como lapis ex caelis)31. 
 
Además, hay aún otro punto importante que señalar: Erwin Panofski ha destacado que esa misma ilustración muestra la piedra con el aspecto de un objeto en forma de diamante (lo que la vincula también con la piedra del Graal, ya que ésta se describe igualmente como facetada); esta cuestión merece mas minucioso examen, pues, aunque tal representación esté lejos de constituir el caso más general, se vincula con aspectos del complejo simbolismo de la “piedra angular” distintos de los que hasta ahora hemos estudiado, y no menos interesantes para destacar sus vínculos con el conjunto del simbolismo tradicional.
 
Empero, antes de llegar a ello, nos falta elucidar una cuestión accesoria: acabamos de decir que la “piedra cimera” puede no ser una “clave de bóveda” en todos los casos, y, en efecto, no lo es sino en una construcción cuya parte superior es en forma de cúpula; en cualquier otro caso, por ejemplo el de un edificio coronado por un techo en punta o en forma de tienda, no deja de haber una “última piedra” que, colocada en la sumidad, desempeña a este respecto el mismo papel que la “clave de bóveda” y, por consiguiente, corresponde también a ésta desde el punto de vista simbólico, sin que empero sea posible designarla con ese nombre; lo mismo ha de decirse del caso especial del pyramídion, al cual hemos aludido ya en otra ocasión. Debe quedar bien claro que, en el simbolismo de los constructores medievales, que se apoya en la tradición judeocristiana y se vincula con la construcción del Templo de Salomón como su prototipo32, consta, en lo que concierne a la “piedra angular”, que es una “clave de bóveda”; y, si la forma exacta del Templo de Salomón ha podido dar lugar a discusiones desde el punto de vista histórico, es seguro, en todo caso, que esa forma no era la de una pirámide; son éstos hechos que hay que tener necesariamente en cuenta en la interpretación de los textos bíblicos referentes a la “piedra angular”33. 
 
El pyramídion, es decir, la piedra que forma la punta superior de la pirámide, no es en modo alguno una “clave de bóveda”; no por eso deja de ser el “coronamiento” del edificio, y cabe señalar que reproduce su forma íntegra en modo reducido, como si todo el conjunto de la estructura estuviera así sintetizado en esa piedra única; la expresión “cabeza de ángulo”, en sentido literal, le conviene perfectamente, así como el sentido figurado del nombre hebreo del “ángulo” para designar el “jefe” o “cabeza”, tanto más cuanto que la pirámide, partiendo de la multiplicidad de la base para culminar gradualmente en la unidad de la cúspide, se toma a menudo como el símbolo de una jerarquía. Por otra parte, según lo que hemos explicado anteriormente acerca del vértice y los cuatro ángulos de la base en conexión con el significado de la palabra árabe rukn, podría decirse que la forma de la pirámide está contenida implícitamente en toda estructura arquitectónica; el simbolismo “solar” de esta forma, que hemos indicado en esa oportunidad, se encuentra aún más particularmente expresado en el pyramídion, como lo muestran diversas descripciones arqueológicas citadas por Coomaraswamy: el punto central o el vértice corresponde al sol mismo, y las cuatro caras (cada una comprendida entre dos “rayos” extremos que delimitan el dominio representado por ella) corresponden a otros tantos aspectos
secundarios del mismo sol, en relación con los cuatro puntos cardinales, hacia los cuales las cuatro caras se orientan respectivamente. Pese a todo ello, no es menos verdad que el pyramídion constituye solamente un caso particular de “piedra angular” y no la representa sino en una forma tradicional especial, la de los antiguos egipcios; para responder al simbolismo judeocristiano de dicha piedra, que pertenece a otra forma tradicional sin duda alguna muy distinta de aquélla, le falta un carácter esencial, que es el de ser una “clave de bóveda”.
 
Dicho esto, podemos volver a la figuración de la “piedra angular” en forma de diamante: A. Coomaraswamy, en el artículo a que nos hemos referido, parte de una observación que se ha hecho con respecto al término alemán Eckstein, el cual, precisamente, significa a la vez ‘piedra angular’ y ‘diamante’34; y recuerda a este respecto las significaciones simbólicas del vajra, que hemos considerado ya en diversas. oportunidades: de modo general, la piedra o el metal considerado más duro y brillante ha sido tomado, en diferentes tradiciones, como “símbolo de indestructibilidad, invulnerabilidad, estabilidad, luz e inmortalidad”; y, en particular, estas cualidades se atribuyen muy a menudo al diamante. La idea de “indestructibilidad” o de “indivisibilidad” (una y otra estrechamente vinculadas, y expresadas en sánscrito por la misma palabra, ákshara) convienen evidentemente a la piedra que representa el principio único del edificio (pues la unidad verdadera es esencialmente indivisible); la de “estabilidad”, que, en el orden arquitectónico, se aplica propiamente a un pilar, conviene por igual a esa misma piedra considerada como el capitel del “pilar axial”, que a su vez simboliza el “Eje del Mundo”; y éste, al cual Platón, particularmente, describe como un “eje de diamante”, es también, por otra parte, un “pilar de luz” (como símbolo de Agni y como “rayo solar”); con mayor razón, esta última cualidad se aplica (“eminentemente”, podría decirse) a su “coronamiento”, que representa la fuente misma de la cual emana en cuanto rayo luminoso35. En el simbolismo hindú y búdico, todo cuanto tiene una significación “central” o “axial” está generalmente asimilado al diamante (por ejemplo, en expresiones como vajràsana, ‘trono de diamante’); y es fácil advertir que todas esas asociaciones forman parte de una tradición que puede llamarse verdaderamente universal.
 
Hay más aún: el diamante se considera como la “piedra preciosa” por excelencia; y esta “piedra preciosa” es también, como tal, un símbolo de Cristo, que se encuentra aquí identificado a su otro símbolo, la “piedra angular”; o, si se prefiere, ambos símbolos están así reunidos en uno. Podría decirse entonces que esa piedra, en cuanto representa un “acabamiento” o un “cumplimiento”36, es, en el lenguaje de la tradición hindú, un chintàmani, lo que equivale a la expresión alquímica de Occidente “piedra filosofal”37; y es muy significativo a este respecto que los hermetistas cristianos hablen a menudo de Cristo como la verdadera “piedra filosofal”, no menos que como la “piedra angular”38.

