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Que la gran luz del entendimiento ilumine nuestros cerebros y purifique nuestros corazones , a fin de que en un ambiente de intelectualidad y de perfecta fraternidad , nos entreguemos a buscar los senderos de nuestra propia superación. Eusebio Baños Gómez

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LA LUZ PRESTADA - El Espía de DIOS

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domingo, 13 de junio de 2010

CONOCIMIENTO y FELICIDAD. La Gnosis islámica. Irfan.


Runas, Agua, Cristales, Manos, Angeles y Luz es CONOCIMIENTO y FELICIDAD.

Conocimiento profundo de Dios o conocimiento místico.

La palabra ‘irfan y ma’rifat en árabe tienen el mismo significado, ambas significan conocimiento. Este conocimiento puede producirse mediante los sentidos, el intelecto, la tradición (de los profetas y los elegidos de Dios) o el corazón.
Por lo tanto, desde el punto de vista del idioma no hay diferencia entre los distintos tipos de conocimiento (a todos se alude con el término conocimiento). Pero desde un punto de vista técnico en las ciencias islámicas se separa entre ‘irfan y ma’rifat, empleándose cada cual con una acepción diferente y particular. El vocablo ma’rifat se emplea de un modo general para cualquier tipo de conocimiento, pero ‘irfan alude a un tipo específico de conocimiento que no se obtiene mediante los sentidos, la experiencia, el intelecto o la tradición. Sino por medio de una visión o testimonio interior, espiritual y en términos filosóficos se lo denomina ‘ilmu huduri, conocimiento presencial (una visión intuitiva). Una visión o testimonio del corazón o espiritual donde lo conocido es percibido o conocido directamente, sin intermediación. Al contra del conocimiento husuli o conceptual (por medio de ideas o representaciones mentales o conceptos), que se capta por medio de la experiencia, el pensamiento y la argumentación. El conocimiento gnóstico o ‘irfani no es un conocimiento mental mediante la intermediación de conceptos o representaciones mentales y argumentos (disposición ordenada de esos conceptos para extraer conclusiones).

Los conocimientos presenciales (huduri) son abundantes y a cualquier conocimiento presencial no se lo denomina ‘irfan. En resumen, la gnosis es el conocimiento de Dios Altísimo, Sus Atributos y Acciones. Conocimiento que se obtiene mediante la percepción del corazón y el espíritu. No es un conocimiento distante, mediante el raciocinio sino con la visión profunda de los “ojos del alma”.
Los conocimientos que obtenemos mediante la razón, la argumentación lógica, la teología acerca de Dios son atributos de una existencia que para nosotros está ausente.
A veces nosotros conocemos algo antes de verlo y la conocemos mediante atribuciones y definiciones, pero a veces conocemos algo viéndolo y lo conocemos de cerca o en presencia directa. Esto ocurre también con el conocimiento de Dios. La mayoría de la gente conoce a Dios mediante representaciones mentales con las que le atribuye cosas e intenta obtener definiciones. En este tipo de conocimiento no encontramos a Dios, sino que solo conocemos atributos de Dios. En los hadices se denomina a este tipo de conocimiento, “conocimiento de lo ausente” (gaieb). Pero Dios tiene siervos que poseen un conocimiento de Él más elevado. Un conocimiento donde las representaciones mentales o conceptos y el pensamiento no intermedian como un velo entre quien conoce y Dios.
Los conocimientos basados en conceptos, ideas o representaciones mentales son como conocimientos tras velos y separadores, por supuesto estos velos pueden ser espesos o finos, pero hasta el más fino de los velos no deja de ser un velo. Cuando vemos unas flores tras la ventana, no estamos viendo directamente las flores del jardín, sino que nuestros ojos captan el vidrio, luego las flores, pero a veces ese vidrio de la ventana está tan limpio que no nos percatamos de su presencia. Pero otras veces el vidrio es espeso o no está limpio y su presencia es notable.
El conocimiento de Dios es así, normalmente conocemos a Dios a través de nuestras descripciones mentales, nuestros pensamientos, nuestra mente intenta delimitarlo para reconocerlo, decimos, por ejemplo, que es Uno, es Bondadosísimo, es Misericordiosísimo, Existe, etc, estas son adjetivaciones, descripciones de Sus Atributos, este es ese conocimiento indirecto a través del vidrio o la ventana, o un velo. Todos los argumentos racionales filosóficos sobre Dios o teológicos corresponden a este tipo de conocimiento de lo oculto. Este conocimiento conceptual se vuelve místico o gnóstico (‘irfani) cuando se convierte en un conocimiento presencial, directo, objetivo y no existe ningún velo, por fino que sea y vemos a Dios directamente sin mediaciones con los ojos del corazón. Para explicar mejor este punto vamos a recurrir a otro ejemplo aunque se diferencie con la naturaleza del conocimiento que queremos explicar (conocimiento de Dios), pero el ejemplo sirve para acercar nuestra mente a lo que queremos dar a conocer.
En el mundo existen algunas frutas que jamás hemos probado e incluso desconocemos sus nombres. Por ello carecemos de todo tipo de representación mental acerca de ellas, no nos podemos representar su forma, color, gusto, tamaño, etc. Si ahora nos dicen el nombre de alguna de ellas, nos muestran su foto, vemos en la foto su forma, tamaño, color, nos informan de sus componentes químicos, su efecto en la salud o enfermedad de nuestro cuerpo y todo tipo de información, aún no podremos representarnos su gusto propio. Para conocer el gusto que le es particular, tenemos que probarla.
 