Nos vemos reconducidos así a lo que decíamos anteriormente, con motivo de los dos sentidos en que puede entenderse la expresión árabe rukn el-arkàn, sobre la correspondencia existente entre el simbolismo arquitectónico y el alquímico; y, para terminar con una observación de alcance muy general este estudio ya largo, pero sin duda aún incompleto, pues el tema es de aquellos que son casi inagotables, podemos agregar que dicha correspondencia no es, en el fondo, sino un caso particular de la que existe análogamente, aunque de un modo quizá no siempre tan manifiesto, entre todas las ciencias y todas las artes tradicionales, pues en realidad todas ellas son otras tantas expresiones y aplicaciones diversas de las mismas verdades de orden principial y universal.
1 [Publicado en É. T., abril-mayo de 1940].
2 Salmo CVIII, 22; San Mateo, XXI, 42; San Marcos, XII, 10; San Lucas, XX, 17.
3 San Mateo, XVI, 18.
4 Efesios, 11, 20-22.
5 La “sustitución” pudo haber sido favorecida también, por la similitud fónica existente entre el
nombre hebreo [arameo] Kêfáh, ‘piedra’, y la palabra griega kephalê, ‘cabeza’; pero no hay entre ambos
vocablos otra relación, y el fundamento de un edificio no puede identificarse, evidentemente, con su
“cabeza”, es decir, con su sumidad, lo que equivaldría a invertir el edificio íntegro; por otra parte, cabría preguntarse también si esa “inversión” no tiene alguna correspondencia simbólica con la crucifixión de
san Pedro, cabeza abajo.
6 Esta piedra debe situarse en el ángulo nordeste del edificio; notaremos a este propósito que cabe distinguir, en el simbolismo de san Pedro, varios aspectos o funciones a las cuales corresponden “situaciones” diferentes, pues, por otra parte, en cuanto ianitor [‘portero’], su lugar está en occidente, donde se encuentra la entrada de toda iglesia normalmente orientada; además, San Pedro y San Pablo están también representados como las dos “columnas” de la Iglesia, y entonces se los figura habitualmente al uno con las llaves y al otro con la espada, en la actitud de dos dvârapâla [vaksha o ‘genios’ que guardan el umbral de ciertas puertas sagradas, en el hinduismo].
7 “Eckstein”, en la revista Speculum, número de enero de 1939 (reseña de R. Guénon en É. T., mayo
de 1939].
8 En este estudio nos veremos obligados a referirnos a menudo a los términos “técnicos” ingleses,
porque, pertenecientes primitivamente al lenguaje de la antigua masonería operativa, han sido
conservados en su mayoría en los rituales de la Royal Arch Masonry y de los grados accesorios
vinculados con ella, rituales de los que no existe equivalente en nuestra lengua; y se verá que algunos de
esos términos son de traducción muy difícil.
9 Según el ritual operativo, esta “primera piedra” es, según lo hemos dicho, la del ángulo nordeste; las
piedras de los demás ángulos se colocan posterior y sucesivamente según el sentido del curso aparente del
sol, es decir, en el sudeste, sudoeste, noroeste.
10 Esta “reflexión” está evidentemente relacionada de modo directo con la sustitución mencionada
antes.
11 La expresión “to heave over” es bastante singular, y al parecer inusitada en ese sentido en inglés
moderno; parecería poder significar ‘levantar’ o ‘elevar’, pero, según el resto de la frase citada, es claro
que en realidad se aplica aquí al acto de “arrojar” la piedra rechazada.
12 Esta distinción es, en otros términos, la de la Square Masonry y la Arch Masonry, que, por sus
respectivas relaciones con la “tierra” y el “cielo”, o con las partes del edificio que las representan, están
puestas aquí en correspondencia con los “pequeños misterios” y los “grandes misterios” respectivamente.
[Véase cap. XXXIX, notas 4 y 5 (N. del T.)].
13 I Samuel, XIV, 38; la versión griega de los Setenta emplea igualmente aquí la palabra gônia.
14 Cf. A. M. Hocart, Les Castes, pp. 151-54, acerca de la expresión “faces de la tierra” empleada en
las islas Fiji para designar a los jefes. La palabra griega Kárai servía, en los primeros siglos del cristianismo, para designar las cinco “faces” o “caras” o “cabezas” de la Iglesia, es decir, los cinco patriarcados principales, cuyas iniciales reunidas formaban precisamente esa palabra: Constantinopla, Alejandría, Roma, Antioquía, Jerusalén [ = Ierousalêm].
15 Cabe advertir que la palabra inglesa corner es evidentemente un derivado de corne [francés,
‘cuerno’].
16 En este sentido, las cuatro piedras angulares no existen solamente en la base, sino también en un
nivel cualquiera de la construcción; y esas piedras son todas de la misma forma común, rectilínea y
rectangular (es decir, talladas on the square, pues la palabra square tiene la doble significación de
‘escuadra’ y ‘cuadrado’), contrariamente a lo que ocurre en el caso único de la keystone.
17 Podría resultar de interés investigar si puede existir un parentesco etimológico real entre la palabra
árabe y la latina, incluso en el uso antiguo de esta última (por ejemplo, en la disciplina arcani de los
cristianos de los primeros tiempos), o si se trata solo de una “convergencia” producida solo ulteriormente,
entre los hermetistas medievales.
18 Esta asimilación de los elementos a los cuatro ángulos de un cuadrado está también en relación,
naturalmente, con la correspondencia que existe entre esos elementos y los puntos cardinales.
19 Estaría en el mismo plano (en su punto central) si este plano se tomara como representación de un
estado de existencia íntegro; pero no siempre es el caso aquí, pues el edificio total es una imagen del
mundo. Observemos, a este respecto, que la proyección horizontal de la pirámide a que nos referíamos
más arriba está constituida por el cuadrado de la base con sus diagonales, y las aristas laterales se
proyectan según las diagonales y el vértice en el punto de encuentro de estos elementos, o sea en el centro
mismo del cuadrado.
20 En el sentido de “misterio”, que hemos indicado, rukn el-arkàn equivale a sirr el-asrâr [‘misterio
de los misterios’, ‘misterio supremo’], representado, según lo hemos explicado en otra oportunidad, por el
extremo superior de la letra álif; como el álif mismo figura el “Eje del Mundo”, esto, según se verá en
seguida, corresponde con toda exactitud a la posición de la keystone.
21 El término de “coronamiento” ha de relacionarse aquí con la designación de la “coronilla”
craneana, en razón de la asimilación simbólica, que hemos señalado anteriormente, entre el “ojo” de la
cúpula y el Brahmarandhra [séptimo y último chakra, o sea “órgano o centro sutil”, cuyo “despertar”
corresponde a la culminación del Kundalinî-Yoga]; sabido es, por lo demás, que la corona, como los
cuernos, expresa esencialmente la idea de elevación. Cabe notar también a este respecto que el juramento
del grado de Royal Arch contiene una alusión a la “coronilla” (the crown of the skull), la cual sugiere una
relación entre la apertura de ésta (como en los ritos de trepanación póstuma) y el acto de quitar
(removing) la keystone; por lo demás, de modo general, las llamadas “penalidades” formuladas en los
juramentos de los diferentes grados masónicos, así como los signos que a ellas corresponden, se refieren
en realidad a los diversos centros sutiles del ser humano.
22 En la significación de la palabra “acabar”, o en la expresión equivalente “llevar a cabo”, la idea de
“cabeza” [caput] está asociada a la de “fin”, lo que responde perfectamente a la situación de la “piedra
angular”, conocida a la vez como “piedra cimera” y como “última piedra” del edificio. Mencionaremos
aún otro término derivado de caput: en francés se llama chevet (‘cabecera’) —y en español “cabecera” o
“testero”— de una iglesia a la extremidad oriental donde se encuentra el ábside, cuya forma semicircular
corresponde, en el plano horizontal, a la cúpula en elévación vertical, según lo hemos explicado en otra
ocasión.
23 La palabra “obra” se emplea a la vez en arquitectura y en alquimia, y se verá que no sin razón
relacionamos ambas cosas: en arquitectura, la conclusión de la obra es la “piedra angular”, y en alquimia,
la “piedra filosofal”.
24 Es de notar que, en ciertos ritos masónicos, los grados que corresponden más o menos exactamente
a la parte superior de la construcción de que aquí se trata (decimos más o menos exactamente, pues a
veces hay en todo ello cierta confusión) se designan precisamente con el nombre de “grados de
perfección”. Por otra parte, el vocablo “exaltación”, que designa el acceso al grado de Royal Arch, puede
entenderse como una alusión a la posición elevada de la keystone.
25 Para la colocación de esta piedra, se encuentra la expresión “to bring forth the copestone”, cuyo
sentido es también bastante oscuro a primera vista: to bring forth significa literalmente ‘producir’ (en el
sentido etimológico del latín producere) o ‘sacar a luz’; puesto que la piedra ha sido ya retirada
anteriormente, durante la construcción, no puede tratarse, el día de la conclusión de la obra, de su
“producción” en el sentido de una “confección”; pero, como ha sido arrojada “entre los escombros”, se
trata de volver a sacarla a luz, para colocarla en lugar visible, en la sumidad del edificio, de modo que se
convierta en “cabeza del ángulo”; así, to bring forth se opone aquí a to heave over.
26 Staurós significa también ‘cruz’, y sabido es que, en el simbolismo cristiano, la cruz se asimila al
“Eje del Mundo”; Coomaraswamy vincula ese término con el sánscrito sthàvara, ‘firme’ o ‘estable’, lo
que, en efecto, conviene a un pilar y, además, concuerda exactamente con el significado de “estabilidad”
dado a la reunión de los nombres de las dos columnas del Templo de Salomón.
27 Es la sumidad del “pilar axial”, que corresponde, según lo hemos dicho, a la punta superior del álif
en el simbolismo literal árabe; recordemos también, con motivo de los términos keystone y “clave de
bóveda”, que el símbolo mismo de la “clave” o “llave” tiene igualmente significado “axial”.
28 Coomaraswamy recuerda la identidad simbólica entre el techo (en particular abovedado) con el
parasol; agregaremos también, a este respecto, que el símbolo chino del “Gran Extremo” (T’ai-ki) designa
literalmente una “arista superior” o una “sumidad”: es, propiamente, la sumidad del “techo del mundo”.
29 Manuscrito de Munich, columna 146, fol. 35 (Lutz y Perdrizet, II, lám. 64): la fotografía nos ha
sido proporcionada por A. K. Coomaraswamy; ha sido reproducida en el Art Bulletin, XVII, p. 450 y fig.
20, por Erwin Panofski, quien considera esa ilustración como la más próxima al prototipo y, a ese
respecto, habla del lapis in caput anguli [‘la piedra en la cabeza de1 ángulo’] como de una keystone; se
podría decir también, de acuerdo con. nuestras precedentes explicaciones, que esa figura representa the
bringing forth of the copestone.
30 A este respecto, podría establecerse una vinculación entre la “piedra descendida del cielo” y el
“pan descendido del cielo”, pues existen relaciones simbólicas importantes entre la piedra y el pan; pero
esto sale de los límites de nuestro tema actual; en todos los casos, el “descenso del cielo” representa,
naturalmente, el avatárana [‘descenso’ o aparición del Avatára].
31 Cf. también la piedra simbólica de la Etoile Internelle [‘estrella interna’] de que ha hablado L.
Charbonneau-Lassay y que, como la esmeralda de Graal, es una piedra facetada; esa piedra, en la copa
donde se la pone, corresponde exactamente al “joyel en el loto” (mani padme) del budisrno mahâyâna.
32 Las “leyendas” del Compagnonnage [‘compañerazgo’, organización artesanal de origen medieval,
emparentada con la masonería], en todas sus ramas, dan fe de ello, así como las “superviviencias” propias
de la antigua masonería operativa, que hemos considerado aquí.
33 Así, pues, no podría tratarse de ningún modo, como algunos pretenden, de una alusión a un
incidente ocurrido durante la construcción de la “Gran Pirámide” y con motivo del cuál ésta habría
quedado inconclusa, lo que, por otra parte, es una hipótesis harto dudosa en sí y una cuestión histórica
probablemente insoluble; además esa “inconclusión” misma estaría en contradicción directa con elsimbolismo según el cual la piedra que había dido rechazada toma finalmente su lugar eminente como “cabeza del ángulo”.
34 Stoudt, “Consider the lilies, how they grow”, respecto de la significación de un motivo ornamental
en forma de diamante, explicado por escritos donde se habla de Cristo como del Eckstein. El doble
sentido de la palabra se explica, verosímilmente, desde el punto de vista etimológico, por el hecho de que
pueda entendérsela a la vez como “piedra de ángulo” y como “piedra en ángulos”, es decir, facetada;
pero, por supuesto, esta explicación nada quita al valor de la ralación simbólica indicada por la reunión de
ambos significados en la misma palabra.
35 El diamante no tallado tiene naturalmente ocho ángulos, y el poste sacrificial (yûpa) debe ser
tallado “en ocho ángulos” (ashtâçri) para figurar el vajra (que se entiende aquí a la vez en su otro sentido
de ‘rayo’); la palabra pâli attansa, literalmente, ‘de ocho ángulos’, significa a la vez ‘diamante’ y ‘pilar’.
36 Desde el punto de vista “constructivo”, es la “perfección” de la realización del plan del arquitecto;
desde el punto de vista alquímico, es la “perfección” o fin último de la “Gran Obra”; hay exacta
correspondencia entre uno y otro.
37 El diamante entre las piedras y el oro entre los metales son lo más precioso, y tienen además un
carácter “luminoso” y “solar”; pero el diamante, al igual que la “piedra filosofal”, a la cual se asimila
aquí, se considera como más precioso aún que el oro.
38 El simbolismo de la “piedra angular” se encuentra expresamente mencionado, por ejemplo, en
diversos pasajes de las obras herméticas de Robert Fludd, citados por A. E. Waite, The Secret Tradition in
Freemasonry, pp. 27-28; por otra parte, debe señalarse que tales pasajes contienen esa confusión con la
“piedra fundamental” de que hablábamos al principio, lo que el autor que los cita dice por su cuenta acerca de la “piedra angular” en varios lugares del mismo libro tampoco es muy adecuado para esclarecer el punto, y no puede sino contribuir más bien a mantener la confusión indicada.