Si alguien nunca experimentó el sabor de lo dulce (supongamos por algún defecto gustativo), por más que le expliquemos con palabras las particularidades del gusto de lo dulce, no podrá captar o experimentar el gusto de lo dulce. Lo que tendremos con todas esas descripciones, fotos, imágenes, etc, son representaciones mentales, imágenes, conceptos, ideas de esa fruta o de ese sabor, pero no la fruta misma o la degustación de ese sabor particular. Si bien el conocimiento directo de Dios no se compara con estos conocimientos expresados en estos ejemplos, la diferencia entre el conocimiento mediante representaciones o conceptos y el conocimiento presencial o directo, intuitivo, gnóstico queda ejemplificada y estos ejemplos acercan a nuestra mente a lo que queremos expresar.
El conocimiento de Dios por medio de la filosofía, la teología, la argumentación racional, la razón es como el conocimiento que tenemos de algo al escucharlo y el conocimiento del corazón, la intuición, el descubrimiento de la realidad oculta (kashf), el testimonio espiritual, del corazón es como ver y la diferencia entre ambos es clara.
 
Como dijimos antes, ‘irfan significa desde el punto de vista lingüístico conocimiento y en un sentido técnico, dentro de las ciencias islámicas, el conocimiento de Dios por medio de la visión espiritual, la intuición o visión interior con el corazón.
 
También se le dice ‘irfan a los testimonios o descubrimientos espirituales. Un encuentro presencial de Dios, Sus Atributos y Acciones. Como dijimos este conocimiento no es de naturaleza mental, conceptual o de vocablos lingüísticos, sino que es una visión y encuentro directo. Pero quien conoce de esta manera, no tiene más remedio, si quiere expresar a otro sus conocimientos, que emplear conceptos y palabras (de alguna manera analizar intelectualmente lo visto para comunicarlo). A esta expresión o comunicación se la denomina ‘irfan teórico. Semejante a lo que vemos en la filosofía ishraq (iluminación) que vuelca conocimientos místicos en argumentaciones y conceptos filosóficos para su comunicación más precisa (o la filosofía o Sabiduría Trascendental de Mulla Sadrá hasta nuestros días en el Islam).
 
Debido a que estos conocimientos presenciales o intuiciones se producen de acuerdo con una serie de acciones y ejercicios espirituales, unas prácticas que se denominan seir ua suluk, viaje espiritual, también se lo llama ‘irfan práctico. Consiste en una serie de disposiciones y acciones que conducen al hombre a experimentar un conocimiento intuitivo y presencial.
 
Queda claro que con el ‘irfan teórico consistente en conceptos y análisis racionales, el corazón nunca se satisface y al alma del hombre no alcanza una tranquilidad plena. Solo puede satisfacer al intelecto y su valor está a la altura de los conocimientos filosóficos.
 
En términos filosóficos el ‘irfan teórico es la adquisición de conocimientos conceptuales y mentales por medio de las visiones intuitivas del corazón y la expresión de esas visiones en palabras y conceptos. Sin estos conocimientos la comunicación de esas experiencias por parte del místico será limitada y sujeta a errores. Solo podrá mediante ejemplos y símbolos describir algunas realidades en forma aproximada.
 