martes, 25 de enero de 2011

Te quiero, te busco, te mimo.....Sandra

Te quiero como gata boca arriba, panza arriba te quiero, maullando a través de tu mirada, de este amor jaula, violento, lleno de zarpazos como una noche de luna y dos gatos enamorados discutiendo su amor en los tejados, amándose a gritos y llantos, a maldiciones, lagrimas y sonrisas (de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría)
Te quiero como gata panza arriba y me defiendo de huir, de dejar esta pelea de callejones y noches sin hablarnos, este amor que me marea, que me llena de polen, de fertilidad y me anda en el día por la espalda haciéndome cosquillas.

No me voy, no quiero irme, dejarte, te busco agazapada, ronroneando, te busco saliendo detrás del sofá, brincando sobre tu cama, pasándote la cola por los ojos, te busco desperezándome en la alfombra, poniéndome los anteojos para leer libros de educación del hogar y no andar chiflada y saber manejar la casa, poner la comida, asear los cuartos, amarte sin polvo y sin desorden, amarte organizadamente, poniéndole orden a este alboroto de revolución y trabajo y amor a tiempo y destiempo, de noche, de madrugada, en el baño, riéndonos como gatos mansos, lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados a los pies del sofá de leer el periódico.

Te quiero como gata agradecida, gorda de estar mimada, te quiero como gata flaca perseguida y llorona, te quiero como gata, mi amor, como gata, Sandra, como mujer, te quiero.

Beber la pasión.

En tu pecho ardiente deseo encajar
mis labios y beber extasiado de
esos dulces bucles del jugo del amor
prohibido

Del aroma desnudo
y crujir en el estruendo
de tus caderas
Borracho de placer, domar esas dumas
y recorrer con mis manos
esos valles vírgenes
que dentro de tu ser ocultas

Quisiera hacer gemir de placer infinito
cuando al juntar tu cuerpo con el mió
te entrego todo mi amor en un instante
profundo

Y navegando dulcemente esos valles
cultivarlos con caricias inimaginables
que aun tu cuerpo no ha disfrutado

Esos surcos que llenos de frutos
de un rojo carmín se esconden
avergonzados por la primera lluvia otoñal
que los empapa de forma carnal

lunes, 24 de enero de 2011

Apuntes sobre Masonería, creencias y religión.


En estos días que corren se nos hace patente refrescar la memoria porque se trata sobre un polémico asunto, los orígenes pre-masónicos a lo que quiero referirme en esta ocasión, créanme, el contenido del precedente comentario no tiene desperdicio: Sabido es que a través del Mediterráneo el arte arquitectónico fenicio se expandió desde Biblos, Tiro y Sidón, para el gnóscismo de los masones.

La civilización fenicia guarda peculiar importancia, al ser la cuna del arquitecto que sirvió a Salomón, y por ende, fruto de su culto, tal es el nombre de Hiram Abib (2 Cró. 2:13-14). 

Aunque cueste trabajo creerlo, ésta fue también la creencia de los católicos primitivos, según lo expresado por el ahora considerado apócrifo documento "Manifiesto de Constantino" en donde se sentaban las bases de un poder imperial, el romano, y un poder papal, el eclesial, dos vías representativas del mismo camino, la expansión militar y política del imperio, motivo por el cual el pontífice Esteban II ungió a Pipino como al primer Patricio Romano de la historia.

Es curioso ver cómo este principio influenció profundamente en los escritos y prédica de san Agustín de Hipona, quien se refirió a ese particular bajo la siguiente y peculiar terminología:
-IN DEUS CHRISTOS PATRIA EST QUO IMMUS, IN HOMO CHRISTOS VIA EST QUO IMMUS -lo cual significa : EN DIOS CRISTO ESTÀ LA PATRIA A LA QUE VAMOS Y EN EL CRISTO HOMBRE EL CAMINO QUE RECORREMOS- 

Lo que a primera vista parece un refrán de contenido cristiano, esconde un doble mensaje, el tránsito arcano (según los miembros de este grupo sincrético ) de lo terrenal hacia la iluminación , del capullo hacia la luz, lo cual demuestra la influencia que el neo-paganismo ejerció en Agustín. 

PERO ESO NO ES TODO. Según la masonología, los colegios fenicios de albañiles o COLLEGIA FABRORUM, fueron influyentes inspiradores del arte edilicio en las primeras iglesias de occidente, una de ellas, específicamente la "COFRADÌA DE LOS PONTÍFICES ANTONIANOS" fue mediante el establecimiento de los "MAGISTRA COMICINI" sede oficial del paganismo y ritos que siglos más tarde serían esenciales en el seno del cristianismo.

¿PAGANISMO O CRISTIANDAD APOSTÓLICA?

Luego de que Lotario expropiara tierras para Luis, "El piadoso" con la firma del "Tratado de Verdún", en el siglo XI irrumpió en la escena religiosa de la época un monje benedictino llamado WILHEM de HIRSAU, a quien se le atribuye el haber reorganizado a los gremios de constructores laicos bajo LANDMARS o constituciones según la masonería ortodoxa. 

Según estos, esos serían los principios primitivos de la masonería operativa en lo que la historia menciona como "REFORMA HIRSAUGIENSE" Allí se pactaría también la creación de un cuerpo colegiado laico llamado por Hirsau como los "MAGISTRA CAEMENTARI" (maestros albañiles, en francés, MAESTROS MASONES )

¿ES ESO CIERTO?
El negar la existencia de tales cuerpos colegiados sería negar la historia misma, así como también los documentos de BEDA, el venerable, monje que al parecer administraba la "colación de grado de los miembros laicos". 

Nacieron así las primeras agrupaciones laicas de corte sincrético similares a la masonería regular. Aún hoy se conservan documentos de corte hermético como el MANIFIESTO COOKE y las menciones de Hiram Abì. 

El origen de la fe, se cimenta en JEHOVÀ, el Dios verdadero

Recuerden lo que DIOS le reveló a Salomón: -Y LE DIJO JEHOVÁ: YO HE OÍDO TU ORACIÓN Y TU RUEGO QUE HAS HECHO EN MI PRESENCIA, YO HE SANTIFICADO ESTA CASA QUE TU HAS EDIFICADO, PARA PONER MI NOMBRE EN ELLA PARA SIEMPRE, Y EN ELLA ESTARÁN MIS OJOS Y MI CORAZÒN TODOS LOS DÌAS- 1 Reyes 9: 3

Que la Fé os guíe a la Luz verdadera.
Gracias a Rubén U.C.

viernes, 21 de enero de 2011

Huarcuna. Una leyenda inca.

El hijo del Sol, Túpac Yupanqui, "el Hombre de todas las virtudes", como lo llamaron los Huravicus (hombres del saber) de Cuzco, celebraba su victoria sobre la indomable tribu de los Pachis.
Todo el imperio estaba ahí para festejar su triunfo.
Pero un suceso nefasto se produjo: el cóndor de las alas gigantescas, cobardemente herido y sin fuerzas, cayó de la montaña más alta de los Andes, tiñendo la nieve con su sangre.
El Gran Sacerdote, viéndolo morir, anunció que se aproximaba el fin del reinado de Manco Capac, primer Inca fundador del Imperio; que otras gentes vendrían con inmensas piraguas para imponer su religión y sus leyes.
Pero ese día la fiesta continuó.

Se hizo venir a una bonita cautiva que iba a ser entregada al Inca. Su corazón estaba lleno de amargura porque había sido alejada del ser que ella amaba y se la obligaba a cantar alabanzas al vencedor.
De repente, ella se puso a temblar viendo que su novio se encontraba allí, también prisionero del Inca.
La noche comenzó a caer sobre las montañas, y la suite real se detuvo en Izcuchaca.

De pronto la alarma cundió en el campamento.
La bonita cautiva, la joven mujer destinada al serrallo del Inca, fue sorprendida huyendo con su amante, a quien mataron al defenderla.
Tupac Yupanqui ordenó la muerte para la esclava infiel. Y es con alegría que ella escuchó la sentencia, deseando más que nada en el mundo reunirse con el amante de su corazón y porque ella sabía que la tierra no era la patria del amor eterno.

Desde entonces, en el lugar donde fue inmolada la cautiva, sobre el Palla Huarcuna situado en la cadena de montañas entre Izcuchaca y Huaynanpuquio, se puede ver una roca que tiene la forma de una india con un collar alrededor del cuello y un turbante de plumas sobre la cabeza. Se afirma que nadie puede pasar la noche en el Palla Huarcuna sin ser devorado por el fantasma de piedra.

Los dos senderos

Los dos senderos - Icaroterapia: Sendero de Luz
Dos caminos, dos senderos, ambos conducen al camino del aprendizaje interior, elegir el sendero justo requiere intención e intuición.
El buen intencionado tiene diferentes senderos de vida que podrá elegir para hacerse de una experiencia personal trascendental. Los caminos para alcanzar la iluminación son diversos, pero al final tarde o temprano se llega a la meta si la intención es firme como al principio del camino. 
Esta es la historia de tres jóvenes aprendices del curanderismo andino, todos provenientes de poblados dispersos del Cañon del Colca, previamente seleccionados para seguir los pasos de los grandes curanderos paqokunas andinos
Una vez reunidos en el poblado de Chivay se les informa de la peregrinación a los Andes ayacuchanos, a fin de encontrar al maestro curandero encargado del duro entrenamiento iniciático. La búsqueda comienza en el poblado de Incuyo en las orillas de la laguna de Parinacochas, se dice que Don Melchor Prado (Paqo curandero) llega de las montañas aledañas para realizar algunos rituales en el sector conocido como Incawasi, antiguo adoratorio incaico. 
Por suerte, algún lugareño les da la pista de como ubicar a Don Melchor, indicándoles una ruta a pie que daría con su chacra, donde el curandero trabaja la tierra. Juan, Camilo y Antonieta, los jóvenes aprendices luego de caminar por horas logran ubicarlo finalmente, se presentan con la debida cortesía andina, para luego anunciar que venían muy bien recomendados por personas a los cuales ya antes había formado Don Melchor.
Don Melchor Prado tenía la capacidad de ver el corazón de los demás, de leer mediante los ojos el alma de la persona que miraba, de saber por intuición lo que piensan y sienten las personas, sus facultades las había desarrollado desde temprana edad. Cuenta la leyenda que siendo niño fue víctima de un rayo que casi lo fulmina, el espectro de luz arrojó el cuerpo por varios metros de donde estaba, ninguno de los testigos se logra explicar como pudo sobrevivir, pero lo que era cierto era que en adelante Melchor no sería el mismo niño común. 
En un inicio sufrió mucho por privarse de tantas cosas normales para el promedio de su edad, sus sueños y pesadillas eran traumantes, veía cosas para las cuales no estaba preparado, soñaba aquello que sucedería tarde o temprano, su padre también curandero le dijo:
“Llegado el momento decidirás seguir mis pasos o hacer que tu vida tome un rumbo distinto”.
Don Melchor siendo ya jovencito comenzó a curar el mal de ojo de los niños, pasando el huevo y el cui. Luego aprendió el arte de curar con las hierbas silvestres medicinales, con el tiempo lograría acceder a diferentes enseñanzas de maestros curanderos andinos y amazónicos, con quienes perfeccionaría innumerables técnicas y rituales curanderiles. Tenía una hoja de vida respetable y generalmente se daba tiempo para sus nuevos discípulos. Pero ésta era la primera vez que se presentaban tres aprendices juntos, algo para lo cual no estaba habituado. 
Para solucionar este impase les propone una prueba sencilla, por el cual debían elegir uno de dos caminos de ripio y tierra que tenían en frente de ellos. El vencedor sería aquél que llegue a reencontrar a Don Melchor horas después. Les advirtió que una vez que ponían el primer pie en la senda trazada no podrían tirarse para atrás.
Don Melchor les explicaría la finalidad del primer camino:
“Esta es la senda que particularmente les recomiendo, pues permite llegar al elixir del curanderismo, al conocimiento de los secretos de los maestros y de la espiritualidad indígena. Por medio de ésta senda lograrán el paso directo necesario para convertirse en verdaderos paqokunas con gran poder”.
Luego les expuso en qué consistía el otro camino:
“Este camino no les recomiendo puesto que está en muy mal estado, pero se logra divisar el recorrido sin dificultad, aquí los caminantes logran conocer el pensar de la gente, entender la pachamama y la naturaleza de sus hijos. La vida misma, es una senda larga y hay que tener mucha paciencia, pero al final se aprende y se logra algo positivo después de todo”.
Era claro que Don Melchor realizaría el aprendistato a quién fuese el primero en reencontrarlo. Al final agregó:
“Vayan por la senda de su elección sin mirar atrás, al final descubrirán el sentido original que conduce al conocimiento correcto”.
Luego de decir éstas palabras, Don Melchor cogió una de sus mulas y cabalgó por un sendero diferente, perdiéndose de la vista de los jóvenes aprendices en pocos segundos.
Sin pensarlo dos veces los jóvenes varones Juan y Camilo eligieron el camino que corresponde al de la esencia del curanderismo, se apuraron con la idea de llegar más rápido a la meta, luego de cuatro horas de caminar y caminar lograron llegar a un poblado, pero la gente les dijo que en dicho lugar no conocían a Don Melchor, el curandero.
Antonieta con un poco de temor había elegido el sendero de la pachamama, luego de unas horas de caminata se dio con la sorpresa que reencontraba a Don Melchor sentado al lado de la puerta de su casa, el camino que había elegido pasaba justo en frente de la casa del curandero, quién esperaba ya a su nuevo discípulo. La intuición femenina la había conducido por la senda correcta. En adelante, la nueva aprendiz entendería que el camino del curandero pasa primero por sentir el corazón y el pensamiento del pueblo y de la madre tierra.
Gracias H:.Arnaldo Q.