Es como quien experimenta un olor o un sabor, para comunicarlo a otros solo posee dos caminos: uno el de darlo a probar u oler a otra persona, la otra es describirlo para quien a su vez lo haya experimentado. Para ello no tiene más remedio que emplear símbolos, metáforas, ejemplos que en definitiva no van a poder hacer sentir esa realidad al interlocutor, pero dado que su interlocutor ha experimentado esas realidades puede comprenderlas. Pero en el caso de quien no haya tenido estas experiencias la comprensión será muy ambigua y deficiente. ¿Cómo explicarle el sabor de la miel a alguien que jamás la ha experimentado y cómo hacerlo mediante conceptos y palabras?
 
El ‘irfan teórico es como un tipo de filosofía puesto que emplea conceptos, argumentos, ideas con método racional como la filosofía acerca de Dios y Sus atributos.
 
Acerca del Profeta Muhammad, la bendición y la paz sea con él y con su Descendencia, y los Imames, la paz sea con ellos, no hay dudas de que ellos han conocido realidades metafísicas de un modo presencial, vivencial o intuitivo. Tampoco hay dudas de que eso que conocieron es una realidad, no algo imaginado, supuesto o insinuación demoníaca. Acerca de los demás hombres (descontando a los profetas), tales experiencias son en principio dudosos hasta que poseamos certeza de que nos dicen la verdad y que realmente han tenido esos conocimientos. Luego debemos estar seguros que realmente fueron inspiraciones y conocimientos divinos, no demoníacos o imaginación psíquica. Si tenemos dudas no tendrá valor ese conocimiento para nosotros, a lo sumo lo tendrá para quien los haya experimentado.
 
Lo que el místico o gnóstico verdadero persigue es la Realidad o Verdad, no el conocimiento teórico. El conocimiento que experimenta con su corazón. Aunque no posea este conocimiento teórico si su alma está preparada alcanzará esos conocimientos reales, incluso aunque sea analfabeta la persona cuya alma está purificada le serán dados esos conocimientos.
 
Por lo tanto en resumen en el ‘irfan o mística tenemos que distinguir tres elementos: 1) Las indicaciones prácticas que aconsejan los maestros espirituales inspirados en las enseñanzas proféticas y de Ahlul Bait, la paz sea con ellos, para alcanzar el conocimiento presencial, vivencial o intuitivo de Dios, Sus Nombres Perfectos o Atributos y sus manifestaciones. A esto se denomina ‘irfan práctico. 2) Estados y hábitos espirituales y psicológicos especiales y en definitiva mukashefat o “descubrimentos”, “revelaciones” que tienen lugar para el viajero espiritual que es la verdadera realidad del ‘irfan. 3) Conocimientos para expresar esas realidades, un lenguaje específico para transmitir esos conocimientos intuitivos para personas que no han recorrido ese camino y que se los pueda introducir en estos conocimientos, aunque para alcanzarlos en su forma plena tenga que él mismo llegar a poder experimentarlos (no meramente a concebirlos mentalmente, pues estos conceptos no son de manera alguna esos conocimientos volcados en ellos). A estos conocimientos se los denomina ‘irfan teórico.
 
La mística o ‘irfan (gnosis) en un sentido amplio abarca a todos los caminos cuya motivación es la de encontrar la verdad y la salvación. El estado espiritual y las visiones interiores que resultan de esta búsqueda se lo denomina misticismo, ‘irfan o estado místico. En este sentido se alude al misticismo hindú, budista, la mística de algunas tribus que habitan en Siberia, tribus africanas, etc (nosotros podríamos agregar varias formas de experiencias místicas entre los indígenas americanos). Esta extensión tan basta es como la que se aplica al término religión cuando en un sentido muy amplio del término se lo emplea abarcando al budismo y a la idolatría inclusive.
 
El sufismo y el i’rfan
 
El término de acuerdo a algunas referencias posibles podría surgir de la palabra árabe suf, lana y haría referencia a la vestimenta rústica de lana que vestían algunos para manifestar su ascetismo y modo de vida alejado de los placeres corporales, los cuidados, el cultivo y el culto de esos placeres. Mediante esta forma de auto mortificación algunos querían liberar a sus almas de los deseos materiales y mundanales buscando dominar a su alma. Desde este punto de vista, el sufismo así entendido se correspondería al misticismo práctico, así como el término ‘irfan a la gnosis teórica.
 