La Muerte.

QUÉ SE DESTRUYE Y QUÉ CONTINUA

Durante el curso de la existencia, diferentes tipos de energía fluyen por el organismo humano. Cada tipo de energía tiene su propio sistema de acción; cada tipo de energía se manifiesta a su tiempo. A los dos meses de concepción tenemos la función digestiva, a los cuatro meses y medio de la concepción se manifiesta la fuerza motriz y muscular, esto va relacionado con el nacimiento de la función respiratoria y pulmonar. A los diez meses y medio, el crecimiento, con todos sus maravillosos metabolismos y los tejidos conjuntivos. Entre los dos y los tres años del niño, se cierra la fontanela frontal de los recién nacidos, quedando de hecho el sistema cerebro espinal perfectamente formado.

Durante los siete primeros años, se forma la personalidad humana. A los 14 años aparece la energía personal, fluyendo avasalladoramente por el sistema neuro simpático. A los 35 años aparece el sexo en su forma trascendental de emoción creadora. Es al llegar a esta edad cuando podemos fabricar eso que se llama Alma. El hombre normal no tiene Alma, mejor dicho, todavía no es hombre ni tiene Alma.

El animal intelectual, falsamente llamado hombre normal, es una máquina controlada por la legión del "Yo"; éste es pluralizado. "Debo leer un libro", dice la función intelectual; "me voy a un partido de fútbol", dice la función motriz; "tengo hambre, no iré a ninguna parte", declara la digestión; "prefiero ir a donde una mujer", declara el "yo" pasional, etc., etc., etc. Todos estos "Yoes" riñen entre sí. El "yo" que hoy jura fidelidad a la Gnosis, es desplazado por otro que odia a la Gnosis. El "yo" que hoy adora a una mujer es desplazado después por otro que la aborrece. Sólo fabricando ALMA establecemos un principio permanente de Conciencia dentro de nosotros mismos. Aquel que tiene Alma vive consciente después de la muerte. El Alma puede ser creada con la acumulación de energías más sutiles, que el organismo produce, y su cristalización a través de supremos esfuerzos para hacerse auto-consciente en forma total y definitiva. 

Desgraciadamente, el animal intelectual llamado hombre, gasta torpemente estas energías en apetencias, temores, ira, odio, envidia, pasiones, celos etc., etc.

Es urgente crear la voluntad consciente; es indispensable someter todos nuestros pensamientos y actos al JUICIO INTERNO. Sólo así podemos crear eso que se llama Alma. Necesitamos auto-conocernos profundamente para crear Alma.

EL RAYO DE LA MUERTE

El Rayo de la Muerte reduce al llamado hombre, a una simple quinta esencia molecular, así como una tonelada de flores puede reducirse a una simple gota de perfume esencial. La energía de la muerte, por ser tan fuerte, destruye totalmente el organismo humano. Es una corriente de tan altísimo voltaje, que inevitablemente destruye el organismo humano cuando llega a circular por éste. 

Así como un rayo puede despedazar un árbol, así también el Rayo de la Muerte reduce a cenizas al cuerpo humano; es el único tipo de energía que el organismo no puede resistir. Este rayo conecta la muerte con la concepción; los dos extremos se tocan. 

Cuando la esencia se desprende del viejo cuerpo, bajo el impacto terrible del Rayo de la Muerte, se produce una tensión eléctrica tremenda, y una nota clave, cuyo resultado axiomático es el movimiento y combinación de los genes determinantes del futuro cuerpo físico. Así es como los sutiles constituyentes del huevo fecundado, se acomodan en disposición correspondiente, teniendo como base la tensión eléctrica y la nota clave de la muerte.

LO QUE CONTINUA

Dos cosas van al sepulcro: la primera es el cuerpo físico, la segunda es la personalidad humana. Esta última, como ya dijimos, se forma durante los primeros siete años de la infancia, y se robustece con las experiencias. A veces, la personalidad deambula por el cementerio; otras sale de su sepulcro cuando sus dolientes la visitan y le llevan flores. Pero, poco a poco la personalidad se va desintegrando. La personalidad es energética y atómica. La personalidad es perecedera. No existe ningún mañana para la personalidad del difunto, ella es mortal.

La personalidad no se reencarna. La personalidad es hija de su tiempo y muere en su tiempo. Aquella que continúa es la ESENCIA, es decir, “el fantasma del muerto”. Dentro de dicho fantasma se desenvuelve el ego reencarnante el "Yo", el mí mismo. Este último es legión de diablos que continúan. Es falso dividirnos entre dos "yoes", uno de tipo inferior y otro de tipo superior. El "yo" es legión de diablos, que se desarrollan dentro de nosotros mismos, eso es todo.

Mucho se habla en la literatura ocultista de un "Yo" superior, de un "Yo" divino, pero resulta que ese "Yo" superior no es tal "yo". La Seidad divina trasciende de todo yoismo. Aquello que no tiene nombre profano es el Ser, el Intimo.

La Esencia es molecular; la esencia, el fantasma del muerto, vive normalmente en el mundo molecular, así como en el mundo físico usamos un cuerpo celular, en el mundo molecular, usamos un cuerpo molecular.
El "Libro Tibetano de los Muertos" dice textualmente lo siguiente: "¡Oh! Noble por nacimiento... tu cuerpo presente, siendo un cuerpo de deseo... no es un cuerpo de materia grosera, así que ahora tú tienes el poder de atravesar cualquier masa de rocas, colinas, peñascos, tierra, casas, y el Monte Meru mismo, sin encontrar obstáculo... Estás ahora provisto del poder de las acciones milagrosas que, empero, no es el fruto de ningún Shamadi, sino del poder que viene a ti naturalmente... Tú puedes, instantáneamente, llegar a cualquier lugar que desees; tienes el poder de llegar allí en el tiempo que un hombre tardaría en abrir o cerrar la mano. Estos varios poderes de ilusión y de cambio de forma, no los desees, no lo desees".

EL CUERPO VITAL

En el organismo humano existe un cuerpo termo-electro-magnético. Este es el Cuerpo Vital. Dicho cuerpo es el asiento de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir sin el Cuerpo Vital. Cada átomo del Cuerpo Vital penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico para hacerlo vibrar intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y biológicos, todo fenómeno de percepción, todo proceso metabólico, toda acción de las calorías, etc., tienen su base en el Cuerpo Vital. Este cuerpo es, realmente, la sección superior del cuerpo físico, el cuerpo tetradimensional. En el último instante de la vida, dicho cuerpo se escapa del organismo físico. El Cuerpo Vital no entra al sepulcro. El Cuerpo Vital flota cerca del sepulcro, y se va desintegrando lentamente conforme el cadáver se va desintegrando. Al sepulcro sólo entran el cadáver y la personalidad del fallecido.
El Cuerpo Vital tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos muy bien, que cada siete años cambia totalmente el cuerpo físico, y no queda ni un sólo átomo antiguo en dicho cuerpo. Empero el Cuerpo Vital no cambia. En dicho cuerpo están contenidos todos los átomos de la niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez y decrepitud. El cuerpo físico pertenece al mundo de tres dimensiones. El Cuerpo Vital es el cuerpo de la cuarta dimensión.
“El libro de los muertos” Capítulo I
SAMAEL AUN WEOR

Gracias a E.VOPUS   

Mitos y Leyendas Nórdicas.


1.- INTRODUCCIÓN E IMPORTANCIA ESOTÉRICA

 Nos dice el V.M. Samael Aun Weor en el capítulo XXIX de “El Matrimonio Perfecto” que “podemos considerar el Edda alemán como la Biblia germánica. En este arcaico libro está contenida la Sabiduría oculta de los Nórdicos”.

Es indudable que fueron muchos los pueblos y razas que en algún momento recibieron una enseñanza de tipo superior, sin embargo, hoy en nuestros días se tiende a creer que la cuna de la espiritualidad fue el Asia, la India, el Tíbet o el Egipto. Pero hay que decir que mucho antes de que la Sabiduría de la Serpiente hubiera llegado a estos lugares, estaba ya entre los Nórdicos.

Vikingos - La Mitología NórdicaSigue diciendo el V.M.: “La Mitología Germánica es Nórdica. La Sabiduría viene del Norte..., la cuna de la humanidad está en el Norte... La Sabiduría oculta vino del Norte a la Lemuria, y de la Lemuria pasó a la Atlántida. Después de la sumersión Atlante, la Sabiduría quedó en aquellas tierras que formaron parte del continente Atlante.”

Según esto, ¿es posible que la Mitología Nórdica que hoy conocemos sea la que contiene la línea más pura de las enseñanzas esotéricas, tal como fueron enseñadas en la Raza Hiperbórea? Seguramente es así, aunque con el paso de los siglos haya sufrido también muchas modificaciones.
En todo caso, S.A.W. enfatiza: “Es urgente estudiar el Edda Germánico, saberlo leer entre líneas, y luego investigar en la Isla de Pascua, México, Yucatán, etc.”
Vamos pues a seguir este sabio consejo y estudiar un poco de la Sabiduría Nórdica...

Vikingo - La Mitología Nórdica2.- LOS VIKINGOS

Lo que hoy los historiadores escriben acerca de los Vikingos trata de asaltos, luchas e invasiones.

Ciertamente entre los años 793 y 1066 d.C. entra en la escena europea un pueblo hasta entonces desconocido, los llamados Vikingos, formados por gentes de diferentes zonas de Escandinavia, principalmente suecos, daneses y noruegos.
Las razones del por qué es en ese momento que el pueblo Vikingo alcanza su esplendor no está clara, pero dos razones pueden ayudar a explicarlo:
Por una parte, es un pueblo de navegantes en unos mares azotados continuamente por terribles tormentas. Esto hace que desarrollen mejor que otros pueblos el arte de la navegación y lleguen a construir unos barcos superiores a los demás pueblos europeos, lo que les permite abrir rutas comerciales por los principales ríos navegables de Europa y de Rusia occidental y colonizar tierras inexploradas hasta entonces: como partes del Noroeste de Rusia, Islandia, Groenlandia –donde fundan ciudades–, e, incluso, como “Erik el Rojo” que llega a pisar América (en la península del Labrador) 500 años antes que Cristóbal Colon.
Como ejemplo de su amor por el mar y la aventura recogemos el siguiente poema Vikingo:
Puedo cantar                                      mi propia historia,
hablar de mis viajes,                       y como a menudo he sufrido
tiempos de dura navegación       y días de mucho afán;
Amargas carencias                         a menudo en muchos puertos,
Y a menudo he aprendido            que difícil morada
es un barco en una tormenta,     cuando llegaba mi turno
en la ardua noche de vigía           a la proa del navío
viendo pasar los acantilados.     A menudo estuvieron mis pies
aprisionados por el hielo              en helados calzados,
Torturado por el frío,                      dominado por la angustia
Acongojado mi corazón,               anhelando una ayuda
Mi cansada mente de marino...  ...Y todavía una vez más
La sangre en mi corazón                otra vez más
me empuja a intentarlo                  juegan las saladas olas;
El mar parecen montañas,            me urge nuevamente
El impulso de mi corazón              visitar lejanas tierras
A emprender un nuevo viaje,      en mares muy distantes...
Conocer a otras gentes
(El marino: Exeter book)
(El poema se lee como tiene sentido, es decir, primero la línea de la columna izquierda y luego la de la derecha. Si está escrito en esta forma es para respetar el original, ya que así se escribía en el lenguaje Nórdico antiguo.)
Arbo-Valkiria - La Mitología Nórdica
Por otra parte los mitos y leyendas en los que se basa su cultura son de un carácter heroico, guerrero y aventurero, tan extraordinarios que al interpretar estos mitos de una forma “exotérica” naturalmente ello impulsa a la aventura y a la conquista: llegan a saquear las principales ciudades de Inglaterra, del norte de Alemania, París, incluso hay relatos de un asalto a Sevilla donde son rechazados por los moros, entonces presentes en España (aunque también hay que decir que muchos historiadores empiezan a pensar que en estos relatos sobre asaltos hay más de leyenda que de realidad).
Que duda cabe que sus mitos, de tan extraordinario carácter heroico y guerrero, habían de ser entendidos en forma esotérica, como el camino del guerrero en lucha contra sí mismo. Pero como siempre sucede por estos tiempos ya tan degenerados, sólo unos pocos eran capaces de leer el mensaje oculto.
Pese a todo, cada vez son más los historiadores que coinciden en que el pueblo Vikingo era un pueblo culto que conocía y le gustaba escuchar estos mitos, había en ellos valor, poesía, y un algo de misterio...

3.- LOS MITOS Y LEYENDAS NÓRDICAS


3.1.- FUENTES HISTÓRICAS

Determinar el origen de estos mitos y leyendas no es fácil. Al transmitirse oralmente, de generación en generación, cualquiera de las fechas que hoy la ciencia les asigna (se habla de los siglos VIII o IX) son meras especulaciones.
Hoy, a la luz de la Gnosis, podemos decir que su origen se hunde en la noche aterradora de los siglos, sus raíces devienen de la Isla Sagrada del Norte, la misteriosa Thulé, situada en lo que hoy es el círculo Polar Ártico y donde en un pasado remotísimo habitara la Raza Hiperbórea.
Desde entonces la Sabiduría oculta de aquellos Dioses fue pasando en forma de mitos y leyendas de raza en raza y de generación en generación, hasta llegar a esta época actual.
Alrededor del siglo X los monjes irlandeses que se habían trasladado a Islandia buscando la soledad y el recogimiento, entran en contacto con los Vikingos –que comienzan a establecer asentamientos en Islandia– y a recoger por escrito algunos de los poemas paganos que circulan entre los Vikingos.
Edda - La Mitología Nórdica
Así pues, casi todo el material que existe actualmente sobre la Mitología Nórdica proviene de Islandia.
Este material se divide en dos grupos: Los Eddas (sobre cuyo significado los estudiosos no se ponen de acuerdo, mas nosotros nos permitimos sugerir que podría derivar de la raíz “Ed” que significa “acto solemne, juramento”) y los poemas Skaldicos (del noruego antiguo "Skáld", “poeta”).
Los Eddas se componen de dos manuscritos: El primero, llamado “Codex Regius”, consta de 29 poemas completos o fragmentarios y se guardó en Copenage (Dinamarca) hasta 1971 que fue devuelto a Islandia. El segundo consta de 7 poemas, uno de los cuales no está incluido en el Codex Regius. Estos poemas contienen mitos religiosos, historias sobre los héroes antiguos y consejos sobre la vida diaria. Entre ellos tenemos el Völuspá (que significa “las profecías de la Sibyla”), el Hávamál (“Las palabras de Altísimo”), etc.