Generalmente los llamados sufís o quienes detentan el sufismo creen que en toda época vive un hombre perfecto, también denominado “polo”, quien abarca o comprende (espiritualmente) al resto de los hombres y todos deben vincularse a él. Toda bendición (de Dios) proviene a través suyo. A su vez, en las diversas épocas estos polos constituyen una cadena y cada polo, recibe una herencia del polo anterior. Por supuesto los llamados sufís o el sufismo abarca a grupos y sectas diversas y cada una posee sus propias creencias, métodos o prácticas. Más adelante en estas entregas trataremos este tema en forma más extensa.
 
En la escuela islámica shia apoyada en la sharia o ley islámica, el sufismo o el sufí no posee buena reputación y estos términos se aplican a sectas o grupos que poseen alguna forma de desvío (en base a lo sostenido anteriormente que las creencias y prácticas de la gnosis o misticismo shii están inspiradas en las enseñanzas autorizadas del Sagrado Corán, las enseñanzas o tradiciones auténticas proféticas y de los imames, la paz sea con todos ellos). Es cierto que en algunas épocas se ha tenido una apreciación más o menos positiva sobre el sufismo y los sufís e incluso aún hoy en algunas ciudades del interior (de Irán) y regiones del país, se los considere con una aura de santidad. Por ejemplo, se dice que en la opinión púbica de la ciudad de Kermansha (en el centro este de Irán) y alrededores, se los considera con un halo de santidad. Pero en la opinión general de nosotros los shias observantes de la ley o sharia, se denomina sufís o se refiere con el sufismo a grupos que en mayor o menor medida son sujetos de crítica y reprobación, con errores y desvíos en sus creencias y prácticas. Pero con el término ‘aref (gnóstico) ocurre lo contrario y en general se lo considera positivamente conservando en nuestra cultura una santidad y un sentido positivo generalizado.
 
¿Quién es un verdadero mísitico o un ‘arif (gnóstico)?
Si de un modo resumido consideramos a la gnosis como un conocimiento testimonial, vivencial, presencial o intuitivo, directo y no intermediado por conceptos o imágenes mentales, es lógico que un ‘arif verdadero será aquel que haya alcanzado este tipo de conocimiento.
De modo que podemos decir en una frase que el ‘arif es quien conoce y ha encontrado a Dios con su espíritu y corazón. Los grados del ‘arif dependerán de la intensidad o debilidad con que posea esas vivencias y testimonios de su corazón sobre Dios.
 
Por ello, ser un místico verdadero o ‘arif no implica prácticas, ritos y costumbres especiales (distintas a la del resto de los miembros de la sociedad), porque la realidad de la gnosis no es otra cosa que este conocimiento directo del corazón, y como tal es algo no visible, espiritual, interno y no lo puede percibir más que el mismo místico o gnóstico. El resto puede mediante señales e indicios inferir o presagiar que tal persona acaso alcanzó tal grado o no. Por supuesto, hay una excepción para aquellos que tienen el poder de ver el interior de las personas y conocer sus estados, pero para la gente normal, las señales o indicios que pueda apreciar no le otorgan certeza y a lo sumo producen una conjetura (o sea un conocimiento mayor a la mera duda y menor a la certeza categórica.)
 
Por eso, el criterio para juzgar acerca de una persona si es o no un ‘arif o el grado y status espiritual que ha alcanzado, no depende de un nombre especial que se le asigne a esa persona, un rito o una convención, sino que lo importante es el grado de conocimiento directo e intuitivo que posee con respecto a Dios. No es criterio el ver si su nombre está o no reconocido como gnóstico, o si su nombre está inscripto en la historia de los gnósticos o la mística. Lo que es decisivo es si vio a Dios con los ojos del corazón o no. Es bueno señalar que las personas que verdaderamente  alcanzaron la joya del conocimiento gnóstico no son gente que desee mostrarse o que persigan nombre, fama, títulos, sino que en la soledad de su espíritu se hunden en el gozo de la relación íntima con Su amado y huyen de las prisiones de los nombres, títulos o fama.
 