Los poemas Skaldicos como el de “El marino” recogido anteriormente, por el contrario contienen eventos históricos, relatos de la vida diaria, sucesión de reyes, batallas, etc.
Finalmente, tenemos las “sagas” (relatos) en prosa, atribuidas la mayor parte de ellas a un gobernante y poeta de Islandia en el siglo XIII, llamado Snorri Sturluson, que recogió en dichas “sagas”, entre otras cosas, aclaraciones y explicaciones sobre los poemas Eddas, lo cual sirvió de gran ayuda para comprender mejor estos mitos.

Cuando uno estudia los Eddas se da cuenta que la tradición esotérica del pueblo Nórdico fue profunda y riquísima, pero desgraciadamente mucho se ha perdido. Algunos de los poemas de contenido esotérico son incompletos y están mezclados con muchas partes intrascendentes. Así, por ejemplo, en el Hávamál (“Las palabras del Altísimo”) tan solo hay un pequeño fragmento de profundo contenido esotérico (más adelante está recogido) que sin duda era parte de un texto mucho más amplio. El resto del Hávamál son consejos sobre el diario vivir, pero sin mayor trascendencia.
Pese a todo, lo que nos ha llegado es suficiente para que nuestra alma sedienta de sabiduría pueda deleitarse con “Las palabras del Altísimo”.

3.2.- LA CREACIÓN

Así comienza el mito de la creación en el Völuspá (Las profecías de la Sybila):
Oigo y veo a sagradas gentes
Grandes y pequeñas, en el reino de Heimdal
(guardián de la morada de los Dioses)
Me pides Valford (padre de los guerreros, otro nombre de Odín), que yo te cuente
los antiguos mitos de los hombres,
que me interne en las profundidades de la memoria
El mundo comenzó en una edad de oro
Recuerdo gigantes nacidos en el comienzo del tiempo,
Que a mí me criaron en tiempos muy lejanos,
Nueve mundos yo recuerdo, nueve raíces del árbol del poder

(se refiere al Yggdrasil, el árbol cósmico)
Que sostenía a los mundos y también a los mundos bajo la Tierra.
En los comienzos del tiempo no existía nada;
No existía arena, ni mar, ni las frías olas,
No existía la tierra, ni los elevados cielos;
Sólo un gran vacío; surgido de la nada,
Hasta que los hijos de Bur (los Dioses) levantaron las tierras,
crearon la Tierra del Medio (el mundo físico), un lugar incomparable.
Desde el Sur brilló el sol sobre un mundo de rocas.
La hierba empezó a crecer y los campos reverdecieron.
Los Aesir (uno de los dos linajes de Dioses) se reunieron en Idavoll
altos templos y altares levantaron
establecieron forjas para hacer ricos tesoros
inventaron tenazas y herramientas
(para trabajar en las forjas)
*      *      *      *      *
Los versos continúan hablando de la creación. Pero vamos nosotros a resumirlo ayudándonos de los relatos contenidos en otros poemas:
En el principio solo existía un gran abismo vacío llamado “GINNUNGAGAP” y el “YGGDRASIL”, el árbol cósmico que sostiene a los mundos. En las raíces de este árbol había dos grandes reinos, uno de fuego llamado MUSPELL, y otro de oscuridad y niebla llamado NIFELHEIM. Entre los dos reinos, estaba HVERGELMIR, un gran caldero con agua burbujeante que alimentaba las aguas de los doce grandes ríos que flotaban sobre el gran abismo vacío “GINNUNGAGAP”, y que al precipitarse en él formaban gigantes bloques de hielo (éste es el “caos” original de todas las religiones primitivas).
En el amanecer de la existencia llamas de fuego del reino de MUSPELL caen sobre los bloques de hielo, formándose gigantescas nubes de vapor que surgen del gran abismo, formando los elementos, el espacio y un gran océano y la tierra, en un principio helada (vemos aquí al fuego fecundando las aguas, origen de mundos, bestias, hombres y Dioses).
Entonces surge a la creación la vaca “AUDHUMLA” (la Madre Espacio). Ella empieza a lamer y derretir el hielo y libera de él al gigante BUR, y de las gotas de hielo derretido se forma el gigante de hielo YMIR (los divinos hermafroditas, que surgen del absoluto en la aurora de la creación) a los que alimenta con cuatro ríos de leche que surgen de sus pechos.
Surgen los mundos sostenidos por el árbol sagrado, el YGGDRASIL, el árbol de la vida que sostiene a los nueve mundos (dimensiones superiores), la MIDGARD (tierra de los hombres o mundo físico), y el NILFLHEIM (las infradimensiones). Estos mundos se sostenían sobre sus ramas, y tres de sus raíces los comunicaban. He aquí el árbol de la Kábala con sus Sephirotes y los Kliphos.
De la unión de BOR (hermano de BUR) con una gigante surgen los Dioses a la existencia. Los primeros Dioses son ODÍN, VILI y VE.
A partir de aquí hay dos versiones:
Una dice que el gigante YMIR se duerme, y de las gotas de sudor de su brazo izquierdo nace la primera pareja humana ASK y EMBLA (Adán y Eva). Pero el gigante YMIR lleva en sí mismo las semillas del mal (el Ego) y sus otros descendientes serán “los gigantes de hielo” encarnación del mal, del Ego, de la caída angélica, estableciéndose a partir de este momento una lucha a muerte entre los Dioses y los gigantes de hielo, que será el centro de toda la épica nórdica hasta el terrible desenlace final en RAGNAROK.
La otra versión dice que Odín, Vili y Ve matan al gigante de hielo Ymir y crean la tierra como relata el “Vafprúonismál” (los relatos de Vafthrudnir):
De la carne de Ymir la tierra fue creada,
y de sus huesos las rocas,
la bóveda del cielo fue hecha con el cráneo del gigante de hielo,
y el mar se formó con su sangre.
*      *      *      *      *
Y a continuación crean a la primera pareja humana de un pedazo de madera; Odín con su aliento les dio la vida, Ve les dio los sentidos, y Vili les dio la inteligencia.
Hasta aquí, y en forma resumida, el relato de la creación. A partir de aquí los poemas siguen como decimos con una lucha entre los Dioses y los gigantes de hielo, encarnación del mal.
Podemos ver los paralelismos que guardan estos relatos de la creación con el génesis bíblico, con el árbol de la Kábala hebraica, o con los relatos mesopotámicos de la creación por el fuego y el agua, indicándonos todo ello que el relato Nórdico de la creación es pura alquimia sexual...

3.3.- LOS DIOSES

Los Dioses tenían su residencia en el ASGARD (los mundos superiores, los cielos) que estaba unido con el MIDGARD (mundo físico) a través de un arco-iris de fuego guardado por el Dios HEIMDALL.
Vivían felices y se alimentaban de las “manzanas de la juventud”, cultivadas y guardadas por la Diosa IDUN, y gracias a las cuales se mantenían siempre jovenes y llenos de vitalidad.
Pero dentro del Asgard habían distintas moradas, y habían también dos linajes de Dioses, entre los cuales llega a haber ciertos conflictos, aunque finalmente todos viven en armonía: Los AESIR de naturaleza guerrera que moraban en el VALHALLA, y cuyo jefe era ODÍN, y los VANIR (de naturaleza inferior, Dioses de la fertilidad, la naturaleza, etc.) que moraban en VANAHEIM.
Esta distinción entre los Dioses es única, no se encuentra en la mayoría de las demás Teogonías, y es la distinción entre los Dioses de la Vía directa y los Dioses Nirvánicos. Toda la épica Nórdica tratará sobre los Aesir y muy poco sobre los Vanir, lo cual indica claramente que la Mitología Nórdica es una enseñanza esotérica de la Vía directa...

3.3.1 ODÍN

ODÍN, el KETHER de la Kábala, también llamado Woden o Wotan es el “Padre de los Dioses”, se le conocía también como el “Señor de la guerra” (interior) y como padre de los “muertos gloriosos” (muertos psicológicos). Su residencia era el Valhalla y desde su trono se contemplaban los nueve mundos. Dos pájaros (Ravens) le acompañan y le informan de todo lo que ocurría en los nueve mundos.
Era también el más sabio de los Dioses, pero lograr la sabiduría no le fue fácil. En muchos grabados se le representa con un solo ojo. Veamos por qué conociendo su historia:
Desde su nacimiento se sintió ávido de alcanzar la Sabiduría; tras buscar donde la podría hallar, supo que en las raíces del árbol sagrado (el Yggdrasil) se encontraba un pozo cuya agua daba la Sabiduría. Dicho pozo estaba guardado por la cabeza de Mimir, una Diosa que había sido decapitada. Tras conseguir descender hasta el pozo en las raíces del gran árbol (el descenso a la novena esfera), se encontró con la cabeza de Mimir (la decapitación psicológica) que le puso como condición el que debía darle uno de sus ojos (el sacrificio) para dejarle beber del pozo de la Sabiduría.
Odín no lo duda, sacrifica uno de sus ojos para poder beber de la fuente de la Sabiduría. Conoce cosas inefables y adquiere la Sabiduría (la Maestría), pero necesita más, poder sobre la vida y la muerte (la Cristificación)...
Sé que estuve colgado de aquel árbol que el viento azota,
balanceándome durante nueve largas noches,
herido por el filo de mi propia espada,
derramando mi sangre por Odín,
yo mismo una ofrenda a mí mismo:
atado al árbol
cuyas raíces ningún hombre sabe
adónde se dirigen.
Nadie me dio de comer,
nadie me dio de beber.
Contemplé el más hondo de los abismos
hasta que vi las runas.
Con un grito de rabia las agarré,
y después caí desvanecido.
Nueve terribles canciones
del glorioso hijo de Bolthor aprendí
y un trago tomé del glorioso vino (*)
servido por Odrerir.
Obtuve bienestar
y también sabiduría.
Salté de una palabra a otra palabra
y de un acto a otro acto...
(Las palabras del Altísimo: Hávamál)
(*) Hemos traducido por vino el “mead”,una bebida alcohólica muy apreciada por los Vikingos.
En este relato Odín cuelga del , Yggdrasil, herido de muerte en un sacrificio voluntario para después resucitar lleno de poder y sabiduría. Después de esta experiencia, cuenta la leyenda, adquiere poder sobre la vida y la muerte.
Odin gnosis, vikingo, MITOS Y LEYENDAS NÓRDICAS - La Mitología Nórdica
Este relato ha sorprendido a los estudiosos por sus semejanzas con la crucifixión del Cristo Jesús. Mas, como nos dice el V.M. Samael Aun Weor, la vida de Jesús son simbólicamente los procesos de la Cristificación por los que todo Iniciado ha de pasar hasta lograr la resurrección del Cristo en su corazón.
Es, pues, natural encontrarnos un relato así en una enseñanza de la Vía directa, que deviene de la Raza Hiperbórea, donde en remotos tiempos estaban encarnados los grandes Maestros de este Maha-manvantara.
Este relato es parte de uno más amplio y seguramente de un gran valor iniciático, pero que desgraciadamente se perdió en el curso de lo siglos.
Después muchas serán las batallas que mantienen Odín, con su espada mágica, y sus guerreros contra los gigantes de hielo. Además, conocedor del destino que les espera a los Dioses, va reuniendo en el Valhalla a las almas de los héroes muertos en combate para formar un ejercito en espera de la batalla final en Ragnarok.
De aquí se deriva que los Vikingos fueran muy audaces, ya que tenían la creencia de que si morían heroicamente en combate irían al Valhalla (la residencia de los Dioses) a formar parte del ejército de Odín.
No vamos a hacer en este trabajo referencia a las RUNAS citadas en el poema anterior, ya que entonces se haría demasiado extenso. Remitimos al lector interesado al libro “Magia Rúnica” del V.M. Samael Aun Weor.

3.3.2 BALDER

Balder, MITOS Y LEYENDAS NÓRDICAS, Odin - La Mitología Nórdica
Balder es el Cristo en la Mitología Nórdica, hijo de Odín y padre de FORSETI (Dios de la justicia).
Cuenta la leyenda que desde pequeño sufría terribles pesadillas que presagiaban su muerte. Entonces su madre decide hacer algo. Recorre los nueve mundos haciendo prometer a todo ser viviente, animal, vegetal y mineral que no dañarían jamás a Balder. Todos los seres vivientes hacen tal juramento excepto la planta del muérdago. Su madre no le da importancia a este hecho y cree que ha resuelto el problema.
De esta manera Balder se vuelve inmortal. Los Dioses del Valhalla se divierten disparándole flechas que no le hacen la más mínima herida.
Pero LOKI, el Dios del Fuego, traiciona a los Dioses; engaña al Dios ciego HODR: le da una flecha en cuya punta ha puesto una planta de muérdago. El Dios ciego dispara a Balder y éste cae herido de muerte.
Vemos aquí en este pasaje como el Dios del Fuego, traicionando a los Dioses (la fornicación), asesina al Cristo Íntimo dentro de nosotros, hecho éste similar al de otras enseñanzas esotéricas: Osiris asesinado por Seth, Hiram Abiff por los tres traidores, etc.
Cuando Balder está en su lecho de muerte, Odín le dice unas palabras al oído. Nadie sabe lo que le dice, pero cuenta la leyenda que son la promesa de la resurrección después de la purificación del mundo tras la gran catástrofe en Ragnarok...

3.3.3 THOR

Thor, Odin, MITOS Y LEYENDAS NÓRDICAS - La Mitología Nórdica
Pero no todos los Vikingos eran aventureros, navegantes y guerreros. Lógicamente los había granjeros, agricultores, amantes de la tierra y la familia.
Así como los primeros sentían una predilección por ODIN, al que llamaban “Padre de la guerra”, los segundos preferían a THOR por su carácter noble y bonachón.
Thor era hijo de Odín al igual que Balder, y era muy venerado. Era el Dios del rayo y del trueno y su parecido con Zeus-Jupiter es tan grande que cuando los anglosajones adoptaron el calendario romano le asignaron el quinto día de la semana, jueves (día de Júpiter), “Torsdag” (día de Thor) en sueco.

3.3.4 FREYR y FREYJA

Los nombre de “Freyr” y su hermana gemela “Freyja” significan “Señor” y “Señora”. Son el Señor y la Señora de los mundos, el fuego que arde en todo lo existente, representan al Tercer Logos, se corresponderían con Shiva-Shakti de la mitología indostánica.
Freyr fue uno de los Dioses más venerados junto con Odín y Thor. Era el Dios de la fertilidad junto con Freyja, y tenía control sobre el sol, la lluvia, la fecundidad y la paz.
Hay una estatua de este Dios en el templo de Uppsala (Suecia) datada en el año 1200 donde se le representa con una cabeza triangular, una gran lengua (el verbo) y un gran falo en erección...
Freyja, por su parte, era la Diosa del amor y la voluptuosidad, Devi Kundalini, y recorría los cielos en busca de su amado en un carro tirado por gatos, y acompañada por los espíritus del amor a modo de Cupidos.



Gracias E.VOPUS   






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