Entre los grandes hombres shias, tanto de los sabios como de los virtuosos, ha habido muchísimas personas que han alcanzado estados elevadísimos de intuición y visión espiritual de Dios, pero no poseían un nombre o cargo especial y la honestidad y confianza que inspiraron estos hombres ha sido muy superior a la de otros que han sido conocidos con títulos especiales. Personas como Seied Bahr al ‘Ulum1; Seied ibn Tauus; Ibn Fahd Hilli y tantos otros, han sido de los grandes sabios, juristas y narradores de hadices (tradiciones proféticas), todos ellos shias que alcanzaron estados gnósticos y espirituales muy elevados, pero en su tiempo, no fueron conocidos como gnósticos, sufís o cosas semejantes y ellos mismos no pretendieron ni hicieron ningún alarde o alusión a esos conocimientos y grados elevados que poseían. Ocurrió que algunos de los historiadores de la gnosis, debido a las bendiciones, develamientos, carismas (en árabe karamat, acciones semejantes a los milagros pero se suele reservar el término milagro para las acciones que avalan la condición de los profetas de Dios como tales y al resto de las acciones sobrenaturales se las denomina carismas), los inscribieron a algunos de ellos en la lista de los grandes mísiticos de la historia de la gnosis. De todas maneras, ellos en su tiempo no poseían eso títulos.
 
Otros grandes hombres shias como Muqaddas Ardebili, sheij Ansari, sheij Ya’far Kashifu al Gitá, que aunque no sean famosos por sus conocimientos espirituales y develamientos mísiticos podemos asegurar con certeza que debido a muchos indicios y pruebas, sus grados gnósticos eran muy superiores a los de muchos de aquellos que son mencionados como gnósticos o sufís.
Por lo tanto, el hecho de que una persona haga algo extraordinario o exprese algunos temas muy elevados en el terreno de la mísitica y la gnosis no es una prueba de que esa persona sea un gnóstico, que haya encontrado el camino interior (que conduce al encuentro con Dios), que se haya vinculado (a Dios) y que posea grados y estadios elevados de gnosis. Todo esto no es lo importante, sino como dijimos el grado de su conocimiento directo del corazón sobre Dios, asunto que es interno y el resto de las personas, salvo las excepciones señaladas, no lo ven.
 
Aquí lo que importa es el corazón no las palabras y conceptos, no el hablar sobre las cuestiones de la gnosis y exponer pensamientos gnósticos elevados. Hay una diferencia entre que la persona que expone esos conocimientos o que él mismo haya alcanzado esos conocimientos y meramente transmite palabras y conceptos escuchado de otros y de los profesores de gnosis. Ese ‘irfan teórico y el conocimiento testimonial, directo del corazón no poseen ninguna relación necesaria entre sí. No hay una implicancia entre poseer el conocimiento mísitico y conocer los conceptos del ‘irfan teórico o entre alguien que conozca los conceptos del ‘irfan teórico y el hecho de que  haya alcanzado la visión de esas mismas realidades de las que habla. Por supuesto, puede ocurrir que alguien posea los dos tipos de conocimiento. Desde el punto de vista lógico, la relación entre ambos conocimientos es general y particular en un sentido.
 
Por lo tanto, que una persona emplee términos complejos de gnosis y realice análisis precisos en temas de gnosis no es señal de que posea muchos conocimientos del corazón, ni aquel que no posea el conocimiento de los conceptos del ‘irfan teórico no posea conocimientos místicos. Del mismo modo, si alguien posea carismas o realice cosas extraordinarias o inusuales no es prueba de que posea grados elevados de espiritualidad y de gnosis verdadera o que, por otra parte, el no poseer estas cualidades de carismas o acciones extraordinarias sea un real indicio de que esta persona no haya alcanzado grados elevados y de perfección del conocimiento directo del corazón sobre Dios.
 
Seied Muhammad Mahdi, hijo de Seid Murteza Tabatabai Buruyerdi, de los nietos (descendientes) del Imam Hasan al Muytaba hijo de Ali ibn Abi Talib, la paz sea con ellos, nació en una familia de religiosos y piadosos, el año 1155 de la Heg. (calendario lunar islámico, siglo doce que corresponde al siglo dieciocho de la era cristiana) en la ciudad de Karbalá, la Elevada. La noche que él nació, el padre vio en sueños que el Imam Rida, la paz sea con él (el octavo Imam de la Descendencia Purificada del profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él), le ordenó a Muhammad ibn Ismail ibn Bazi’, que era de los servidores del Imam Al Kazim, el Imam Rida y el Imam Yauad (los Imames séptimo, octavo y noveno de la Casa Profética respectivamente, con todos ellos sea la paz), que encienda una vela y la coloque en la terraza de la casa del seid Murtiza. 
 
Cuando Muhammad ibn Ismail encendió esa vela se elevó de ella una luz hacia los cielos que no tenía fin. El padre se despierta tras ese sueño veraz y en ese momento le anuncian que nació su hijo. Seied Bahru al ‘Ulum fue al máxima expresión de la virtud y la piedad y un ejemplo acabado de la moral de los profetas. Alcanzó un agrado en la purificación del alma y la moral que comprenderlo es difícil para mucha gente. Seied Bahru al ‘Ulum dividió el tiempo para sus actividades. En los días que estuvo en la Noble ciudad de Nayaf, cuando caía la noche, preparaba sus estudios, investigaciones y clases y luego se dirigía a la mezquita de Kufa donde se pasaba adorando a Dios hasta la madrugada.
 
El seied le daba mucha importancia a los asuntos de adoración de sus alumnos y en caso de descuido o negligencia con respecto a estos actos de adoración de parte de ellos se ponía muy mal. En una ocasión abandonó el dictado de sus clases por varios días. Sus alumnos enviaron a una persona para que hable con él y averigüe la razón por la cual había abandonado sus clases. El Seied respondió que entre este grupo de alumnos no escuché nunca que en el medio de las noches se eleven sus voces para suplicar a Dios, a pesar de que yo durante la mayoría de las noches camino por las calles de Nayaf, por lo que este tipo de estudiantes no merecen que yo les dé clases. Sus alumnos al escuchar estas palabras del Seied, se conmovieron y comenzaron a adorar a Dios por las noches.
 
El apodo de Bahru al ‘Ulum se lo dio por primera vez el difunto Agaie Mirza Mahdi Isfahani Jorasani (1153-1218 h. correspondiente a los siglos XVIII y XIX). Ello ocurrió cuando el Seied quiso ir a visitar en el año 1116 de la hégira o emigración, al Imam Rida, la paz sea con él en Mashad y encontrarse con los grandes sabios de Irán en esa ciudad. Allí permaneció siete años y además de impartir clases y reunirse con los sabios, participó en las clases de Agaie Mirza Mahdi Isfahani jorasani. El Seied aprendió filosofía, teología y Doctrina Islámica junto a ese gran maestro. Su maestro que estaba impresionado por la vastedad de los conocimientos del Seied, un día en medio de una clase se dirigió a él y le dijo: hermano, tú eres un mar de conocimientos (Bahru al ‘Ulum) y desde entonces se lo conoció con este apodo.
 
El Seied Bahru al ‘Ulum se econtró muchas veces con el Imam Mahdi, la paz sea con él y que Dios apresure su venida. El Imam Mahdi, que nuestras almas se sacrifiquen por la tierra que él pisa, es el doceavo Imam o líder de la Comunidad Islámica que vendrá a llenar la tierra de justicia luego de que tras una larga ocultación, la tierra esté sumergida en injusticias y opresiones (como ya puede apreciarse hoy en día). Se conocen muchos sucesos sobre estos encuentros. Entre ellos mencionaremos el siguiente: Mirza Husein Lahiyi narra de sheij Zainul ‘Abidine Salmasi que era uno de los discípulos cercanos del Seied Bahru al ‘Ulum, que un día el Seied entró al haram (santuario) del Imam ‘Ali (el primer Imam y sucesor del profeta Muhammad, BPD) y murmuró este verso:
 
Qué bello es escuchar la voz del Corán de tu parte, oh quien atrapa los corazones/
Mirar a tu rostro y escuchar la palabra de Dios.
 
Le pregunté por qué leía esta poesía y me contestó que cuando entró al santuario del Imam ‘Ali, la paz sea con él, vi que el Imam al Mahdi, que Dios apresure su venida, estaba parado junto a la cabeza de la tumba del Imam y recitaba en voz alta unos versículos coránicos.
 
Gracias a Ayatullah Misbah Iazdi
 

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